URBINA BLANCO 2016 MEJORES VINOS DE GUARDA
Urbina Blanco 2016 es una auténtica joya enológica para los que saben apreciar la elegancia del estilo clásico y la complejidad que solo puede otorgar la edad. Fue elaborado con uvas de la variedad viura de viñedos antiguos, situados en una de las zonas más noroccidentales de La Rioja Alta, con un clima de influencias atlánticas. Este microclima aporta finura y acidez de forma natural, y que son los artífices de su espectacular longevidad. Es un vino de color ámbar. Nariz muy fina, compleja, evolucionada pero recordando a la fruta. En boca es suave, consistente, fino y desarrollado. Dirección: Calle Campillo, 33, 35, 26214 Cuzcurrita de Río Tirón, La Rioja. www.urbinavinos.com
Un vino se considera de guarda cuando tiene unas características adecuadas que permiten hacer que madure en botella. Normalmente, se realiza con determinados vinos que evolucionan y mejoran con el paso de tiempo. No todos los vinos son aptos para la guarda. Para guardar un vino la primera regla y la más importante, es que las botellas siempre tienen que mantener la posición horizontal, para no dejar que el corcho se seque. El vidrio de color verde oscuro protege el vino de los rayos del sol, sin embargo, es mejor mantener los vinos en un lugar sin luz.
Si se trata de un vino blanco, analizaremos si dentro de su cromatismo este tiende a una tonalidad amarillenta y pálida, que pueda llegar a incluir algún tono verdoso. En este caso estaríamos ante un vino joven. Por otro lado, una coloración más intensa que tienda o, incluso, llegue al dorado, correspondería a un vino viejo. Si al probar la copa nos envuelve un sabor con aromas frutales y algún matiz herbáceo, estaremos hablando de un vino joven. Por el contrario, si lo que nos produce es un gusto muy intenso y profundo, nos encontraremos ante un vino añejo, pues el efecto que produce la maduración del mismo.
BERENJENAS AL HORNO RECETA VEGETARIANA
Berenjenas con salsa de yogur y aguacate. Es una receta original y sencilla de preparar. Solo nos llevará cinco minutos y necesitaremos pocos ingredientes, pero con un resultado es espectacular. Cortar la berenjena en lochas con el mismo grosor (1 cm más o menos). En un plato echar encima sal, comino y un buen chorro de aceite de oliva. Colocar las berenjenas encima de esta mezcla y volver a repetir la operación. Tapar las berenjenas con un plato y colocarlas en el horno o el microondas. Cocinar dos minutos.
Para la salsa, en un bote de cristal añadir yogur natural, orégano seco, un buen chorro de aceite de oliva, el zumo de una lima, sal, un toque de comino y medio aguacate cortado muy fino. Cerramos el bote agitamos y listo. Retirar las berenjenas del horno o el microondas y colocar en un plato. Emplatar con la salsa, con unas hojas de menta y un toque de pimentón ahumado. Estas berenjenas al horno son la versión sana de las famosas berenjenas rebozadas, ya que se utiliza muy poco aceite y las berenjenas saben a berenjena, y todo aderezado con una exquisita salsa. Sin duda un entrante o aperitivo original y delicioso.
HISTORIA Y ORIGEN DE LAS BERENJENAS
El cultivo de la berenjena es antiquísimo, desde antes del 2000 a.c. que sitúan su origen en el sudeste asiático. En el estado de Assam (al noreste de la India), Birmania y en China. Llevada por comerciantes árabes pasó al norte de África y más tarde, en la Edad Media, entró a Europa por la España musulmana, desde donde se extendió su cultivo por los países cálidos del Mediterráneo. Fue introducida en América por los españoles. Allí donde se produce es muy consumida. Los mayores productores mundiales de berenjena son China e India. También se produce en Japón y en diversos países del Mediterráneo como España, Italia y Grecia.
Su valor energético y nutritivo es pequeño comparado con otros frutos, verduras y hortalizas. Contiene escasas vitaminas, hidratos de carbonos, proteínas y minerales, siendo el componente mayoritario en su peso el agua, en un 92% de su composición. El mineral más abundante es el potasio y en pequeñas cantidades fósforo, calcio, magnesio y hierro. Tiene vitaminas A, B1, B2, B3, C y folatos. Es de medio contenido fibroso pero repartido más en piel y semillas. Su contenido calórico es casi inexistente.
La berenjena es un producto culinario muy apreciado por diferentes culturas. Muchas naciones tienen un plato típico elaborado a partir de berenjena. En España, los catalanes tienen la samfaina, la escalivada o el espencat donde la berenjena se acompaña del pimiento, los italianos tienen la caponata, la parmigiana (uno de los platos más famoso con la musaca griega), gli scapici (conserva en aceite típica del sur de Italia), los griegos tienen la musaca, los turcos tienen el İmam bayıldı y los árabes el baba ganush.
Debe comerse siempre cocinada, nunca cruda. Asada o salteada tiene sabor agradable, pero no así hervida. Si se desea freírla, se recomienda sumergir los trozos de berenjena en agua con sal durante 24 horas. Dado que la textura de la pulpa es muy cavernosa (llena de aire y agua) si se fríe directamente actúa como una esponja absorbiendo gran cantidad de aceite, y con ello excesivas calorías. Pero después de introducida en esta solución salina, este efecto desaparece y la berenjena, saturada de agua, apenas absorbe aceite.
Ciertos flavonoides (pigmentos de la piel) de la berenjena tienen propiedades antioxidantes, por lo que se recomienda en la prevención de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y del cáncer. El fruto contiene asimismo estatinas que se emplean para el tratamiento de las dislipemias (problemas con las grasas) como la hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y otras. Ayuda a reducir el colesterol y a prevenir la arteriosclerosis. También reduce los niveles de glucemia, lo cual es beneficioso para los diabéticos. La pasta del fruto machacado se utiliza como bálsamo aplicado a la piel quemada por el sol.
Es una planta muy exigente en luminosidad, requiere de 10 a 12 horas de luz. Soporta bien las temperaturas elevadas siempre que haya una humedad adecuada y es muy sensible al frío. Su temperatura mínima biológica es de 10 a 12 °C y la máxima de 40 a 45 °C, la humedad relativa óptima oscila entre el 50% y el 65%. La semilla para la siembra se extrae de los frutos maduros y requieren al menos 21°C (70°F) de temperatura del suelo para germinar. El ciclo de la berenjena suele durar de nueve a diez meses; desde que se planta hasta que se inicia la recolección suele transcurrir 100 a 125 días, según variedades y época del cultivo.