VISITA AL MONASTERIO DE SAN MILLÁN DE SUSO (LA RIOJA)
- Dirección: 26326 San Millán de la Cogolla, La Rioja
- Año de inscripción: 1997 (XXI sesión) / Tipo: Cultural
- Horarios y Visitas: de 9,55 a 13,25 y de 15,55 a 17,55 h
- Telefóno: + 34 941 373 082
- Precio Visita Guiada: 4,00 Euros
El monasterio de Suso es propiedad estatal. La visita se realiza exclusivamente en grupos guiados, las entradas se compran y reservan en el Monasterio de Yuso (planta baja). No se puede llegar al Monasterio de Suso en vehículo particular, por lo que todos los visitantes deben esperar el microbus que se encuentra junto al aparcamiento del Monasterio de Yuso. El trayecto en bus es de apenas 2km. Aunque la visita al Monasterio de Suso dura unos 60 min, es tiempo suficiente para contemplar lo más destacado del monasterio.
Se accede al templo por la puerta de herradura. Antes de seguir adelante hay tres cosas importantes para contemplar: El aparejo del reverso de dicha puerta de entrada que conserva un núcleo de la obra visigoda, cuya puerta de herradura estaba sobrepasada en 1/3. Seguramente en la reconstrucción del siglo XI la hicieron sobrepasada en 1/2. El decorado del suelo, hecho con cantos rodados grises y ladrillos rojos que forman rosetas y esvásticas. Se conoce este suelo como alfombra del portalejo. Es un trabajo mozárabe de principios del siglo XI y lo menciona Gonzalo de Berceo en la Vida de Santa Oria, llamándole el portaleio. Describe toda la estancia donde están las tumbas o sarcófagos de los Los siete infantes de Lara, y en el medio su preceptor, Nuño. También en este atrio se encuentran las tumbas de Toda, Ximena y Elvira, reinas de Navarra, así como del Señor de Cameros Don Tello González. Desde este atrio se contempla una magnífica vista del valle de Cárdenas.
Después se entra en el santuario por una puerta que tiene un rústico y arcaico arco sin extradós y sin clave, que denota un rasgo visigodo. Como soportes laterales tiene unas columnas gemelas con unos capiteles muy interesantes. Frente a esta puerta se ven los tres santuarios que fueron excavados en la roca.
La gruta más oriental es probablemente la parte más antigua y se cree que fuera la celda del santo. Se trata del cenobio visigodo, compuesto por una serie de cuevas colocadas en dos pisos unidos por un pozo donde se dice que vivió San Millán hasta su muerte en 574.
Fue enterrado aquí mismo, hasta que en 1053 le trasladaron al monasterio de Yuso. En el monasterio de Suso que se está describiendo se conserva su cenotafio, en estilo románico, en donde se representa al Santo en estatua yacente. Es una obra atribuida al mismo autor de la catedral de Santo Domingo de la Calzada en La Rioja.
Los modillones que presenta el edificio son los más lujosos de todas las series conocidas en el tradicional estilo de repoblación, similares a los de la fachada este de la Mezquita de Córdoba. Se trata de roleos a base de las clásicas esvásticas, rosetas en estrellas de 6 puntas. Un apéndice triangular agregado en el centro de la cara frontal, calado y decorado con ruedas solares y triángulos curvilíneos. Puede decirse que se trata aquí de un verdadero "barroquismo" mozárabe que se da en el siglo X en La Rioja. La iglesia presenta dos naves.
La cueva del Osario, contiene restos humanos encontrados en las numerosas tumbas situadas en las cuevas del interior y exterior del templo. La cueva del oratorio del Santo. Millán fue un pastor que vivió entre los siglos V y VI (muere a los 101 años); un día cambiaría su rebaño de ovejas por la búsqueda del retiro espiritual que encontrará en el interior de las cuevas. Las de Suso fueron la vivienda durante los últimos años de vida. En este lugar fue enterrado Millán tras su muerte (año 574). Santificado en el 1030 y convertido años más tarde en patrón de Castilla y Navarra.
- Historia: El Monasterio de San Millán de Suso o Monasterio de Suso ("suso" significa "arriba" en castellano, aunque ya está en desuso) se halla ubicado cerca de la villa de San Millán de la Cogolla, Comunidad Autónoma de La Rioja (España), en la margen izquierda del río Cárdenas y forma parte del conjunto monumental de dos monasterios, con otro construido posteriormente y que se sitúa más abajo, llamado Monasterio de San Millán de Yuso, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad.
Iniciada su construcción a finales del siglo VI, tiene su origen en un cenobio visigodo establecido alrededor del sepulcro del eremita Aemilianus (Millán) o Emiliano, fallecido en el año 574. A lo largo de los siglos siguientes y hasta el siglo XII sufre distintas ampliaciones como consecuencia del cambio de vida eremítica a la cenobítica y posterior monástica, distinguiéndose en ellas el estilo Mozárabe y el Románico.
