ORGANIZACIÓN Y MANTENIMIENTO DEL LABORATORIO ENOLÓGICO
- Descripción de las instalaciones generales de un laboratorio enológico.
- Importancia del calibrado de los equipos.
- Medidas de prevención de riesgos del personal del laboratorio.
- Gestión de los residuos generados en el laboratorio
EL LABORATORIO ENOLÓGICO
A la hora de plantearnos la planificación de una bodega, sea cuál sea su dimensión o finalidad, podemos preguntarnos: ¿Qué es y para que se utiliza un laboratorio enológico? ¿Es necesario disponer de un laboratorio en una bodega? ¿Qué equipamiento debe de tener el laboratorio de una bodega? ¿Es mejor enviar las muestras a un laboratorio externo especializado o es preferible realizar los análisis en la propia bodega? ¿Cómo debe ser un laboratorio?
Un laboratorio enológico es aquel que está equipado con el material y equipamiento necesario para dar respuesta a las necesidades analíticas que pueda requerir una bodega u otra instalación enológica.
Por supuesto, que el laboratorio no es un elemento imprescindible para poder elaborar vino, pero en la actualidad se considera un elemento auxiliar que ayuda y facilita la toma de decisiones en muchas de las fases del proceso de elaboración.
A esto hay que añadir que la elaboración y distribución de vinos está considerada como una industria alimentaria, por lo que obligatoriamente, los productos elaborados deben de garantizar todos los requisitos de seguridad alimentaria. Esta circunstancia hace necesario que al menos, el vino debe de ser analizado antes de salir al mercado y ser consumido.
Así pues, cuando surge un problema enológico en la bodega, es preciso obtener información de naturaleza físico-química o microbiológica sobre el mismo, lo que lleva a recurrir a los análisis de laboratorio.
La opción de enviar las muestras a un laboratorio externo especializado, ofrece la posibilidad de elegir un laboratorio que tenga acreditados bajo una norma ISO (ISO 17025 o alternativa) los métodos de análisis, lo que se traduce en fiabilidad para los resultados analíticos. Otra ventaja es que al ser especializados, suelen disponer de personal con formación específica y un mayor número de parámetros analíticos, muchos de los cuales difícilmente se puede encontrar en una bodega convencional. El principal inconveniente reside en el tiempo de respuesta (muestreo, envío, realización del análisis y comunicación de los resultados), ya que en ocasiones, la demora puede hacer inservible la información que aporta.
Si los análisis se realizan en la bodega, el tiempo de respuesta se minimiza, pero para ello se debe disponer de un laboratorio enológico. Esta opción implica inversión de dinero y de tiempo.
Probablemente lo más adecuado sea una solución intermedia que reúna las ventajas de ambas opciones, utilizando el laboratorio de la bodega para aquellas determinaciones más inmediatas y sencillas, mientras que los parámetros de mayor exigencia en equipamiento y cuya respuesta se pueda demorar, sean enviados a un laboratorio externo.
INSTALACIONES GENERALES
La disposición del laboratorio debe diseñarse con criterios de eficiencia, procurando que para llevar a cabo las distintas fases de los procesos analíticos, el personal ha de recorrer distancias lo más cortas posible, aunque es recomendable separar unos procedimientos de otros por motivos analíticos o de seguridad.
Si el laboratorio debe de dar respuesta a las necesidades inmediatas del proceso de elaboración, al menos sería interesante que permitiese las siguientes determinaciones:
- Densidad, azúcares totales y grado alcohólico por densimetría: Métodos físico-químicos de análisis.
- Acidez total y volátil, azúcares reductores, nitrógeno asimilable y dióxido de azufre por volumetría: Métodos físico-químicos.
- pH, glucosa y fructosa, ácidos tartárico, málico y láctico, compuestos fenólicos totales, antocianos y taninos o color: Métodos instrumentales.
- Control de microorganismos como levaduras, bacterias y mohos: Técnicas microbiológicas.
Este listado de determinaciones, también puede admitir modificaciones según quien sea la persona responsable del proceso de elaboración. Además, si el laboratorio dispone del equipamiento necesario para realizar estas determinaciones, también tendrá la posibilidad de obtener otros resultados no tan comunes, ya que los equipos de análisis instrumental son muy versátiles.
Así pues un laboratorio enológico básico deberá de disponer de los siguientes departamentos o áreas:
- Departamento de análisis físico-químicos.
- Departamento de análisis instrumental.
- Departamento de análisis microbiológico.
Muchos laboratorios de bodegas, tan sólo disponen de un pequeño local en el que realizan todas las determinaciones, pero quizas no es lo más recomendable y esta circunstancia siempre depende de la inversión económica y de la importancia que se le quiera dar al laboratorio en una bodega.
Además de estos departamentos, áreas o secciones, el laboratorio deberá de disponer de una serie de instalaciones generales como son:
- Instalación eléctrica.
- Instalación de agua.
- Instalación de gases (no es imprescindible, a no ser que se utilicen equipos que lo necesiten).
Los locales destinados a laboratorio deben de cumplir una serie de prescripciones técnicas y l a disposición del laboratorio debe diseñarse con criterios de eficiencia. Por ejemplo, la distancia que deba recorrer el personal para llevar a cabo las distintas fases de los procesos analíticos ha de ser lo más corta posible, aun teniendo presente que tal vez haya que separar unos procedimientos de otros por motivos analíticos o de seguridad.
INSTALACIONES ELÉCTRICAS
El suministro de corriente eléctrica en un laboratorio, es necesario para garantizar una iluminación suficiente y de calidad y aportar la energía necesaria para el funcionamiento de los equipos de análisis y auxiliares. Hay que tener en cuenta que no siempre están en lugares muy visibles.
La instalación eléctrica de un laboratorio parte de un cuadro de distribución, que sirve para repartir y controlar la energía eléctrica que llega a todos los puestos instalados. En su interior están los elementos de control y protección de los circuitos, así como los de protección de las personas que utilizan los aparatos e instalaciones.
La alimentación de electricidad al cuadro de distribución está controlada por, que normalmente será el mismo para toda la bodega. La compañía es la responsable de la instalación hasta ese punto. A continuación la compañía instala un interruptor de control de potencia (ICP), calibrado según la potencia contratada y precintado para evitar su manipulación.
El contador eléctrico y el interruptor de control de potencia (ICP) no pueden ser manipulados por personas ajenas a la compañía eléctrica.
La instalación eléctrica interna empieza en los bornes de salida del ICP, de donde parten dos o cuatro cables, dependiendo del tipo de circuito:
- Circuito monofásico: Dos cables eléctricos, uno de color negro, gris o marrón, denominado FASE y otro de color azul denominado NEUTRO.
- Circuito trifásico: Cuatro cables, tres de ellos conductores eléctricos o FASES de colores negro, gris o marrón y el otro NEUTRO de color azul.
Los cables que hacen de fase son los que llevan la energía eléctrica, mientras que el neutro es el encargado de recoger esta energía. Un circuito debe de llevar al menos un conductor de fase, para el reparto de energía y un conductor neutro para su retorno. Lo más habitual es que el suministro de un laboratorio sea trifásico.
Estos cables son los que alimentan el cuadro de distribución, de donde salen todas las líneas eléctricas del laboratorio.
Dentro del cuadro de distribución se alojarán los siguientes elementos:
- Un diferencial: Elemento de protección de las personas. Son dispositivos de alta sensibilidad que se disparan en caso de contacto con la corriente eléctrica. La sensibilidad de disparo para laboratorios es de 30 mA.
- Magnetotérmicos: Elementos de protección de los circuitos, que cortan la energía eléctrica en el caso de que por ese circuito pase más energía de la estipulada, debido a un cortocircuito o a un aumento de tensión. Deberá de llevar tantos magnetotérmicos como circuitos salgan de la caja de distribución.
Estos elementos se disponen sobre una regleta y se conectan con cables cuya sección será acorde a la potencia de los equipos que alimenta. Todos ellos deben de ir conectados a una toma de tierra general, mediante un cable de color combinado amarillo y verde.
Los circuitos más habituales en un laboratorio son:
- Circuito de alumbrado.
- Circuito para enchufes o de fuerza.
- Circuito para equipos de alto consumo.
- Circuito para equipos de características especiales.
INSTALACIONES PARA EL ABASTECIMIENTO DE AGUA
Conocemos como instalaciones hidráulicas, a todas aquellas que proveen al laboratorio de agua potable, indispensable para la realización de las diferentes técnicas analíticas, así como para la limpieza del material, equipos y áreas de trabajo.
Este tipo de instalaciones se localiza en las mesas de trabajo, en los lavabos y en los dispositivos de emergencia, que como mínimo serán los lavaojos y la ducha. No obstante, el suministro de agua para la ducha de emergencia se caracteriza por su flujo de alta presión.
Pero además del agua de abastecimiento con condiciones de potabilidad, en el laboratorio también es necesario disponer de agua que cumpla con las características de pureza que exige cada técnica analítica.
Para lograr este objetivo, el laboratorio puede utilizar alguno de los siguientes dispositivos.
- Agua destilada y bidestilada: La purificación se obtiene por destilación del agua, llevándola a ebullición mediante resistencias eléctricas. El vapor generado se condensa mediante refrigerantes, recogiendo el agua en diversos contenedores. El principal inconveniente de este sistema es el elevado consumo de corriente eléctrica y de agua perdida, además de las limpiezas periódicas para eliminar los restos de las impurezas que se acumulan en diferentes partes del equipo. El agua bidestilada se consigue al someter el agua ya destilada a una segunda destilación, existiendo equipos que lo realizan automáticamente.
