DESPEDIDAS DE SOLTERA ORIGINALES EN LA RIOJA (BODEGAS URBINA)
Visitar bodegas Urbina durante una despedida de soltero/a es una actividad obligatoria si eliges La Rioja para pasar ese gran día con tus amigos/as. La mejor forma de hacerlo es con "Traveloja", una agencia joven y con otra manera de ver el ocio y la cultura. Podrás confeccionar tu propia despedida sin necesidad de elegir paquetes programados. Tú eliges el precio, el alojamiento y las actividades, ellos te las asesoran y proporcionan. Para que te sientas cómodo y atendido en todo momento.
Si algo caracteriza a La Rioja son sus magníficos vinos, y la mejor forma de conocerlos, es disfrutando de ese recorrido con una agradable copa de vino en la mano sin tener que conducir y sin la necesidad de tener que coger tú coche, con lo que se consigue que el vino y la carretera compongan un perfecto maridaje. Es sin duda alguna una gran propuesta para cualquier amante del vino, la gastrómana, la cultura y la aventura. Esta iniciativa, ofrece visitar bodegas (modernas, centenarias, y de autor), restaurantes, pueblos emblemáticos, hoteles con encanto, casas rurales románticas, y más de 30 actividades de ocio diferentes...
- Nombre: Traveloja
- Dirección: Calle las Eras, 12, 26213 Leiva, La Rioja
- Web: www.traveloja.com / www.inifernandez.com
- Email: info@traveloja.com
- Teléfono: +34 619 11 53 35
CURSO DE CATA DE VINOS Y VISITA A BODEGAS URBINA
La cata de vinos y la visita guiada a Bodegas Urbina es realizada por el enólogo. Durante esta visita y cata se visitan las instalaciones de la bodega, se sigue y explica el proceso de elaboración que sigue la uva desde su recolección hasta transformarse en vino blanco, rosado y tinto. Para continuar con el proceso de crianza de los vinos tintos, hasta que alcanzan los niveles de crianzas, reservas, grandes reservas y vinos de alta expresión. La duración de esta actividad es de aproximadamente de 2 horas y también se puede visitar un viñedo próximo a la Bodega.
En la Cata se degustan y comentan todos los vinos de la Bodega:
- Vinos jóvenes: blanco, rosado, garnacha (maceración carbónica), tempranillo (joven, cosechero, vino del año).
- Vinos clásicos o tradicionales: crianza, reserva, gran reserva.
- Vinos modernos, de autor, de diseño, o de alta expresión: tinto especial (vendimia tardía o uvas pasificadas), plot.
ACTIVIDADES GASTRONÓMICAS
- Ruta de Bodegas: Recogida de los clientes en su alojamiento o punto de encuentro en los vehículos de Traveloja. recorrido por diferentes bodegas, desde las más famosas de Haro, bodegas familiares y tradicionales, así como viñedos para dar a conocer la elaboración del vino en sus distintas variaciones y terminando en una bodega tradicional con una degustación de vinos y viandas típicas de La Rioja. Retorno al punto de encuentro o al alojamiento.
- Ruta de vinos y pinchos: Recogida de los clientes en su alojamiento o punto de encuentro en los vehículos de Traveloja. Recorrido por los lugares más emblemáticos de esta actividad y rincones menos conocidos donde los turistas nunca estarán sino los damos a conocer. Degustación de viandas típicas. Retorno al punto de encuentro o al alojamiento.
- Gastronomía: Disfruta con el paladar de los sabores de La Rioja y el famoso vino de rioja en bodegas y restaurantes tradicionales en un entorno rural. Te asesoramos a la hora de elegir el lugar para disfrutar de una variedad de viandas tradicionales o la que sugieras. Comidas y cenas en bodega y restaurantes bodega: Menú riojano; Menú cazuelitas; Chuletillas al sarmiento; Cordero asado; Embutidos de la tierra; Pinchos espectaculares; Restaurantes recomendados; Todo regado con el mejor vino de La Rioja.
