DESHOJADO PRECOZ O TEMPRANO (PRE-DELEAFING) EN LA VID
Para Bodegas Urbina este método supone un incremento de la calidad no conseguido hasta ahora por ningún método conocido además de una reducción de costes. El deshojado temprano, es decir llevado a cabo en torno a floración, es una técnica propuesta para controlar los rendimientos de la vid y obtener racimos más sueltos con una mayor exposición a la aireación y la radiación solar. El control de la producción es a menudo una prioridad, ya que generalmente permite mejorar la calidad de la uva. Para controlar la producción en la vid pueden emplearse algunas técnicas de cultivo como el riego deficitario, el aclareo de racimos, un proceso costoso de aplicación manual, o el deshojado, que consiste en eliminar la totalidad o una parte de las hojas de la zona fructífera.
El deshojado precoz o temprano de la vid es una técnica cuyo fin principal es regular la producción de uva. Realizándose este proceso alrededor de la floración, en oposición al deshojado clásico, más tardío. De esta forma se ayuda notoriamente a modificar el peso del racimo, el número de bayas y el rendimiento por planta. Se efectúa durante el período de floración o cuajado (transformación del ovario en fruto). Esta operación en verde es efectiva para poder reducir el rendimiento por planta de un 15 a 50%, se obtienen racimos más pequeños, sueltos y también la incidencia de mildiu, oídio y podredumbre por Botrytis se reduce significativamente, pudiendo crear una mejor calidad de la uva y del vino.
Este tipo de deshojado, consiste en la eliminación de las hojas más cercanas al tronco, bajas o basales y también parte de los racimos con flores, todo esto en la época de la floración o cuajado. Al eliminar estas hojas adultas, que realizan una fotosíntesis muy activa, estamos disminuyendo la disponibilidad de azúcares por inflorescencia en dicho período y, por lo tanto, pueden disminuir tanto el cuajado como el tamaño final de la baya. De esta forma, se favorece el corrimiento o menor fecundación de la flor, reduciendo de esa manera el cuajado o transformación de la flor en fruto. Con este sistema, se puede reducir la producción final de uva por cepa hasta la mitad.
Disminuye el riesgo de enfermedades, al aumentarse la exposición de los racimos al sol y al viento en las cepas deshojadas, favoreciendo una menor incidencia de hongos. En lo referente a la calidad y composición de la uva, al disminuir la producción, el grado de madurez tecnológica y fenólica en la uva, da lugar a vinos con mayor número de antocianos y polifenoles, con mejores características organolépticas en boca. Además aumenta la concentración de resveratrol en el vino, en ausencia de Botrytis, dando por resultado propiedades más beneficiosas para la salud humana, debido al poder antioxidante, anti cancerígeno y cardiovascular de este compuesto fenólico.