- Agua desionizada o desmineralizada: El agua es purificada al retener los cationes y aniones que pueda llevar en disolución, haciéndola pasar a través de una resina de intercambio iónico. Se obtiene un agua con elevado nivel de pureza, semejante o superior a la destilada, pero no elimina la materia orgánica ni los microorganismos.
- Ósmosis inversa: El agua es purificada al atravesar una membrana semipermeable a presión elevada.
- Ultrafiltración: Consiste en hacer pasar el agua por membranas con tamaños de poro de 1 a 10 nanómetros, eliminando coloides, enzimas o microorganismos, pero no elimina las sustancias inorgánicas.
La mayoría de los sistemas de purificación del agua para uso de laboratorio, combinan varias de las técnicas descritas.
Diferentes normas aceptadas a nivel internacional, clasifican el agua purificada para uso del laboratorio en tres categorías:
- Agua tipo I: Es el agua de mayor pureza, destinada a técnicas de alta precisión y determinaciones en concentraciones muy pequeñas (nivel de ppb o ppt) o para cultivos celulares.
- Agua tipo II: Es el agua que se usa en las aplicaciones generales del laboratorio, para preparación de disoluciones y medios de cultivo.
- Agua tipo III: Es la calidad más baja y se utiliza para enjuague del material de vidrio o para llenar autoclaves.
DEPARTAMENTO O ÁREA DE ANÁLISIS FÍSICO-QUÍMICO
Las determinaciones físico-químicas tienen una característica común y es que se llevan a cabo por vía húmeda, o lo que es lo mismo manejando líquidos, necesitando diferentes disoluciones que hay que preparar utilizando ácidos y bases, sustanciasoxidantes y reductoras, indicadores y otros productos.
Las determinaciones más comunes que se llevan a cabo en el laboratorio son las siguientes:
- Masa volúmica y densidad relativa: Como datos auxiliares para el seguimiento de la fermentación de una forma sencilla.
- Grado alcohólico: Como parámetro de gran importancia y que además debe de figurar en la etiqueta del vino. Se suele determinar tanto en producto acabado como durante el proceso, con la finalidad de estudiar los coupages de los vinos de la bodega.
- Acidez fija y volátil: Estos parámetros se determinan varias veces durante el proceso de elaboración, ya que son indicadores de la evolución del vino, tanto a nivel de fermentación maloláctica como de aparición de posibles alteraciones. En otros casos, su valor es necesario para tomar decisiones sobre la aplicación de correcciones en mosto o vino.
- Dióxido de azufre libre y combinado: Cuya cuantificación es doblemente importante, ya que por un lado es un compuesto con diversas aplicaciones en el proceso de elaboración, a día de hoy de difícil sustitución, pero por otra parte su presencia puede provocar alergias o intolerancias en el consumidor. Estas circunstancias obligan a un control periódico de su contenido.
- Cenizas y alcalinidad de las mismas: Permite conocer de manera indirecta la cantidad de ácidos que se encuentran en forma salificada en el vino o detectar fraudes por adición de agua o de ácidos.
- Nitrógeno asimilable: Como factor importante para la nutrición de las levaduras.
- Azúcares reductores: Cuyo valor informa de la cantidad de azúcares que no han sido fermentados, lo que ayuda a prevenir futuros problemas en el vino por refermentación y otros.
Para tener la capacidad de realizar estas determinaciones, es conveniente que el laboratorio disponga de una serie de instalaciones y equipamientos.
INSTALACIONES, MATERIAL Y EQUIPOS
Existe mucha diferencia entre los laboratorios de una gran bodega, con elevada producción y por tanto necesidad de muchos análisis y los de las bodegas pequeñas, en las que el laboratorio suele ser también pequeño o simplemente inexistente.
Como en el sector existe un gran abanico de situaciones, con bodegas grandes y pequeñas, con y sin laboratorio, grandes y bien equipados o simples o pequeños y con equipamiento muy básico y otras diferencias, en este apartado se hace referencia a un equipamiento sencillo, para el laboratorio de una bodega de tamaño medio y que constará de:
- Campana de gases: Su función es limitar la exposición de los operarios y operarias del laboratorio a sustancias peligrosas o nocivas, o las que produzcan humos o vapores. También es necesaria en el manejo de productos que emiten polvo. Deberá de disponer de un buen sistema de extracción de gases y de tomas de corriente eléctrica y agua. Existen numerosos modelos, algunos muy sofisticados, pero para un laboratorio enológico es suficiente con una campana simple.
- Estufa de desecación: Utilizada para el secado del material de vidrio antes de su almacenamiento y también para tratamientos térmicos de reactivos (eliminación de humedad, etc.). Se debe de situar sobre una mesa poyata estable y preferiblemente pegada a la pared.
- Mesas de trabajo: Mesas de dimensiones estandarizadas, aptas para la realización de las técnicas físico-químicas de análisis. Deberá de disponer de abastecimiento de agua y corriente eléctrica, así como de piletas para el lavado del material. La superficie deberá de estar recubierta con un material resistente a los reactivos utilizados y de coloración uniforme. Sus dimensiones deben de ser suficiente para poder trabajar con comodidad y limpieza. Los diseños de las mesas deben de facilitar una posición de trabajo cómoda y segura, para lo cual sus dimensiones deben de ser compatibles con las recomendaciones de prevención de riesgos en el laboratorio.
- Almacén o armario de reactivos: La necesidad de disponer de un recinto para almacenar los productos químicos es un aspecto a tener en cuenta para el diseño funcional del laboratorio y debe de cumplir con una serie de recomendaciones y requisitos específicos. Pero en el laboratorio de una bodega, son pocos los reactivos utilizados, por lo que es suficiente disponer de un armario específico, en el que se almacenen ordenadamente los reactivos en uso. Aún así, deberán de seguirse las recomendaciones de almacenamiento que figuran en las normas de prevención de riesgos en el laboratorio.
- Armario para material de vidrio y equipos: Tanto el material de vidrio como los equipos de análisis, deben de guardarse ordenadamente en el interior de un armario para evitar su deterioro, además de facilitar la limpieza de las mesas de trabajo. La posibilidad de disponer de puertas acristaladas, facilita la localización del material.
- Sala de balanzas: En un laboratorio enológico se necesita una balanza analítica monoplato y una balanza granataria. Como las balanzas son muy sensibles a las vibraciones, sobre todo la analítica, es conveniente que se ubiquen en una sala específica, minimizando las corrientes de aire y a ser posible en una mesa antivibratoria.
Este espacio servirá para realizar las pesadas de todos los departamentos o áreas. Es importante distinguir entre balanzas analíticas y granatarias:
. Balanza Analítica: Utilizada en análisis químico suele permitir pesar masas inferiores a los 200 gramos, con una sensibilidad de 0.1 mg (en algunos casos 0.01 mg), es decir es capaz de pesar sustancias con valores hasta la cuarta o quinta cifra decimal. Además son instrumentos de elevada precisión.
. Balanzas Granatarias: Permiten pesadas más groseras, con sensibilidad hasta 0,1 o 0,01 gramos.
Es importante que se dote a esta sala de un desecador, para dejar enfriar los reactivos que son sometidos a tratamiento térmico, antes de su pesada.
DEPARTAMENTO O ÁREA DE ANÁLISIS INSTRUMENTAL
En función del tipo de bodega o de los parámetros que estime necesarios el enólogo, o bien la persona responsable de la elaboración del vino. Puede ser necesario que exista un departamento o un área específica dentro del laboratorio, dedicado al análisis instrumental.
De todas formas, no es necesario pensar en un laboratorio muy sofisticado, para justificar una zona dedicada al análisis instrumental. Las razones que lo justifican, se pueden atribuir a la sensibilidad de estos equipos a las condiciones ambientales. De hecho si el local o espacio no presenta unas condiciones adecuadas, no sólo se acelerará el deterioro de los equipos, sino que difícilmente se podrán conseguir resultados fiables.
Como técnicas instrumentales en el laboratorio enológico, podemos considerar las siguientes:
- Determinaciones potenciométricas: La observación del punto final en las determinaciones de acidez, sulfuroso (dióxido de azufre) o nitrógeno fácilmente asimilable, se perciben con mayor claridad, si se utiliza un medidor de pH o potencial eléctrico.
- Determinaciones conductimétricas: La medida de la conductividad es utilizada para predecir la estabilidad tartárica, una de las causas más frecuentes de precipitaciones en los vinos. Se suelen realizar medidas de conductividad durante el proceso de estabilización tartárica, para ver su evolución y después, para comprobar si el vino es estable.
- Determinaciones que utilizan técnicas ópticas no espectroscópicas: Si bien es cierto que existen numerosos refractómetros de mano que permiten su utilización en el campo, para mayor precisión se pueden utilizar equipos de laboratorio, cuyos cuidados son más minuciosos.
- Determinaciones que utilizan técnicas ópticas espectroscópicas: Los equipos basados en técnicas espectroscópicas como colorímetros o espectrofotómetros, son equipos muy sensibles a las condiciones de humedad y temperatura del laboratorio y del control de estas condiciones depende la durabilidad del equipo y la fiabilidad de los resultados. Son muchos los parámetros que se pueden determinar con estos equipos, dependiendo de la región del espectro electromagnético en el que puedan trabajar.
- Determinaciones cromatográficas: Sólo se utilizan en grandes laboratorios, pues a pesar de poder obtener resultados analíticos muy útiles, se trata de equipos sofisticados y muy caros.
A las condiciones ambientales de humedad controlada y temperatura estable, se debe de añadir la ausencia de polvo, pues también deteriora los equipos e impide resultados muy precisos.
