DOMAINE DE LA ROMANÉE CONTI
La Pago de 1,8 ha situado en el corazón de Borgoña (Francia). De él se esperan siempre milagros y su prestigio sigue alimentando la leyenda. Su origen se remonta al antiguo doux (dos) que el monasterio benedictino de Saint Vivant de Vergy poseía en Vosne, cuyos límites están perfectamente definidos desde 1512.
La historia vitivinícola de este dos de «cinco jornales» arranca, en el año 1584, con Claude Cousin. Más tarde, pasó a manos de sus sobrinos Germain Danon y Jacques Venot, miembros de la burguesía parlamentaria de Borgoña, y luego fue heredado por Philippe de Croonembourg, de origen flamenco, que a mediados del siglo XVIII le impuso el nombre de La Romanée. Los Croonembourg reinaron durante cuatro generaciones en La Romanée, hasta 1760, año en que fue vendida por problemas económicos a Louis-François de Borbón, príncipe de Conti. En aquel entonces su precio ya fue fabuloso, con el agravante de que el jornal se pagaba a 2.310 libras, mientras que los mejores viñedos de la zona costaban 250 libras. El príncipe de Conti vivió retirado en este viñedo, que para él era más valioso que las intrigas de Versalles. A menudo se repite la anécdota que dice: «El príncipe está en su terreno y no necesita batallas ni peleas con Madame de Pompadour en los pasillos de la corte de Versalles para conseguir el corazón de La Romanée». No obstante, el príncipe era inteligente y Luis XV le consultaba a menudo, con tanta devoción que los vinos de La Romanée sólo se ofrecían en la mesa real.
Años más tarde, el hijo de un banquero compró La Romanée-Conti junto a otros viñedos soberbios, como el de Clos de Vougeot. Gestionó el terreno y sus hijos lo vendieron en 1869 a Jacques Marie Duvault, comerciante de vinos que poseía más de 50 ha en la zona. La parcela fue dividida y posteriormente reunida, antes de pertenecer a dos ramas de descendientes. Una de estas ramas fue la de Aubert de Villaine, que contrajo matrimonio con Pamela Fairbanks, miembro de una de las familias más antiguas de California y que supo mantener su propiedad en un discreto prestigio. La tormenta llegó de la otra rama, la de Leroy (más conocida como Lalou), que en 1954 dividió sus viñedos en dos mitades iguales entre sus hijos, pero conservó el usufructo de por vida. Lalou intentó recobrar el mando en sus propiedades en 1974, pero, finalmente, el grupo japonés Takashimaya entró en el capital de la casa Leroy y empezó a haber confusiones. A causa de diversos accidentes en la comercialización y la desconfianza de los importadores americanos, la casa sufrió graves dificultades, hasta que quebró. Aunque los acuerdos no afectaban aparentemente al célebre pago de Borgoña, estalló el escándalo cuando se descubrió un grey market de Romanée-Conti en Estados Unidos.
En 1970, el pago estaba bastante abandonado, pero fue reanimado gracias a rigurosas prácticas de calidad, como la ausencia de fungicidas, y vendimias más tempranas, logrando una producción de 53 hl, en 1971, hasta una punta de 58 hl, en 1990. Una media que se mantiene hasta ahora y con la que se elaboran unas escasas 6.000 botellas, todas firmadas y numeradas.
Si la cosecha es abundante, la cuba «diecisiete» recibe las uvas de pinot noir, mientras que otra de madera, más pequeña, recoge las cosechas de años más modestos. Un antiguo tema de controversia es que la uva pasa a través de una desgranadora de cilindros y no se le quitan los raspones, salvo cuando pueden presentar problemas en vendimias difíciles, con lo cual esta práctica puede otorgar al vino cierta astringencia. Las fermentaciones son prudentes, sin superar los 32-33 °C, se realizan en barricas abiertas y no se introducen levaduras. El remontado del vino se realiza después de una primera maceración, que dura de cinco a seis días, cuando las levaduras están todavía apagadas. La fermentación sigue durante una semana, a veces más, con remontados mecánicos (desde 1989) dos o tres veces por día. Antes, la elaboración se hacía con la intervención de los pisadores, que se introducían desnudos en la cuba, según una costumbre ancestral.
El vino se trasvasa a barricas nuevas, procedentes de los bosques de Troncáis y de Allier, que sólo se usan una vez. Se procede luego a la fermentación maloláctica natural, larga permanencia con las heces y un solo trasiego, normalmente al final de los 18 o 24 meses en madera. El vino se clarifica con claras de huevo fresco, a veces mediante filtración ligera según la cosecha, y se envasa de forma tradicional en botellas borgoñonas color «hoja muerta». Así se elabora un romanée-conti.
No se envasa ningún botellín, pero sí algunos magnum. Los tapones llevan la marca de la casa y, en general, son de corcho español o portugués. Las botellas se conservan en la cava al menos un año.
La Romanée-Conti abarca algo más de 1 ha. El único cambio en los lindes se produjo en 1760 cuando se incorporaron dos o tres jornales vecinos para redondear la venta de Croonembourg.