Su importancia no es sólo artística y religiosa, sino también lingüística y literaria. Aquí un monje escribió las glosas Emilianenses, que eran anotaciones aclaratorias en los márgenes de las páginas escritas en latín. Dichas anotaciones estaban escritas en romance. En este monasterio aparecen a su vez las primeras anotaciones escritas en euskera, por lo que se ha considerado la cuna de dichos romances hispanos y del euskera. Aquí habitó asimismo el monje y primer poeta de nombre conocido en castellano, Gonzalo de Berceo.
- Siete Infantes de Lara: También la tradición atribuye que en el "portaliello" de este monasterio están los que pasan por ser los sarcófagos de los siete infantes de Lara de la leyenda. Los siete infantes de Lara (o de Salas) es una leyenda conocida a partir de textos conservados en crónicas medievales, cuyo testimonio más antiguo figura en la versión ampliada de la Estoria de España compuesta durante el reinado de Sancho IV de Castilla, antes de 1289, que fue editada por Ramón Menéndez Pidal con el nombre de Primera Crónica General. La historia gira en torno a una disputa familiar entre la familia de Lara y la familia de Ruy Velázquez y su hermana Doña Sancha. El motivo más destacable es el de la venganza, principal motor de la acción.
La exhibición de reliquias de los siete infantes de las leyendas y obras literarias ha sido, desde antiguo, empeño de varios monasterios, pues la vinculación con prestigiosos héroes (ya fueran reales o ficticios) proporcionaba a estos establecimientos eclesiásticos un aumento de los recursos económicos y los peregrinos atraídos por los mismos.
Así, los pretendidos sarcófagos de los siete infantes de Lara se muestran en el Monasterio de San Millán de Suso, aunque los restos que pretenden ser los de los hermanos asesinados han sido disputados por otros monasterios, como el de San Pedro de Arlanza.
También la iglesia de Santa María de Salas de los Infantes afirma guardar sus cabezas, y exhibió mucho tiempo siete cráneos que eran tenidos por los de los siete hermanos; por otro lado, en la Catedral de Burgos se dice que se halla el sepulcro de Mudarra. La disputa por la posesión de reliquias de célebres héroes, conocidos legendariamente, ha sido habitual desde la Edad Media hasta nuestros días.
- Orígenes: En los primeros tiempos de la llegada de los visigodos a la Península, se retiró a este lugar apartado y recóndito el anacoreta Aemilianus (Millán), hijo de un pastor y natural de Vergegium, actual Berceo. Aquí vivió como ermitaño, cobijado en una pequeña celda, muriendo a la edad de 101 años y siendo enterrado en una tumba excavada en la roca. Se sabe mucho de su vida porque fue escrita en latín hacia el año 635 por el obispo de Zaragoza llamado Braulio, siendo Gonzalo de Berceo, que se educó en este monasterio, quien tradujo esta biografía del latín a versos en lengua vulgar o romance.
El pequeño monasterio se construyó alrededor de la celda rupestre del ermitaño. En una primera etapa (siglo V y principios del VI) se excavan cuevas aprovechando oquedades del terreno, las cuales se distribuyen en dos niveles destinadas a habitaciones, y otras dos a oratorio, donde actualmente se sitúan el cenotafio de San Millán y el osario.
- Cenobio visigodo: Entre los siglos VI y VII, el cambio de vida eremítica a cenobítica exige la construcción de un edificio para reunirse, siendo esta la primera construcción propiamente dicha, correspondiéndose con los dos compartimentos abovedados que se sitúan más a la derecha según se entra al monasterio existente, de la que se conservan actualmente los muros y varios de los arcos visigodos.
- Construcción mozárabe: En la primera mitad del siglo X y partiendo del cenobio visigodo se construye el monasterio mozárabe, consagrándose en 954 por García Sánchez I de Navarra, primer monarca instalado en Nájera, del que se conserva gran parte de la estructura. A esta etapa corresponde la galería de entrada y la nave principal de la iglesia, construida con bóvedas de estilo califal y arcos de herradura. En el año 1002, Almanzor incendió este monasterio, desapareciendo con ello la decoración pictórica y estucos mozárabes.
- Ampliación románica: En 1030, Sancho III el Mayor de Navarra con motivo de la santificación de San Millán, restaura y amplía el monasterio por el oeste añadiéndose dos arcos más de medio punto a los existentes de herradura y se cambia la situación del altar, que se orienta al este. Por último, en los siglos XI y XII se realizan otras ampliaciones con muros y arcos de medio punto ante las primitivas cuevas del eremitorio.