INSTALACIONES, MATERIAL Y EQUIPOS
Los pH-metros, potenciómetros y conductímetros soportan mejor los ambientes con más humedad. De hecho, es normal encontrar este tipo de equipos en el laboratorio o área de determinaciones físico-químicas.
Pero si existen espectrofotómetros o cromatógrafos, las condiciones ambientales deben de ser mucho más estrictas. Es necesario controlar la temperatura, evitando oscilaciones y procurando mantenerla lo más estable posible, pues las oscilaciones originan lecturas inestables y poco fiables.
Una humedad alta provoca el deterioro de los elementos más sensibles, como los elementos del sistema óptico. Además afecta a la sensibilidad de los detectores.
El polvo altera las señales de los equipos, además de provocar serios daños en los elementos móviles.
Por lo tanto, el local destinado al uso y conservación de estos equipos ha de estar en una zona sin corrientes de aire y a ser posible con atmósfera controlada mediante equipos de aire acondicionado, o al menos un deshumidificador.
Las mesas o soportes de los equipos, deben de estar construidas de forma robusta, estable y libre de vibraciones y a ser posible, separadas de las zonas de preparación de las muestras.
Como equipamiento básico de este departamento, cabe destacar el siguiente:
- Material volumétrico: El material volumétrico que se usa para la preparación de disoluciones, tanto para muestras como para patrones, ha de poseer unas características de exactitud mucho mayores que el utilizado para las determinaciones físico-químicas. Ello es debido a que se trabaja con disoluciones muy diluidas, por lo que, pequeñas desviaciones provocan errores importantes en los resultados. Se suelen utilizar pipetas y matraces aforados de clase A. En caso de usar micropipetas automáticas, se deberán de calibrar con frecuencia.
- pH-metros, potenciómetros: Existen muchos modelos y marcas, con mayor o menor número de aplicaciones. Para el laboratorio enológico se necesita disponer de electrodos combinados de pH y redox, además de disponer de sonda de temperatura. Existen electrodos que se adaptan mejor a las medidas en vinos.
- Conductimetro: Es un equipo con utilidad limitada, por lo que de existir suele ser sencillo.
- Epectrofotómetro: Lo ideal es que el laboratorio disponga de un espectrofotómetro de absorción, que permita trabajar en la región ultravioleta y visible, ya que así el abanico de posibilidades analíticas de interés enológico es muy amplio. El problema es que son caros, a lo que se le debe de sumar la mayor sensibilidad de los componentes ópticos necesarios para la región ultravioleta del espectro. Por ello existen muchos modelos de espectrofotómetros que sólo trabajan en la región visible, utilizando procedimientos analíticos apoyados en reacciones enzimáticas.
- Turbidímetro o nefelómetro: Equipo más sencillo y robusto que los espectrofotómetros, cuya utilidad se reduce a la medida de la turbidez en los mostos y vinos, para valorar los riesgos de enturbiamiento de los vinos, verificar los procesos de clarificación y filtrado y la estabilidad proteica del vino embotellado.
- Equipos de análisis automáticos: Existe una gran diversidad de equipos para determinar parámetros en los vinos y derivados, basados en diferentes principios. Algunos ejemplos son los valoradores automáticos para sulfuroso (dióxido de azufre), acidez, grado alcohólico y otros parámetros.
DEPARTAMENTO O ÁREA DE ANÁLISIS MICROBIOLÓGICO
La microbiología enológica, a menudo es considerada como un tema de investigación, al que no se suele prestar demasiada atención en las bodegas, pero que resulta de gran importancia tanto en el proceso de elaboración, como en la prevención y estudio de las alteraciones que pueden afectar al vino.
Además, existen industrias derivadas del vino como son las industrias vinagreras, cuyo proceso es totalmente dependiente de la actividad microbiana.
Por lo tanto, si la función de un laboratorio enológico es la de servir de herramienta auxiliar de los procesos de elaboración, es importante que exista un departamento, área o sección dedicada al control microbiológico. Entre otras posibilidades, permitiría cumplir funciones como:
- Preparación y control de pies de cuba o iniciadores para el arranque de fermentación: El uso de levaduras secas activas (LSA) está muy extendido, aunque existen corrientes más partidarias de utilizar levaduras propias, tras un proceso de selección o incluso quienes deciden utilizar levaduras espontáneas. Sea cual sea la elección, el momento del arranque de la fermentación siempre es un momento de incertidumbre que conviene tener bajo control.
- Controlar la evolución de la fermentación: Desde el punto de vista microbiológico, comprobando la evolución de la población de levaduras y evitar así sorpresas en las etapas finales, donde la posibilidad de paradas fermentativas puede ser una amenaza. Si se observa con antelación una evolución poco acorde a lo previsto, siempre se puede actuar, bien aportando nutrientes o modificando las condiciones.
- Controlar el arranque y evolución de la fermentación maloláctica: Esta fermentación ocurre tras la fermentación alcohólica, es muy compleja y son muchos los factores que pueden alterar su evolución, por lo que el hecho de disponer de datos que permitan su control, es una ayuda importante para la persona responsable de la elaboración.
- En determinadas etapas del proceso de elaboración, las condiciones son muy propicias para la proliferación de bacterias y otras levaduras causantes de alteraciones o defectos en los vinos, por lo que la ayuda del laboratorio microbiológico se hace muy importante. Incluso una vez que se ha producido la alteración, el conocimiento del agente causante ayudará a corregirla o al menos a prevenir males mayores.
- El control de la población microbiana en las fases previas al embotellado y durante el mismo: Permiten asegurar la estabilidad del producto acabado. La filtración amicróbica no elimina la totalidad de los microorganismos y menos aún si los filtros no están en perfectas condiciones. Por otra parte aún tras una buena filtración, el vino puede contaminarse durante el embotellado si el equipo no está bien lavado. Las pruebas microbiológicas realizadas sobre estos equipos ayudan a evitar estos problemas.
Así pues, es fácil comprender que la posibilidad de contar con un laboratorio en el que se puedan realizar técnicas de control microbiológico, resulta de gran ayuda en la bodega.
INSTALACIONES, MATERIAL Y EQUIPOS
- Las condiciones del local: Los microorganismos pueblan todos los rincones, superficies e incluso el aire, de una habitación. Este hecho implica que las técnicas de manejo y control de microorganismos de interés enológico, deben de realizarse evitando la contaminación por otros microorganismos sin interés. Una simple corriente de aire es suficiente para provocar contaminaciones de cultivos. Por ello, los locales destinados a microbiología deben de diseñarse para permitir ambientes muy controlados, con superficies muy fáciles de limpiar y desinfectar y con puertas y ventanas bien estancas. Las mesas de trabajo deben de equiparse con agua y piletas para lavado y corriente eléctrica.
Como equipamiento básico se pueden enumerar las siguientes:
- Campana de flujo laminar: Son recintos que emplean un ventilador para forzar el paso del aire a través de un filtro HEPA, barriendo la superficie de trabajo. El flujo de aire puede ser vertical u horizontal. En su interior se pueden manipular las muestras y cultivos sin peligro de contaminación. Suelen llevar una lámpara de luz ultravioleta, cuya radiación impide el crecimiento microbiano, pero que se desconectará cuando se utilice la campana. Existen numerosos modelos con notables diferencias en cuanto a diseño como a dimensiones. Se deben de ubicar en el laboratorio, alejadas de las zonas de tránsito y posibilitando el trabajo en posición sentada.
Antes de utilizar la campana de flujo laminar, es necesario desconectar la lámpara ultravioleta, pues la radiación emitida es peligrosa para la salud humana y puede disminuir la población microbiana en estudio por ser esterilizante.
- Autoclave para esterilización: Equipo de esterilización basado en el elevado poder del vapor de agua sobrecalentado, como agente microbicida. Su fundamento y sistema de trabajo es semejante a una olla exprés, como las utilizadas en la cocina. Existen numerosos modelos, aunque la diferencia fundamental es su tamaño, distinguiéndose entre autoclaves de sobremesa de pequeño y mediano tamaño y autoclaves de suelo, cuya capacidad es mayor. Se utilizan para esterilizar tubos de ensayo, medios de cultivo y otros materiales.
- Microscopio: Este elemento resulta casi imprescindible en un laboratorio microbiológico, ya que los microorganismos, como su propio nombre indica, tienen un tamaño que no es visible por el ojo humano sin recurrir a instrumentos que aumenten el tamaño de la imagen.
- Estufas de cultivo: Se trata de estufas tipo armario, en las que se puede regular con cierta precisión la temperatura, para adaptarla a la temperatura óptima de crecimiento de los microorganismos estudiados.
- Equipos de filtración: Diferentes sistemas de filtración que permiten retener los microorganismos, para su posterior estudio o cultivo. Pueden ser individuales o rampas de filtración.
- Material para tinción: Conjunto de materiales y reactivos específicos para la realización de tinciones simples y diferenciales. Pueden ser más o menos sofisticados, aunque en muchos casos es suficiente con el material de uso general y un poco de imaginación.
- Material para cultivos: Los recipientes de uso más generalizado para el cultivo de microorganismos, suelen ser las placas de petri, de plástico desechable o de vidrio, y los tubos de ensayo. Estos últimos necesitan gradillas para su uso y tapones de materiales resistentes a los tratamientos térmicos. También se puede utilizar el algodón hidrófilo, pero es más engorroso. Para la manipulación de microorganismos se utilizan las asas de siembra o las pipetas. Como elemento auxiliar para esterilización se usa la llama de un mechero, que puede ser de gas o alcohol.
