URBINA CRIANZA 2012 MEJORES BODEGAS RIOJA
Los vinos tintos crianza, son la imagen viva del Rioja y los que más se consumen. Muy conocidos por los consumidores, que los aprecian de manera notable por su sabor único y fácilmente reconocible. El Urbina crianza tiene las características clásicas de un gran vino de Rioja de los de siempre. Se elabora únicamente con la variedad de uva Tempranillo, procedente del viñedo propio de esta bodega familiar. Tras pasar un año en barricas de roble americano y una prolongada guarda en botella, en la nariz nos va mostrando notas terciarias, así como notas de coco, vainilla y especias. En boca es un vino complejo y estructurado, persistente y agradable, con una acidez fresca, característica de los grandes Riojas. Este vino es versátil y marida muy bien con diversas comidas, platos, estaciones del año, hora del día, etc. Dirección: Calle Campillo, 33, 35, 26214 Cuzcurrita de Río Tirón, La Rioja. www.urbinavinos.com
En cuanto a los maridajes el sabor de la tortilla de patatas cambia, dependiendo de sus ingredientes. Por eso también debe hacerlo el tipo de vino con el que la acompañemos. Para los amantes de la tortilla de patatas con cebolla y, por tanto, de sabores más fuertes, recomendamos los vinos tintos envejecidos en barrica tipo crianzas. Así el ensamblaje de sabores es más equilibrado. Por otra parte, para los que no pueden ver una tortilla de patatas con cebolla. Con un sabor ligeramente más suave, limpio y minimalista, consideramos que la mejor opción son los vinos blancos o tintos jóvenes sin envejecimiento en barrica. En nuestro caso maridaremos con un Urbina Crianza, que casa maravillosamente con la sabrosura de este plato protagonista de la cocina popular española.
RECETA TORTILLA DE PATATAS JUGOSA PERFECTA
Uno de los platos rey en la cocina española. La tortilla de patatas es tan versátil, que puede comerse caliente, fría o templada. Sola o en bocata, como plato único, pincho o entrante, en la cena o a media mañana. En resumen, uno de los platos más populares del país. Los ingredientes de la receta tradicional son patata, aceite de oliva, huevo y también puede entrar la cebolla.
La patata es muy importante, en realidad puedes utilizar cualquier tipo de patata, aunque hay quien se decanta por la Red Pontiac pero dan muy buenos resultados la Monalisa de Álava y la Kennebec. En realidad todas tienen diferentes cualidades. Por ejemplo la Patata Agria es la reina de los fritos. Es oscura, alargada, de carne compacta y con pocos azúcares. Es buena para hacer las patatas fritas perfectas, ya que queda crujiente por fuera y tierna por dentro, pero no es muy recomendable para cocer.
Para cortar la patata, lo que haremos es cascarla, cuando hablamos de cascarla nos referimos a meter el cuchillo y extraer trozos o cachos, quedando los bordes irregulares, que es lo que nos dará esa textura crujiente espectacular. Aunque al igual que puedes utilizar cualquier variedad de patata, podrías utilizar cualquier corte de patata que a ti más te guste, además de cortar trozos grandes o pequeños. Pero una cosa muy importante una vez que tengamos toda la patata cortada y que es imprescindible, es echarle sal a la patata, porque si no le echamos sal ahora, nunca vamos a conseguir que la patata esté bien sazonada.
Mezclamos muy bien la patata con la sal en un cuenco y la vamos a dejar reposar mientras cortamos la cebolla en cuadraditos pequeños y la juntamos con la patata. La cebolla con la patata también va a ir cogiendo la sal que le hemos echado. Con el tiempo veras que hay agua en el fondo del cuenco, se trata del agua que la sal a ha hecho que la patata vaya soltando. Es importante escurrir la patata y la cebolla para quitar ese agua, para que no salte o chisporrotee todo el aceite.
El aceite siempre de oliva y la temperatura tiene que estar caliente pero no ardiendo. Para comprobarlo primero introducimos una patata que tiene que empezar a burbujear pero no efusivamente. Una vez calibrado el momento perfecto, echamos todas las patatas y verás como baja la temperatura cuando las hechas, no importa de esta manera conseguiremos que la cebolla no se queme y poco a poco tenesmos que ir jugando con el fuego para que se vaya cocinando sin quemarse.
Primero vamos a cocinar la patata para que esté pochada blandita y bien cocinada por dentro y cuando esté suave vamos a subir el fuego para que se haga esa capa crujiente que va a darle un toque especial a la tortilla. Ahora para darle un toque más especial, le ponemos a la patata mientras se fríe romero. Mientras las patatas se siguen pochando, vamos a cascar tres o cuatro huevos, que tienen que estar cascados no revueltos y no les tenemos que echar sal ni hacerles nada. Después de tener 15 minutos con la patata al fuego, verás cómo empieza a estar doradita y la cebolla está perfecta, también tendrá el punto perfecto de sal.