La viña ha sido regenerada diversas veces a causa de la pérdida de tierra, con aporte de la parte baja de la finca. Fue mantenida sin injertos hasta 1945, defendiéndola de la filoxera con sulfuro de carbono. Los desastres de la II Guerra Mundial y la helada de la primavera de 1945 provocaron el arranque de la viña Dernier Carré y su replantación, con lo cual no se obtuvo ninguna cosecha desde 1946 hasta 1951.
ROMANÉE CONTY Y LOS GRAND CRU DE VOSNE - ROMANÉE Y FLAGEY-ECHÉZEAUX
- Montrachet (los más valorados Chardonnays de Borgoña, los vinos blancos tranquilos más caros del mundo).
- Corton (Esta colina es la única que tiene blancos e tintos en la categoría más elevada de Borgoña - Grand Cru)
- Romanée Conti y los Grand Cru de Vosne - Romanée.
Este vino cargado de historia representa, sin embargo, tan sólo una pequeña parte de la propiedad que lleva su mismo nombre. Ésta cuenta con siete grandes crus en los municipios de Flagey-Echézeaux y Vosne-Romanée: La Tâche, también en monopolio (la más extensa de la propiedad, con 6,06 ha), Richebourg, Romanée-Saint-Vivant, Grand-Échezeaux, Échezeaux y dos grandes crus blancos, Montrachet y Bâtard-Montrachet. Este último, como también los de las denominaciones Villages y los premiers crus, no son comercializados directamente. Los vinos se ponen a la venta en el arco de los tres años y dentro de las cajas varían la selección de los vinos de los distintos crus según la cosecha, con una botella de La Romanée-Conti añadida.
El precio oscila desde un La Tâche del 90 a 240 euros hasta un Richebourg del 90 a 180 euros. Un Romanée-Conti del 92 se puede encontrar por unos 525 euros, mientras que un 75 supera con facilidad los 845 euros.
Ninguna viña borgoñona lleva una denominación de familia o hace referencia a un apellido. El Granvey y el Faiveley son excepciones. Antes de la Revolución, el montrachet de Laguiche y el musigny de Vogué podían jugar a ser Mouton Rothschild, pero esta filosofía no está en el espíritu borgoñón. Esta propiedad tiene una identidad propia, diferenciada. El Romanée-Conti fue, pues, una excepción a la regia, obra de un príncipe que marcó la propiedad Conti durante mucho tiempo. Esta viña nació de las grandes familias que reunieron dos apellidos por azar. El apellido Conti ya no existe, pero el misterio se comprende en el terruño gracias a los hombres que culminaron el milagro del vino que deslumbró en Versalles, eclipsó a las princesas y favoritas y ofrece su personalidad de cuento de hadas para maravillar a la humanidad.
Nadie sabe por qué La Romanée-Conti (a pesar de sus perfumes de rosa marchita) sigue siendo el refugio de todas las especulaciones. La Bolsa del Vino muestra las oscilaciones de este vino polémico y legendario, que se ha convertido en pieza de especulación (apreciado, a veces, más allá de sus méritos enológicos).
ROMANÉE CONTI ENTRE LOS DIEZ VINOS MÁS CAROS DEL MUNDO
En la lista de los 10 vinos más caros del mundo de acuerdo a una investigación realizada por la revista Forbes entre casas de subastas y personalidades del medio.
El precio lo da la calidad, la procedencia pero también el excéntrico millonario que desee adquirir la botella. La mayoría de los más costosos son franceses, otros cuantos italianos y uno que otro español (países conocidos por su tradición vinícola) pero la lista en realidad es más internacional de lo esperado y entre las botella más costosas figuran vinos rusos, americanos y australianos.
En séptimo, octavo y noveno puesto se encuentra La Romanee Conti:
7. Montrachet Domaine de la Romanée Conti 1978. Precio: 16.888 €.
Sotheby's, New York, 2001. 16.500€ por botella. Si buscamos esta botella en winesearcher.com descubrimos que la podemos comprar por US$6,000 en Wine & Spirits de Park Avenue. Permanece como un misterio porqué alcanzó un precio tan elevado en subasta. Además, se reportan grandes variaciones de calidad entre las diferentes botellas de este vino cosecha 2001 en particular, van desde promedio hasta sublime.
8. DRC Romanée Conti 1934. Precio: 14.221 €.
Hart Davis Hart, Chicago, Junio 2006. US$20,145 por botella. Este es un vino 1er Cru elaborado con uvas de la más alta calidad y sólo en los años: 1934, 1999 y 2002, lo que lo convierte en un vino raro. Aunado a esto, la nota de cata elaborada por Allen medows (aka Burghound) en la que lo califica con 99 y le da unas credenciales impecables, ayudó a incrementar su precio.
9. Romanée Conti 2003. Precio: 3.283 €.
$4650 por botella. Existe actualmente gran competencia por hacerse con una de estas botellas, no puedes llegar a cualquier tienda de vinos con tu tarjeta de crédito y comprar una botella de Romanée Conti 2003, y donde la encuentres, normalmente están reservadas para los clientes más leales.