Tamibén existen otros materiales de gran utilidad, como agitadores, contadores de colonias, etc., pero que no se consideran imprescindibles. Además, en la actualidad existen numerosos kits para control microbiológico de fácil uso, que permiten obtener resultados importantes sin un gran equipamiento en el laboratorio.
CALIBRADO DE EQUIPOS DE MEDIDA
El término de calibración tiene múltiples acepciones, por lo que en ocasiones pueden generar confusión:
- Calibración instrumental: Si al realizar la medida de una misma muestra en dos aparatos idénticos y en las mismas condiciones ambientales, el valor de la propiedad medida es diferente, está claro que uno de los dos equipos mide mal.
Las respuestas de los equipos no son estables en el tiempo, ya que estas varían en función de diferentes causas como envejecimiento, deterioro, mal uso, limpieza inadecuada, etc. Cuando esta variación se va produciendo lentamente, se denomina deriva.
Según el vocabulario de metrología internacional (BIPM), se define la deriva como la variación lenta de una característica metrológica en un instrumento de medida.
Se define la calibración instrumental, como el conjunto de operaciones que establecen la relación entre el valor que indica un instrumento o sistema de medida y el valor real de un patrón de la misma magnitud.
Un proceso de calibración pretende conseguir, que dos equipos iguales y en idénticas condiciones indiquen el mismo valor para una misma muestra y que los valores de esas medidas se mantengan con el paso del tiempo.
El valor del patrón con el que se compara el valor medido en el equipo, puede ser obtenido de un patrón físico o de un material de referencia certificado (MRC).
- Calibración analítica: Las técnicas de análisis se basan en la medida de una propiedad física o química (puede que en ocasiones ambas) del analito en estudio. Esta propiedad puede relacionarse directa o indirectamente con la concentración.
Así en una volumetría, por ejemplo, mides el volumen de un reactivo, mientras que en una determinación por espectroscopia, medirás la radiación emitida o absorbida expresando el resultado en términos de absorbancia o transmitancia. De igual manera, en una potenciometría se mide una diferencia de potencial o en una cromatografía se mide tiempos de retención.
Pero la información que se solicita a un laboratorio enológico son concentraciones o contenidos, por lo que debemos de buscar una relación entre las propiedades medidas y los parámetros que necesitamos conocer.
Se entiende por calibración analítica, el proceso mediante el cual se establece una relación entre la propiedad medida y la concentración del analito.
Todos los procedimientos analíticos se basan en técnicas que han sido previamente calibradas, o que necesitan realizar este proceso cada vez que se ponen en práctica.
CALIBRACIÓN INSTRUMENTAL
En un proceso de calibración instrumental se compara el valor indicado por el equipo con un valor conocido, proporcionado por un patrón.
A diferencia de la calibración analítica, el valor de las medidas del equipo y las del patrón se expresan en la misma magnitud.
Debido a que el patrón es la referencia con la que te vas a comparar, debes de elegir un patrón fiable y certificado por un organismo acreditado.
Además, hay que calibrar el equipo en unas condiciones lo más parecidas posible, a las condiciones en las que se vaya a utilizar el equipo habitualmente.
El proceso de calibración se debe de repetir con la frecuencia que se determine, en función de la deriva o de la magnitud de la desviación. En todo caso, debe de existir un certificado de calibración de cada equipo, así como un registro de las calibraciones realizadas.
En un laboratorio enológico, existen equipos cuya calibración es delicada como puede ser una balanza analítica, en donde se debe de recurrir a un juego de pesas patrón de calidad, cuyo coste es elevado. El periodo de vigencia de la calibración suele ser largo.
Para otros equipos, a pesar de ser calibrados cada año, por ejemplo, es necesario llevar a cabo una verificación del mismo cada vez que se utilice, como ocurre con el pH-metro.
Con el calibrado consigue: Un informe del estado en el que se encuentra el equipo en ese momento, a partir del cual se pueden llevar a cabo las correcciones necesarias para asegurara su correcto funcionamiento. Este informe permite obtener los siguientes resultados:
- Una estimación de los errores de medida del equipo o sistema de medida calibrado.
- La determinación de parámetros estadísticos asociados a la exactitud y precisión, como por ejemplo la incertidumbre asociada a la medida.
- Un certificado de calibración, que es un documento en el que se recoge el resultado del proceso y que es imprescindible para garantizar la trazabilidad en los métodos analíticos que utilicen ese aparato.
Para efectuar la corrección, hay que tener en cuenta la relación entre el valor que indica el equipo y el que proporciona el patrón con el que se ha calibrado.
Las posibles conclusiones que se obtienen del proceso de calibrado de un equipo son:
- El equipo es apto para su utilización: Cuando cumple con las especificaciones que se le atribuyen, en cuyo caso se registra el certificado de calibración y se establece la fecha en la que se deberá de proceder a la próxima calibración. Los documentos de calibración deben de estar disponibles y localizados en el laboratorio. Es frecuente encontrar el cronograma de calibraciones adherido en cada equipo.
- El equipo sólo es apto para trabajar, pero con restricciones: En efecto en ocasiones el equipo sólo responde bien en un determinado rango de medidas o bien hasta un determinado grado de precisión.
- El equipo no se puede utilizar: Cuando las medidas indicadas por el equipo no son fiables el equipo debe de ser reparado o desechado.
Es conveniente aclarar que la calibración de un equipo contribuye a garantizar la trazabilidad en el proceso de medida, pero además es necesario tener en cuenta otros factores ambientales y de manejo.
CALIBRACIÓN ANALÍTICA
Una calibración analítica se realiza normalmente, cada vez que se aplica un procedimiento analítico en el que interviene un equipo de análisis instrumental.
La calibración analítica establece una relación entre la señal emitida por un equipo de medida y la concentración del analito. Por lo tanto la propiedad medida difiere del parámetro que pretendemos determinar.
Así, en una determinación volumétrica, la medida del volumen del reactivo valorante, se relaciona con la concentración del analito mediante relaciones estequiométricas. En una determinación instrumental, se mide un potencial o un voltaje y se busca una relación experimental con la concentración del analito.
La mayoría de las técnicas analíticas utilizadas en los laboratorios, requieren un proceso de calibración que se efectúa mediante la utilización de un compuesto químico patrón o estándar.
Pongamos como ejemplo la determinación de la concentración del reactivo valorante de una volumetría. Para conocer su concentración se hace reaccionar con un patrón primario, que es una sustancia química que presenta unas propiedades muy estables y definidas. En este caso, la relación se establece por cálculo matemático ya que los parámetros que intervienen, como la estequiometría de la reacción volumétrica y el peso molecular del analito, son valores constantes.
Pero en la mayoría de los métodos instrumentales la relación entre la propiedad medida y la concentración del analito es el resultado de un trabajo experimental, debido a que en esta relación influyen mucho las condiciones de trabajo. Por esta razón, la calibración se suele efectuar preparando una serie de soluciones patrón del analito, que son medidas en unas condiciones experimentales concretas. Estas condiciones deben de ser las mismas para medir los patrones y las muestras.
La representación de las medidas realizadas frente a las concentraciones, puede poner de manifiesto una relación lineal, en cuyo caso se obtendrá una recta de calibrado. Pero en ocasiones esta relación no es lineal, obteniéndose una curva de calibrado, que por comodidad se transforma matemáticamente en una recta.
Esta recta de calibrado, lleva asociada una ecuación (ecuación de una recta) que nos permite relacionar el valor medido del analito con su concentración.
Pero además de ella se pueden obtener otras informaciones como:
- La sensibilidad del método: Se expresa por la pendiente de la recta (Leer be minúscula es igual a delta de ese mayúscula dividido entre delta de ce mayúscula), de manera que cuanto mayor sea la pendiente, mayor será la sensibilidad. Es decir que para una misma concentración, cuanto mayor sea la pendiente, mayor será la señal que nos da el equipo.
- Límite de detección: A medida que disminuye la concentración también lo hace la señal, llegándose a un valor de la concentración por debajo del cual la señal no varía. Evidentemente no es muy fiable realizar determinaciones con lecturas muy próximas al límite de detección.
La sensibilidad de una técnica analítica, se define como la capacidad para diferenciar entre concentraciones parecidas o también la capacidad para determinar concentraciones del analito muy pequeñas.
INCERTIDUMBRE Y TRAZABILIDAD
- Incertidumbre: Según el Vocabulario de Metrología internacional (VMI) editado por BIPM, la incertidumbre se define como “un parámetro asociado al resultado de una medida, que caracteriza el intervalo de valores que puede ser razonablemente atribuidos a la propiedad sujeta a medida”.
Así pues, la incertidumbre te da una idea de la calidad del resultado obtenido, ya que te muestra un intervalo alrededor del valor estimado, dentro del cual se encuentra el valor considerado verdadero.
Y es que el resultado obtenido no se ha de presentar únicamente como un valor numérico, pues lleva asociada una incertidumbre. Por ejemplo, al realizar la medida de una misma muestra por triplicado en un equipo, donde obtendremos tres resultados más o menos parecidos, pero nunca idénticos.
Por ello el resultado se expresa con un valor numérico, obtenido normalmente a partir de la media de los resultados, y la incertidumbre, que se calcula a partir de la desviación estándar de los resultados y otros parámetros estadísticos definidos en función del número de repeticiones.
El procedimiento para el cálculo de incertidumbres es tedioso y diverso. Aún así, en el procedimiento de la calibración de un pH-metro, se realiza el cálculo de incertidumbre.
Por lo tanto, un resultado analítico siempre debería de ir acompañado de su incertidumbre.
