GRANIER FRANQUICIA: PANADERIA Y CAFETERIA EN LOGROÑO
- Dirección: Calle Víctor Pradera, 26001 Logroño, La Rioja
- Pan elaborado con diferentes cereales y formas en panadería con cafetería y bollería dulce y salada.
- Con sede en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), Granier es una cadena de franquicias que pertenece a la empresa Consupan, cuyo administrador único es Juan Pedro Conde. Fundada en 2006.
Granier era una comuna francesa situada en el departamento de Saboya, de la región de Auvernia-Ródano-Alpes. Pero hoy en día para muchos Granier, es el nombre de una empresa panificadora con 220 franquicias en España, Portugal, Gran Bretaña y Estados Unidos. Una aventura empresarial que Juan Pedro Conde ha ido visionando desde los 14 años y que tomó cuerpo en 1998, cuando compró la panadería La Estrella de Esplugues de Llobregat.
Su historia es la de un chico humilde que empezó a trabajar a los 14 años y terminó creando el imperio Granier. Juan Pedro Conde (52) encontró un puesto de trabajo en el obrador de la panadería de su pueblo, Cornellà, y quedó prendado del oficio. Cómo el comenta, es difícil que a alguien le guste trabajar de noche seis días a la semana, pero para el esta primera experiencia, se convirtió en su pasión. En el obrador de La Estrella fabricaba pan que también vendía a otros sitios, incluso a cáterings, lo que le permitió extender su negocio.
La moda del pan es algo de ahora, antes primaba la cantidad. Y a principios de 2000, Conde decidió vender masa precocida con una empresa, Mundipan, con la que abrió hasta 60 panaderías y llegó a emplear a 120 personas. De Mundipan pasó a Panísimo, otra empresa de pan congelado, que vendió en 2003. Dice que su secreto es que congelan la masa antes de fermentar, por lo que el proceso de fermentación tiene lugar en la misma tienda en la que se cocina y vende la pieza.
Con el dinero de la venta de Panísimo en el bolsillo, pasó un tiempo viajando por el mundo para conocer las tendencias en el mundo del pan. Y así fue como llegó a crear Granier, panaderías con cafetería en las que se puede degustar el producto in situ. Son todo franquicias, lo que le permite además tener un volumen de negocio más grande. Cada día, las panaderías Granier venden 65 tipos de pan diferentes, además de dulces y cafés.
Venden tres cruasanes a 1,50 euros, lo que desató la llamada guerra del cruasán. Sus precios tan bajos han provocado que la competencia les acuse de quemar el mercado. Pero según Granier, pueden ofrecer unos productos a menor precio porque su ganancia está en el volumen, no en el margen. La economía de gran escala se refiere al poder que tiene una empresa cuando alcanza un nivel óptimo de producción para ir produciendo más a menor coste, es decir, a medida que la producción en una empresa crece, sus costes por unidad producida se reducen. Cuanto más produce, menos le cuesta producir cada unidad.
Se da la circunstancia de que el creciente auge de las panaderías de bajo coste es un fenómeno que, sin embargo, se produce en paralelo al proceso de revalorización que está experimentando el sector, que asiste también a la continua apertura de tiendas por parte de panaderos que apuestan por la elaboración de panes artesanales y elaborados con masa madre natural, largas fermentaciones y harinas especiales.
Además, también gana cada vez más adeptos la elaboración de pan casero, por lo que proliferan en las grandes ciudades todo tipo de cursos que enseñan a elaborar el pan en casa. Por lo tanto, el sector de la panadería se encuentra ante un proceso de polarización, de forma que existen clientes que únicamente buscan adquirir pan barato en cadenas como Granier y también en los supermercados Dia o Mercadona.
En paralelo, hay consumidores más exigentes dispuestos a pagar por adquirir un tipo de pan más artesano en establecimientos que apuesten por la innovación, por nuevas fórmulas y nuevas harinas. En consecuencia, quienes más sufren son aquellos panaderos que están anclados en hacer lo de siempre, ya que no logran diferenciarse ni a través del precio ni con su producto.
Familiar y apegado a los suyos, Juan Pedro vive en Cornellà, donde creció, y tiene una vida tranquila fuera de los medios de comunicación. Sus padres eran emigrantes granadinos que se instalaron en la comarca del Baix Llobregat (como muchos andaluces se vieron obligados a hacer en los 60) y allí siguen todos. Sus hijos, de 29 y 26 años estuvieron un tiempo en el negocio. Además, tiene otro hijo de 7 años y un nieto. Conde quiere que su empresa pase a manos de su familia, por lo que deja que sus descendientes se breguen en otras empresas.