EXPOSICIÓN TERRA SIGILLATA MUSEO DE LA RIOJA
Esta exposición muestra un recorrido por la tradición alfarera y cerámica de La Rioja mediante la exhibición y la explicación de diferentes piezas de la época romana. Terra sigillata (abreviado en algunos contextos como TS) es una expresión latina que significa "tierra (o cerámica) sellada" o que ha recibido estampilla o sello, referida a un característico tipo de cerámica romana de color rojo brillante. La cronología de estas producciones abarca desde el siglo I a. C. hasta mediados del siglo III aproximadamente. Normalmente tiende a dividirse en tres tipos de producciones, por zonas de procedencia y claramente diferenciables: TS itálica, sudgálica e hispánica. Un cuarto tipo podrían ser las producciones denominadas TS africana, con una cronología posterior e imitando a estas producciones anteriores.
Terra Sigillata es una expresión latina que significa "Tierra (o cerámica) sellada". Esta expresión hace referencia a un tipo de cerámica que se marca utilizando una estampilla, que contiene un motivo decorativo o el nombre del alfarero, y que tiene un color rojo brillante que la caracteriza. En época romana fueron numerosos los alfares en La Rioja, se solían situar cerca de los márgenes de los ríos. La mayor área productora de Terra Sigillata se encontraba en el Valle del Najerilla. Este gran complejo alfarero se conocía como Tritium Magallum, cuya traducción es "Tricio la grande", se encontraba en la actual ubicación de la localidad de Tricio (La Rioja) y fue uno de los mayores productores de vajilla que abasteció las mesas de todo el Imperio.
Estuvo en funcionamiento entre el siglo I y el siglo V d.C. La industria alfarera romana se instaló en esta zona y adquirió enorme relevancia por varios motivos: el primero fue por la disponibilidad de recursos y materias de alta calidad; por la existencia de una tradición alfarera indígena en la zona con artesanos que adoptaron las nuevas técnicas alfareras romanas; la situación estratégica de Tritium en la vía del Ebro que unía Tarraco, la capital provincial, con zonas mineras del noroeste de la península; y su proximidad al río Ebro y a Vareia (Varea, Logroño), que en aquella época albergaba el puerto navegable mediante el que se comercializaban las cerámicas de forma rápida y segura.