Resultado (R) = valor obtenido (V) ± Incertidumbre (In), lo que nos indica que el valor real del parámetro medido se puede encontrar entre los valores (V – In) y (V + In).
- Trazabilidad: Según la ISO, se define la trazabilidad como la propiedad del resultado de una medición o de un patrón, que permite la relación con referencias establecidas (generalmente patrones nacionales o internacionales) mediante una cadena ininterrumpida de comparaciones, cada una de las cuales tiene una incertidumbre determinada.
La trazabilidad asociada a un resultado analítico, debe de incluir el conjunto de los procedimientos mediante los cuales se obtuvo dicho resultado, reflejando la incertidumbre que se añade en cada uno de ellos. Entre estos procedimientos se incluye la obtención de una medición en un aparato o sistema.
Pero, el aparato o sistema utilizado tiene que ser calibrado para garantizar la fiabilidad de los valores obtenidos, por lo tanto: La calibración de los equipos de medida tiene una incidencia directa sobre la trazabilidad de los resultados analíticos.
CALIBRACIÓN DE UN PH-METRO
Un pH-metro es un equipo de medida cuyo uso en los laboratorios enológicos está muy generalizado, ya que el valor del pH es un parámetro de gran interés para el control del proceso de elaboración de vinos.
Para su calibrado, se recurre a patrones con un valor de pH fijo y conocido y cuyas características cumplen los requisitos de la norma EN 10204. En este caso serán:
- Solución tampón de pH 7,02 ± 0,02 a 20ºC, según EN 10204.
- Solución tampón de pH 4,00 ± 0,02 a 20ºC, según EN 10204.
El procedimiento para la calibración del pH-metro viene determinado por la sucesión de las siguientes etapas:
- Inicialmente se calibra el aparato siguiendo las instrucciones del procedimiento de uso y mantenimiento correspondiente al pH-metro.
- Atempera las soluciones patrón a 20ºC.
- Introduce el electrodo en la solución tampón de pH 7.02, espera a que pase un minuto y comprueba que la Tª de la solución es de 20ºC. Anota la lectura. Repite esta operación hasta obtener 10 lecturas.
- Una vez finalizadas las lecturas de la solución tampón de pH 7.02, repite la operación para la solución de pH 4.00.
- Con los datos de las lecturas, recurre a una aplicación tipo hoja de cálculo o simplemente con una calculadora que permita realizar cálculos estadísticos y calcula la media y la desviación estándar de los diez resultados obtenidos para cada patrón.
- Calcula la incertidumbre de las medidas con este equipo, aplicando la fórmula:
(2 multiplicado por la raíz cuadrada de todo lo siguiente: abre paréntesis I mayúscula sub p minúscula dividido por 2, cierra paréntesis más, abre paréntesis U mayúscula sub a minúscula, cierra paréntesis al cuadrado, más abre otro paréntesis S mayúscula sub x minúscula, al cuadrado, dividido entre 10, cierra el paréntesis, elevado al cuadrado).
Donde:
Ip: La incertidumbre de la solución tampón certificada utilizada en la calibración.
Ua: Contribución del aparato, cuyo valor vendrá dado por:
En el caso de conocer la incertidumbre del aparato (Ia), ser:
(U mayúscula sub a minúscula es igual a I mayúscula sub a minúscula dividido entre 2).
En caso de no conocer la incertidumbre del aparato se tomará el valor de la medida más pequeña que realiza el equipo dividida por:
(Raíz cuadrada de 3).
Sx: La desviación estándar correspondiente a las diez lecturas que se hacen de cada disolución
Se considerará que el pH-metro es apto para su utilización, cuando se cumplan las siguientes condiciones:
1. Que la incertidumbre del equipo sea menor a la precisión con la que debamos realizar nuestras medidas, basándonos en las exigencias indicadas en las determinaciones analíticas correspondientes.
2. Si se detecta un error sistemático, la suma de este valor y la incertidumbre debe ser menor a la precisión con la que debamos realizar nuestras medidas.
Esta operación de calibración se realizará con una periodicidad anual. La operación de verificación se realizará diariamente.
SEGURIDAD E HIGIENE EN EL LABORATORIO
En principio, las personas que trabajan en un laboratorio enológico, están expuestas a riesgos de origen químico, físico, eléctrico y microbiológico, sin diferir mucho de otros laboratorios.
Tanto la seguridad personal como la del resto de los operarios y operarias, dependerá de la actitud y el modo de proceder de las personas que trabajan en el laboratorio.
El equipamiento y el diseño del laboratorio contribuyen a la seguridad, pero sólo si las personas que trabajan en él conocen las normas de seguridad y las aplican, por lo que la formación es, pues, la clave de la eficacia de los programas de seguridad.
De poco sirve la existencia de unas normas de seguridad, si no son conocidas por todas las personas que las tienen que aplicar. Por eso es muy importante que la formación sea facilitada a todas las personas que están expuestas a los riesgos del laboratorio, desde el personal específico, hasta aquellos que lo usan esporádicamente, como el personal de mantenimiento o el de limpieza.
En el laboratorio debe de existir un Manual de Seguridad, que todo el personal debe de conocer en profundidad ya que es imposible protegerse de lo que se desconoce.
Este manual debe revisarse anualmente y asegurarse de que se entrega a todo el personal del laboratorio, así como de verificar su cumplimiento.
En este Manual de seguridad deberán de especificarse:
- Las medidas generales de seguridad e higiene.
- Uso de equipos de protección personal (EPI).
- Dispositivos de protección general.
- La normas de utilización de los equipos.
- Normas de protección frente a reactivos químicos.
- Normas de protección frente a riesgos físicos.
MEDIDAS GENERALES DE SEGURIDAD EN EL LABORATORIO
Las medidas generales son de obligado cumplimiento en cualquier área del laboratorio. La mayoría son medidas de prevención aplicables a cualquier otro local en el que se desarrolla una actividad específica. Entre ellas citaremos las siguientes:
- El acceso al laboratorio estará limitado al personal autorizado. En los laboratorios enológicos de pequeñas bodegas, esta norma resulta de difícil cumplimiento, entre otras razones porque en muchas ocasiones el laboratorio se ubica en una zona poco específica para su finalidad.
- El personal del laboratorio debe implicarse en el cumplimiento de las normas de seguridad.
- Todas las superficies de trabajo se deben de limpiar diariamente y siempre que se produzca un derrame. En la zonas de trabajo o área de microbiología, además de limpiar se debe de desinfectar.
- El laboratorio debe permanecer limpio y ordenado. Los pasillos deben de estar siempre libres, evitando acumular material o equipos en zonas que dificulten el paso. No se debe de olvidar que en el procedimiento general de evacuación, obligatorio para todas las instalaciones, se especifica cuáles son las dimensiones mínimas de los pasillos para garantizar la evacuación en caso de emergencia. Normalmente 1,20 metros.
- Los EPIs deben de estar siempre disponibles y fácilmente localizables.
- Está estrictamente prohibido pipetear con la boca. Cuando se necesite pipetear un líquido, se recurrirá a la utilización de absorbedores o al pipeteo automático.
- En la zona de trabajo no se debe colocar otro tipo de material más que el que se vaya a utilizar, evitando libros, agendas u otro material de escritorio u objetos personales como teléfonos, bolsos, etc.
- No es conveniente usar lentes de contacto.
Equipos de protección personal (EPI): Se define como EPI, cualquier equipo destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador o trabajadora, para que sea protegido o protegida de uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o su salud, así como cualquier complemento o accesorio destinado a tal fin.
Es obligación del personal responsable del laboratorio, determinar en que situaciones se deben de utilizar los EPIs, así como facilitarlos a los operarios y operarias, y preocuparse por su utilización.
Por su parte, los operarios y operarias están obligados a utilizarlos de la manera correcta y siempre que esté determinado. Los EPIs necesarios para un laboratorio enológico son:
- Gafas de seguridad: Para la protección de salpicaduras o proyecciones a los ojos. Si un operario u operaria usa gafas de corrección, debe de utilizar las gafas de seguridad superpuestas.
- Bata: De uso obligatorio, su talla debe permitir compatibilizar la protección con comodidad para el desarrollo del trabajo. Su objeto es proteger el cuerpo, por lo que se debe de llevar bien abrochada y limpia, pues en una bata sucia es más difícil de distinguir una salpicadura o derrame.
- Guantes: Existen diferentes riesgos que requieren el uso de guates en el laboratorio. Así se deben de utilizar guantes resistentes al calor para manipular material caliente, como vasos o frascos con medio de cultivo. También se deben de utilizar en la manipulación de reactivos peligrosos o medios de cultivo, pero por supuesto serán de diferente material y forma, recurriendo a materiales tipo látex de gran ergonomía.
Es necesario prevenir sobre el peligro que supone trabajar con guantes de materiales plásticos cuando se trabaja cerca de la llama de un mechero u otro objeto caliente, ya que al derretirse incrementa el riesgo y la gravedad de las quemaduras.
- Mascarillas: Su uso es necesario para la manipulación de sustancias que emiten vapores, como pueden ser ácidos, hipocloritos o dióxido de azufre.
DISPOSITIVOS DE PROTECCIÓN GENERAL
Como dispositivos de protección general, se describen aquellos que son comunes a todo el personal del laboratorio son:
Lavaojos:
- Los lavaojos se utilizan en caso de que entre en contacto con los ojos algún reactivo químico. Debido a que se trata de órganos muy delicados, deben ubicarse cerca de las zonas de trabajo y de forma que se pueda acceder a ellos con facilidad. La persona accidentada debe de ser capaz de llegar a él con los ojos cerrados.