Vamos a juntar la patata con el huevo y mezclar. Ponemos la patata caliente un poco escurrida dentro del cuenco con los huevos y no importa que tenga un poco de aceite. Es ahora cuando tenemos que empezar a remover todo un poco. Verás que el huevo empieza a medio cocinarse por el calor de las patatas, conseguiremos un huevo revuelto con una textura cremosa, y ese es el verdadero secreto para una tortilla jugosa. La patata va a dar todo el sabor al huevo y el huevo va a dar todo el sabor a la patata. La patata y el huevo ya son prácticamente la misma cosa, el calor de la patata hace que el huevo se le pegue y quede perfecto.
Echar la mezcla a la sartén con el mismo aceite con el que hemos freído las patatas. La sartén siempre muy caliente y vamos a a ser generosos con el aceite, para que no se nos pegue a la sartén. Vamos moviendo o saltear la sartén para que se cocine el interior. La tortilla se cocina muy rápido, le ponemos un poquito más de aceite por encima y le damos la vuelta. Metemos un poquito los bordes hacia dentro y la tortilla eta lista. Y la mejor manera de acompañarla y presentarla con una guindilla vasca.
HISTORIA Y ORIGEN DE LA TORTILLA DE PATATAS
La tortilla de patatas, tortilla de patata, tortilla española o también llamada tortilla de papas en Hispanoamérica, Canarias y zonas de Andalucía, es una tortilla (es decir, huevo batido, cuajado con aceite en la sartén) y con patatas, aunque también se le puede añadir más ingredientes. Se trata de uno de los platos más conocidos y emblemáticos de la cocina española, siendo un producto muy popular que se puede encontrar en casi cualquier bar o restaurante de España.
La patata o papa es un tubérculo originario de América del Sur, y fue conocido por los españoles de mano de los incas. Los incas llamaban a este tubérculo "papa" en quechua (familia de idiomas originarios de los Andes peruanos que se extiende por la zona occidental de América del Sur a través de siete países). La similitud de este con la "batata" favoreció que en el siglo XVII en España acabara llamándose patata.
Ya se conocía la tortilla de huevo tanto en Europa por los conquistadores españoles como en América al menos por los aztecas, quienes la preparaban y vendían en los mercados de Tenochtitlán. Hay textos de 1519 donde la tortilla de Mesoamérica solía referirse como pan de maíz, por lo que la alusión a la tortilla de huevo se realiza sin confusión al referirse cómo tortillas de huevos. Pero el primer documento conocido en el que aparece una referencia a la tortilla de patatas es navarro "dos o tres huevos en tortilla para cinco o seis, porque nuestras mujeres la saben hacer grande y gorda con pocos huevos mezclando patatas, atapurres de pan u otra cosa".
En la actualidad existen tantas formas de hacerla como cocineros. Se puede cambiar la forma en que se cortan las patatas o papas, trozos desiguales, láminas o daditos. Según algunos, las patatas deben estar más cocidas que fritas, en aceite de oliva o de girasol, se deben dejar en el huevo batido un tiempo para que se empapen y adquieran la consistencia adecuada. Conviene escurrir bien de aceite las patatas antes de mezclarlas con el huevo.
A veces se emplea un plato especial para darle la vuelta "vuelve tortillas" con objeto de que se haga por ambas partes por igual. Puede ser elaborada cuajando el huevo por completo o dejando el huevo semicuajado, gruesa o fina, recién elaborada o reposada. Se puede comer en plato, en bocadillo denominado "bocadillo de tortilla española", en tapa o en pincho o, en Argentina y Uruguay, en "dados", que son pequeñas porciones como parte de una picada. También se le pueden añadir ingredientes a la receta base, como cebolla, o pimientos que también se suelen usar para decorar, chorizo, champiñones o salsa de soja.
Además del huevo y las patatas, a menudo lleva también cebolla, dependiendo de la zona o del gusto de los consumidores o del cocinero. En Madrid se sirven las tortillas bravas, que tienen una salsa picante similar a la empleada en las patatas bravas y suelen ser de un tamaño reducido, aunque también se suelen acompañar con mahonesa. Se pueden acompañar de diversas salsas, currys y aderezos. Si se desea que quede más esponjosa, puede añadirse al huevo un chorrito de leche, antes de mezclar con las patatas.
Las hay que incluyen de otros ingredientes, tal es la "tortilla paisana", que además de las patatas y el huevo lleva chorizo, pimiento rojo y guisantes. Otra variedad sería la "tortilla rellena", la cual puede ser una gruesa abierta por la mitad, o ser dos finas puestas una encima de otra. Entre ambas partes, a modo de sándwich, iría un relleno, que puede ser vegetal, ensaladilla, jamón, queso, tocineta o surimi. En la cocina gaditana existe una tortilla de huevo con patatas ralladas denominada "tortilla gaditana". El político y escritor José Antonio Labordeta popularizó una tortilla hecha con patatas de bolsa cuando era diputado en el Congreso.