- Es conveniente que se sitúen cerca de las duchas de seguridad para que puedan lavarse ojos y cuerpo.
- Cuando el accidentado use lentillas, deben extraerse lo más pronto posible para lavar los ojos y eliminar totalmente las sustancias químicas peligrosas.
- No se debe de aplicar el agua o la solución ocular directamente sobre el globo ocular, sino a la base de la nariz, ya que es más efectivo, forzando la apertura de los párpados para asegurar el lavado detrás de los mismos.
- Deben lavarse los ojos y párpados durante, al menos, 15 minutos, y posteriormente cubrir ambos ojos con una gasa limpia o estéril.
- Remitir al afectado a su control por el servicio médico.
- Las duchas de ojos deben inspeccionarse cada poco tiempo, poniéndolas en funcionamiento y sus boquillas deben de tener cubiertas protectoras.
- Tipos de lavaojos: Autónomas o con grifo, que proporcionan un flujo de agua continuo dejando libres las manos para abrir los párpados
Duchas de seguridad:
- Son utilizadas cuando se producen salpicaduras o derrames de sustancias químicas sobre la piel y la ropa.
- Al igual que los lavaojos deben de estar disponibles fácilmente para todo el personal.
Para su uso se debe de tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Deben estar bien señalizadas y fácilmente accesibles.
- Es importante que el personal que trabaja en el laboratorio sea capaz de localizarlas con los ojos cerrados.
- Su accionamiento es mediante una anilla o varilla triangular sujeta a una cadena y debe estar diseñado para personas de cualquier altura.
- Es imprescindible que proporcione un flujo continuo de agua que cubra el cuerpo entero.
- La ropa, el calzado y las joyas, se deben de quitar estando debajo de la ducha.
Las duchas de seguridad deben estar situadas lejos de los paneles eléctricos o los enchufes, deberán de ser alimentados con suficiente presión y disponer de sistemas de desagüe apropiados.
Tipos de Duchas de Seguridad: Pueden estar montadas con base en el suelo, en el techo o en la pared, asegurando una presión mínima de 2 bares y un caudal superior a 100 litros por minuto (Norma DIN EN 246 CE EN 15154-2, AFNOR NF X08.003).
NORMAS DE UTILIZACIÓN DE LOS EQUIPOS
Normas generales para todos los equipos:
- La ubicación de los equipos: Debe de ser estudiada para minimizar los riesgos derivados tanto de su uso, como de su posición. Por ello, los equipos y aparatos nunca deben colocarse en zonas de paso.
- La corriente eléctrica: Supone un riesgo por si misma y más si se desconoce la normativa de seguridad. Todos los aparatos con toma eléctrica deberán cumplir las normativas de seguridad correspondientes. Nunca deben utilizarse en zonas mal aisladas y expuestas a la humedad.
- Las fuentes de calor: (Placas calefactores, calentadores, termobloques, etc.), sobre todo si se alcanzan temperaturas elevadas, deberán estar debidamente señalizadas para evitar quemaduras accidentales.
- Los procedfimientos de utilización: De aparatos deben de estar a disposición del usuario o usuaria y es conveniente que entre sus apartados se haga relación específica a los riesgos y normas de utilización segura.
Campanas extractoras de gases:
Las vitrinas extractoras capturan, contienen y expulsan las emisiones generadas por sustancias químicas peligrosas. Además protegen contra proyecciones y salpicaduras y facilitan la renovación del aire limpio.
- Trabajar sin apoyarse, al menos a 15 cm del marco de la campana.
- Cuando se monta equipos en su interior, como destiladores, deben de orientarse de manera que, en caso de que se produzcan proyecciones, se dirijan a la pared y no a la vitrina.
- No se debe utilizar la campana como almacén de productos químicos, manteniendo la superficie de trabajo perfectamente limpia.
- Cuando se trabaje con la ventana de guillotina bajada, se debe de dejar a menos de 5 cm de la superficie de trabajo para conseguir una velocidad suficiente en la circulación del aire.
- Se deberá realizar un mantenimiento preventivo de las vitrinas, para garantizar su correcto funcionamiento.
Frigoríficos:
- No se debe de almacenar reactivos que generen gases inflamables.
- Se debe de utilizar equipos diseñados para el laboratorio y no frigoríficos domésticos. En caso de usarlos, se debe de eliminar la lámpara. Es necesario mantenerlos limpios para minimizar los riesgos.
Autoclaves:
- Al tratarse de equipos que trabajan en unas condiciones de temperatura y presión elevada, su manejo está restringido a aquellas personas que conocen bien todos los mandos y fundamento de uso.
- Es importante realizar comprobaciones periódicas del correcto funcionamiento de todos los elementos y sistemas de seguridad, sobre todo de la válvula de seguridad y sistemas de desconexión.
- La purga del vapor ha de realizarse a un recipiente estanco y con agua, jamás directamente al exterior.
- Dado que son recipientes metálicos, hay que usar guantes especiales para protegerse del calor.
- No abrir jamás hasta que el manómetro está a “0” y después de abrir la válvula de purga de vapor.
- Antes de conectar el equipo, comprobar el nivel del agua. Cambiar ésta regularmente.
Estufas y hornos:
- Presentan riesgos de explosión, incendio e intoxicación si se desprenden vapores inflamables en la estufa, riesgos de sobrecalentamiento si se produce un fallo en el termostato y riesgos de contacto eléctrico indirecto.
- Al tratarse de equipos que pueden alcanzar temperaturas elevadas, se debe de prestar mucho cuidado al abrir la puerta cuando aún está caliente, utilizando gafas y guantes resistentes a la temperatura elevada.
- Estos equipos suelen trabajar con potencias elevadas, por lo que es obligatorio conectarlos en las tomas de corriente adecuadas, de lo contrario pueden provocar el deterioro o quemadura de la clavija.
NORMAS DE PROTECCIÓN FRENTE A REACTIVOS QUÍMICOS
A la hora de establecer las normas de protección frente a los reactivos químicos, la primera reflexión que hay que hacer es la siguiente: Es imposible protegerse de aquello que no se conoce.
Esto implica que el primer paso que hay que dar para protegese y al resto del personal del laboratorio, es conocer las características de los reactivos que se manejan y cuáles son los riesgos asociados a su manipulación.
En un laboratorio enológico básico, no se usa un gran número de reactivos químicos, por lo que no resulta muy problemático disponer de información suficiente de los mismos y facilitarla a los operarios y operarias, así como procurar que esta información esté siempre disponible en el laboratorio.
Desde 2010, se aplica una nueva normativa europea (REGLAMENTO (CE) Nº 1272/2008), relativa a los riesgos de los reactivos químicos. Esta nueva normativa tiene como objetivo lograr una unificación global de los criterios de clasificación, de tal manera que un reactivo fabricado en América sea identificado de igual manera que en Europa o en Asia.
En esta norma, también se regula el etiquetado de los reactivos y los pictogramas informativos que deben de llevar y se conoce como Sistema Globalmente Armonizado de clasificación y etiquetado de productos químicos, también conocido por sus siglas SGA o bien GHS que son las siglas en inglés.
De hecho el título III, capítulo I de este Reglamento, se refiere a la comunicación del peligro mediante el etiquetado, haciendo referencia a la información que debe de aportar, como indicaciones de peligro, frases de advertencia, pictogramas, etc.
Es interesante consultar la nueva normativa de clasificación etiquetado y envasado de productos químicos, para familiarizarte con los pictogramas y las indicaciones de las etiquetas. Este reglamento describe la clasificación de las sustancias y mezclas según diversos criterios como:
- Peligros físicos: Explosivos, gases inflamables, comburentes, perifóricos, de reacción espontánea, etc.
- Peligros para la salud: Tóxicos, corrosivo, irritante cutáneo, irritante ocular, sensibilidad respiratoria, mutagénico, carcinogénico, aspiración, etc.
- Peligros para el medio ambiente: Peligros para el medio acuático, etc.
- Clase de peligro adicional para la CE: Peligroso para la capa de ozono.
ALMACENAMIENTO DE REACTIVOS QUÍMICOS
En el laboratorio enológico de una bodega, no se almacenan una gran cantidad de reactivos químicos, ya que son relativamente pocas las técnicas utilizadas. Además en muchas de las determinaciones instrumentales, los reactivos ya vienen preparados a modo de kits, cuyo periodo de validez suele ser corto, por lo que es necesario adquirirlos poco antes de que sean utilizados.
Aún así, es conveniente conozcer cuál es el sistema más apropiado de almacenamiento de los reactivos químicos, pues siempre existe la posibilidad de que se pueda trabajar en un laboratorio de mayor tamaño.
Las actuaciones básicas para reducir el riesgo asociado al almacenamiento de reactivos químicos, son las siguientes:
Reducir el Stock al mínimo:
- Un almacén bien gestionado es aquel que tiene almacenados el número mínimo de envases de cada reactivo necesario. En la actualidad la gestión de pedidos es muy rápida, por lo que si se lleva un buen control de stocks no es necesario almacenar grandes cantidades.
- Un almacenamiento prolongado incrementa el riesgo, ya que los productos pueden sufrir transformaciones.
- En el laboratorio sólo se debe de guardar los productos necesarios para el uso diario. El resto deberá de estar en el almacén.
Establecer separaciones de sustancias incompatibles:
Para poder realizar separación entre familias de productos, hay que considerar las características de peligrosidad de los productos y sus incompatibilidades. Se puede proceder como sigue:
- Agrupar aquellos que tengan características semejantes.
- Separar los incompatibles, como ácidos de bases, oxidantes de reductores, etc.
- Aislar o confinar los reactivos con características especiales de toxicidad, explosivos, etc.
- Mantener las etiquetas en buen estado ya que permite identificar y conocer el riesgo de cada producto.
- Actualizar continuamente el registro de productos, indicando la fecha de recepción, de salida del almacén y el nombre de la persona responsable de los movimientos.
Aislar o confinar ciertos productos:
- Aquellos productos que presenten unas características susceptibles de un mayor riesgo, deben de ser aislados o confinados. Algunos ejemplos pueden ser los compuestos inflamables como los alcoholes, los que son muy tóxicos o los peroxidantes como el éter etílico.
Tener en cuenta las instalaciones y la disposición de las sustancias en ellas:
Para un laboratorio enológico, no es necesario un gran almacén, y resulta suficiente con que disponga de estanterías para mantener los productos ordenados y separados. Además parte de los productos deberán de almacenarse en el frigorífico, donde es necesario estudiar la compatibilidad.
Con el cambio en la reglamentación de etiquetado de los reactivos, en el que se sustituyen los pictogramas adoptados por la UE, por los nuevos pictogramas GHS, pueden surgir dudas a la hora de manipular o almacenar los productos en el laboratorio, por lo que es necesario saber cuáles son los actuales y poder relacionarlos con los anteriores, pues en el laboratorio es posible encontrar reactivos etiquetados con la anterior norma.
LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO DE EQUIPOS E INSTALACIONES
En muchas ocasiones, la limpieza del laboratorio recae sobre personal ajeno al laboratorio que, por lo general, no tiene suficiente formación específica sobre los materiales y reactivos que se encuentran en él. Esta situación supone un incremento notable del riesgo intrínseco de cada producto o equipo.
Por esta causa, es importante que la formación e información sobre la prevención de riesgos en el laboratorio, incluya a todo el personal que accede al mismo, aunque sea el personal de limpieza o el de mantenimiento. Este personal está expuesto a los riesgos específicos de su trabajo y a los existentes en el laboratorio.
El personal encargado de la limpieza, debe de prevenirse de los riesgos de los productos químicos de desinfección y limpieza, para lo cuan es imprescindible que cumpla las recomendaciones señaladas a continuación:
- Que conozca los símbolos de peligrosidad y toxicidad de sus etiquetas.
- Que compruebe que los productos están correctamente etiquetados con instrucciones claras de manejo: (Seguridad y protección del medio ambiente, requisitos de almacenamiento, fechas de caducidad, actuaciones en caso de intoxicación, etc.).
- Que elija los productos químicos para la desinfección y limpieza: Entre los menos agresivos con el medio ambiente, como detergentes biodegradables sin fosfatos ni cloro, limpiadores no corrosivos, sin cromo; etc)
- Que utilice los EPIs correspondientes: Durante todo el periodo de limpieza.
En cuanto a las operaciones de mantenimiento de las instalaciones, debe de estar regulado en un procedimiento escrito, con registro. También deberá de existir una plantilla en la que se refleje el cumplimiento del procedimiento, firmado por las personas responsables de su realización y supervisión.
Las operaciones de mantenimiento de los equipos, estarán fijadas en el correspondiente procedimiento de uso de cada equipo.
Además existirá una plantilla bien visible (pegada al equipo o situada cerca de él) en la que se registre la fecha, la hora, el operario o la operaria que lo realizó, las piezas sustituidas y otras observaciones. Además, figurará la fecha en la que se debe de realizar la siguiente operación de mantenimiento.
NORMAS DE TRABAJO EN EL LABORATORIO
Las normas de trabajo en un laboratorio enológico, dependerán del tipo, dimensión y diseño del laboratorio. Estas son algunas de las más importantes:
- Lee con atención el manual de prevención de riesgos en el laboratorio.
- Utiliza la indumentaria y los EPIs necesarios en cada situación.
- El cabello largo suelto es un elemento de riesgo, por lo que aquellos operarios u operarias que lo tengan, deberán llevarlo recogido. Tampoco se puede llevar colgantes que puedan engancharse.
- Recuerda que está totalmente prohibido comer, beber, fumar y aplicarse cosméticos en el área de trabajo del laboratorio. Tampoco puedes guardar o almacenar comida o bebida, aunque sea temporalmente.
- Lávate las manos frecuentemente durante la jornada laboral y al finalizar la misma. Para el lavado, utiliza un jabón antiséptico y sécalas bien con papel. Presta especial atención a este aspecto antes de comer.
- En caso de que te hagas alguna herida o corte en las manos, has de curarte o recurrir a un centro de salud si es profundo. Los cortes y heridas deberás de vendarlos convenientemente y para poder continuar trabajando es imprescindible que te pongas guantes.
- Cuando utilices productos que desprendan gases, deberás de hacerlo dentro de la campana de gases, evitando así inhalar dichos gases. De esta forma, garantizas tu seguridad y a su vez también ayudas a mantener la atmósfera del laboratorio lo más limpia posible.
- No lleves a la boca ningún producto químico, para conocer su sabor, ni tampoco los toques con las manos.
- Recuerda que está prohibido pipetear con la boca cualquier producto líquido. Utiliza siempre los dispositivos auxiliares para absorber.
- Consulta las fichas de seguridad de los productos que utilices.
- Antes de utilizar cualquier equipo o aparato, asegúrate bien de que conoces las instrucciones de funcionamiento y los riesgos asociados al mismo.
- Antes de iniciar una determinación, asegúrate de que el montaje está en perfectas condiciones. Esto es importante cuando realizas procedimientos con destilaciones, caso de la acidez volátil o el grado alcohólico, pues un mal acople de los componentes puede provocar proyecciones de líquidos ácidos o cáusticos a alta temperatura.
- Antes de iniciar cualquier determinación analítica, es conveniente que leas con atención el procedimiento completo.
- Al circular por el laboratorio debes ir con precaución, sin interrumpir a los o las que están trabajando. En microbiología, una simple corriente de aire puede provocar la contaminación de un medio de cultivo y estropear la determinación.
- Las campanas de gases son un medio de protección colectiva y no deben utilizarse para almacenar productos.
- Recuerda siempre que los EPIs no sustituyen a las buenas prácticas en el laboratorio y que un EPI equivocado crea un peligroso y falso sentido de seguridad. Además si la talla o forma no se ajusta al usuario, puede provocar nuevas causas de riesgo no previstas. Usa tan sólo los equipos de protección personal (EPI) homologados y que lleven el distintivo de la marca de conformidad “CE”.
GESTIÓN DE RESIDUOS
Un laboratorio enológico no genera una cantidad muy elevada de residuos y menos aún si se trata del laboratorio de una bodega pequeña. Pero por muy pocos que sean los residuos generados, es necesario que se gestionen adecuadamente. De esta forma todo el personal relacionado con el laboratorio, está obligado a conocer estos términos y saber como actuar en cada caso.
Cada año se producen casi dos mil millones de toneladas de residuos sólo en los Estados miembros de la CE. En estos residuos se incluyen algunos muy peligrosos y la tendencia es que esta cantidad siga aumentando. La solución no pasa por el almacenamiento ni por su destrucción, ya que no es sostenible y genera otros residuos que en ocasiones son más contaminantes.
La correcta gestión de los residuos del laboratorio más allá de ser una obligación, debe de ser considerada como una actitud personal responsable con los demás y con el medio ambiente.
La última directiva que regula la gestión de residuos en los países comunitarios, es la 2008/98/CE. De todas formas, la legislación se está actualizando constantemente y más en un asunto tan preocupante como el de los residuos, por lo que siempre hay que estar pendiente de estas actualizaciones.
En esta directiva se definen los siguientes términos:
- Residuo: Es cualquier sustancia u objeto del cual su poseedor se desprenda o tenga la intención o la obligación de desprenderse.
- Residuo peligroso: Residuo que presenta una o varias de las características peligrosas enumeradas en el anexo III de esta directiva, así como los recipientes y envases que los hayan contenido y aquél que pueda aprobar el Gobierno de conformidad con lo establecido en la normativa europea o en los convenios internacionales de los que España sea parte.
- Gestión de residuos: Se entiende por gestión, el conjunto de actividades encaminadas a dar a los residuos el destino final más adecuado. Esta gestión puede ser:
- Interna: En la que se incluyen operaciones de manipulación, clasificación, envasado, etiquetado, recogida, traslado y almacenamiento dentro del centro de trabajo.
- Externa: Incluye las operaciones de recogida, transporte, tratamiento y eliminación de los residuos una vez que han sido retirados del centro generador de los mismos.
Ante un planteamiento de gestión de residuos, se debe de aplicar la jerarquía siguiente:
1. Prevención.
2. Preparación para la reutilización.
3. Reciclado.
4. Otro tipo de valorización, por ejemplo, la valorización energética.
5. Eliminación.
RESIDUOS PELIGROSOS
- H1-Explosivo: Se aplica a las sustancias y los preparados que pueden explosionar bajo el efecto de la llama o que son más sensibles a los choques o las fricciones que el dinitrobenceno.
- H2-Oxidante: Se aplica a las sustancias y los preparados que presentan reacciones altamente exotérmicas al entrar en contacto con otras sustancias, en particular sustancias inflamables.
- H3-A-Fácilmente inflamable: se aplica a:
- Las sustancias y los preparados líquidos que tienen un punto de inflamación inferior a 21 ºC (incluidos los líquidos extremadamente inflamables).
- Las sustancias y los preparados que pueden calentarse y finalmente inflamarse en contacto con el aire a temperatura ambiente sin aporte de energía.
- Las sustancias y los preparados sólidos que pueden inflamarse fácilmente tras un breve contacto con una fuente de ignición y que continúan ardiendo o consumiéndose después del alejamiento de la fuente de ignición.
- Las sustancias y los preparados gaseosos que son inflamables en el aire a presión normal.
- Las sustancias y los preparados que, en contacto con el agua o el aire húmedo, desprenden gases fácilmente inflamables en cantidades peligrosas.
- H3-B-Inflamable: se aplica a las sustancias y los preparados líquidos que tienen un punto de inflamación superior o igual a 21 ºC e inferior o igual a 55 ºC.
- H4-Irritante: Se aplica a las sustancias y los preparados no corrosivos que pueden causar una reacción inflamatoria por contacto inmediato, prolongado o repetido con la piel o las mucosas.
- H5-Nocivo: Se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden entrañar riesgos de gravedad limitada para la salud.
- H6-Tóxico: Se aplica a las sustancias y los preparados (incluidos las sustancias y los preparados muy tóxicos) que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden entrañar riesgos graves, agudos o crónicos e incluso la muerte.
- H7-Cancerígeno: Se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden producir cáncer o aumentar su frecuencia.
- H8-Corrosivo: Se aplica a las sustancias y los preparados que pueden destruir tejidos vivos al entrar en contacto con ellos.
- H9-Infeccioso: Se aplica a las sustancias y los preparados que contienen microorganismos viables, o sus toxinas, de los que se sabe o existen razones fundadas para creer que causan enfermedades en el ser humano o en otros organismos vivos.
- H10-Tóxico para la reproducción: Se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden producir malformaciones congénitas no hereditarias o aumentar su frecuencia.
- H-11-Mutagénico: Se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden producir defectos genéticos hereditarios o aumentar su frecuencia.
- H 12 Residuos que emiten gases tóxicos o muy tóxicos: Al entrar en contacto con el aire, con el agua o con un ácido.
- H13-Sensibilizante: Se aplica a las sustancias y los preparados que, por inhalación o penetración cutánea, pueden ocasionar una reacción de hipersensibilización, de forma que una exposición posterior a esa sustancia o preparado dé lugar a efectos nocivos característicos.
- H14-Ecotóxico: Se aplica a los residuos que presentan o pueden presentar riesgos inmediatos o diferidos para uno o más compartimentos del medio ambiente.
- H-15- Residuos susceptibles: Después de su eliminación, puede dar lugar a otra sustancia por un medio cualquiera, por ejemplo, un lixiviado que posee alguna de las características antes enumeradas.
PROCESO DE GESTIÓN DE LOS RESIDUOS
La primera acción recomendada es la de prevenir. Pero es inevitable que se produzcan algunos residuos, para los cuáles es necesario que saber cómo realizar su gestión.
La mejor solución sigue consistiendo en evitar la producción de residuos y en reintroducirlos en el ciclo de producción, mediante el reciclado de sus componentes, cuando existan soluciones sostenibles desde el punto de vista ecológico y siempre que económicamente sea viable.
Tal y como aconseja la ley 22/2011, el primero de los criterios que se debe de aplicar para una correcta gestión de los residuos, es prevenir su producción.
La minimazión de los residuos, es pues el primer paso para una correcta gestión de los residuos generados en el laboratorio.
Para ello se debe de reparar en acciones como:
- Llevar un riguroso control de todo lo que se adquiere, ya que a la larga se convertirá en residuo.
- Comprar según las necesidades, evitando el deterioro o caducidad de los productos o materiales, generando residuos innecesariamente así como gastos económicos.
- Reutilizar o reciclar estos productos y materiales, siempre y cuando sea posible.
Como productor de residuos peligrosos, la persona o personas responsables del laboratorio, está obligado a:
- Mantener los residuos almacenados en condiciones adecuadas de higiene y seguridad mientras se encuentren en su poder.
- Separar adecuadamente y no mezclar los residuos peligrosos, evitando particularmente aquellas mezclas que supongan un aumento de su peligrosidad o que dificulten su gestión.
- Almacenar, envasar y etiquetar los residuos peligrosos en el lugar de producción antes de su recogida y transporte con arreglo a las normas aplicables.
- Llevar un registro de los residuos peligrosos producidos, especificando cuál es el destino de los mismos.
- Facilitar la información necesaria a las empresas autorizadas para llevar a cabo la gestión de residuos, para que puedan realizar su adecuado tratamiento y eliminación.
Está totalmente prohibido abandonar, verter o eliminar de forma incontrolada los residuos en todo el territorio nacional, así como mezclar o diluir los residuos porque dificulta su gestión.
CLASIFICACIÓN DE LOS RESIDUOS
Los residuos generados en un laboratorio enológico se pueden clasificar en:
- Residuos asimilables a urbanos: Son aquellos que aún siendo generados en el laboratorio, no son específicos de esta actividad y por lo tanto, no presentan exigencias especiales de gestión.
- Residuos microbiológicos: Los residuos microbiológicos generados en un laboratorio enológico, como medios, placas desechables o hisopos, no presentan carácter especial al no trabajar con microorganismos patógenos. Para su gestión es suficiente con esterilizarlos en autoclave y posteriormente gestionarlos como residuos asimilables a urbanos.
- Residuos químicos: Muchos de ellos son considerados residuos peligrosos, por lo que deben de ser gestionados como tales, al representar un riesgo para la salud o el medio ambiente.
Se clasifican en los siguientes grupos atendiendo a las propiedades químicas y físicas:
- Grupo I: Disolventes halogenados. No suelen utilizarse en las técnicas más comunes del laboratorio enológico.
- Grupo II: Disolventes no halogenados. Estos productos son inflamables y tóxicos. Entre ellos se pueden citar: alcoholes, aldehídos, aminas, cetonas, ésteres, glicoles e hidrocarburos como el xileno utilizado en microscopía.
Para su gestión se deben de evitar mezclas de disolventes que sean inmiscibles, ya que la aparición de fases diferentes dificulta el tratamiento posterior y, por supuesto, los que reaccionen entre sí.
- Grupo III: Disoluciones acuosas. Este grupo corresponde a las soluciones acuosas de productos orgánicos e inorgánicos. Se trata de un grupo muy amplio, y por eso, es necesario establecer divisiones y subdivisiones. Estas subdivisiones son necesarias, ya sea para evitar reacciones de incompatibilidad, ya sea por requerimiento de su tratamiento posterior:
- Soluciones acuosas inorgánicas:
- Soluciones acuosas orgánicas o de alta DQO:
- Grupo IV: Ácidos. Corresponden a este grupo los ácidos inorgánicos y sus soluciones acuosas concentradas (más del 10 % en volumen).
- Grupo V: Aceites. Este grupo corresponde a los aceites minerales derivados de operaciones de mantenimiento y, en su caso, de baños calefactores.
- Grupo VI: Sólidos. Se clasifican en este grupo los productos químicos en estado sólido de naturaleza orgánica e inorgánica. No pertenecen a este grupo los reactivos puros obsoletos en estado sólido (grupo VII). Se establecen los siguientes subgrupos de clasificación dentro del grupo de sólidos: Sólidos orgánicos, sólidos inorgánicos y material desechable contaminado.
El vidrio roto contaminado con productos químicos, no debe ser depositado en un contenedor de vidrio convencional, sino que debe depositarse en el contenedor específico adecuado.
- Grupo VII: Especiales. A este grupo pertenecen los productos químicos, sólidos o líquidos, que, por su elevada peligrosidad, no deben ser incluidos en ninguno de los otros grupos, así como los reactivos puros obsoletos o caducados. Estos productos no deben mezclarse entre sí ni con residuos de los otros grupos.
ENVASADO DE LOS RESIDUOS
Los envases destinados a contener los residuos, están fabricados principalmente de materiales termoplásticos.
Los productos utilizados más corrientemente son: El polietileno, el cloruro de polivinilo (PVC) y el polipropileno, en forma de polímeros puros o formando copolímeros con otras resinas.
A estos productos se les añade ciertos productos para mejorar sus propiedades, como plastificantes, estabilizantes, antioxidantes, colorantes o reforzadores.
Como recomendación general se propone la siguiente:
- Residuos químicos líquidos: Envases de polietileno de alta densidad y alto peso molecular.
- Residuos químicos sólidos: Bidones de apertura total de polietileno de alta densidad y alto peso molecular, con tapa de polietileno de alta densidad y cierre de acero galvanizado. En todos los casos se incluirá material adsorbente apropiado.
- Material de vidrio contaminado: Contenedores de polipropileno rígido. Resistentes a choques, perforaciones y disolventes.
Los envases se deben de tener abiertos, solamente el tiempo imprescindible para depositar el residuo.
Para la elección del tipo de envase se tendrá en cuenta el volumen de residuos producido normalmente y en función de número y tamaño de los envases, se buscará el local con espacio suficiente para almacenarlos temporalmente en el laboratorio.
Debe tenerse en cuenta la posible incompatibilidad entre el envase y el residuo, por lo que en caso de duda, es necesario que se consulte la ficha de seguridad de cada producto.
Sólo se deben de utilizar envases homologados y que lleven el distintivo CE.
ETIQUETADO DE LOS ENVASES DE RESIDUOS
Los envases que contengan residuos peligrosos deberán estar etiquetados de forma clara, escritos con tinta indeleble y con letra fácilmente legible.
En la etiqueta deberá figurar:
- Una identificación clara que incluya el código de identificación de los residuos que contiene.
- Nombre, dirección y teléfono del titular de los residuos.
- Fechas de inicio y final de envasado.
- Tipo de riesgos que presentan los residuos. Deberían de llevar los pictogramas correspondientes.