RUTAS POR LA NATURALEZA
- Ruta fotográfica: Recogida de los clientes en su alojamiento o punto de encuentro en los vehículos de Traveloja. Recorrido desde la Sierra de la Demanda en Ezcaray, valle del Oja-Tiron hasta los montes Obarenes. Teniendo en cuenta la estación del año por sus diferentes variedades de paisajes. Una parada para un almuerzo campestre y retorno al punto de encuentro o al alojamiento.
- Senderismo: Una actividad para disfrutar tanto en familia, como con amigos. Recorre nuestros paisajes más representativos de la mano de nuestros guías, que te mostraran tanto los viñedos, calzadas romanas o lugares de interés. Viñedos y montes de la comarca de Haro, Ezcaray o alrededores. En ningún momento el recorrido excede los 300m. de desnivel. La duración es de 1 a 3 horas dependiendo de la ruta elegida por el cliente.
ACTIVIDADES DEPORTIVAS
- Carrera de Orientación: Pruebas de habilidad y resistencia. Con la ayuda de un mapa y vuestra habilidad deberéis encontrar una serie de pruebas que tendréis que superar. El grupo se dividirá en 2 o más equipos que competirán entre sí en todas las pruebas. Las pruebas a elegir son: Tiro con arco, multiesqui, tela de araña, puente mono, construcción de Chozos. Apto para todo tipo público y en especial para grupos de amigos o empresa. Necesario ropa cómoda y calzado deportivo. Tiene una duración de media jornada.
- Paintball: Guerra de pintura donde la estrategia, la habilidad y la adrenalina harán que pases una jornada llena de emociones. Disfruta del entorno natural a orillas del río Ebro con posibilidad de varios campos de juego. Es una actividad apta para todo el público que no tenga miedo al picazón de las bolas. En función del cliente y los juegos que quiera realizar. Aconsejable el uso de ropa cómoda y calzado deportivo. Material necesario y de seguridad aportado por la empresa.
- Kayak: Rutas tanto circulares como descenso por el río Ebro. Zambúllete con nosotros en ésta divertida actividad y conoce la flora y fauna que estos parajes nos ofrecen, en un río lleno de emociones. Dificultad: Ruta circular (Baja) y Ruta descenso (Media). Con preparación y regreso esta actividad tiene una duración de máximo 3 horas. Aconsejable el uso de zapato deportivo o chancleta atada, bañador, toalla y ropa de repuesto todo el material térmico y de protección es suministrado por Ojasport.
- Cicloturismo: Estupenda actividad para hacerla en familia o grupo de amigos. Alquiler de bicicletas: 1/2 día / día completo Rutas con guía. Aconsejable el uso de ropa cómoda para andar en bici.
- Quads: Salida desde Haro en Quads dobles o individuales, siempre con guía y disfrutando de la conducción de estos peculiares vehículos y de los paisajes de la zona. La preciosa ruta termina en San Vicente de la Sonsierra. Comprender el manejo de un vehículo a motor. Obligatorio el carnet B1. Son rutas con una duración de 1, 2 y 3 horas. Aconsejable el uso de ropa cómoda y botas. Todo el material de seguridad está a cargo de la empresa.
- Tiro con arco: Pon a prueba tu habilidad y disfruta de un incomparable paisaje. Duración aproximada de 2 horas.
EXCURSIONES CULTURALES
- Excursión cultural: Visita guiada desde la antigua frontera árabe-cristiana, iglesias románicas y pueblos medievales con historia milenaria. Monasterios de Yuso y Suso en San Millan de la Cogolla, la Abadia de Cañas, el Monasterio de nuestra Señora de la Piedad en Casalareina y La catedral de Santo Domingo de la Calzada. Este tipo de actividad te llevara a la vida cotidiana en los monasterios y abadías de la edad media, hará correr tu imaginación a lomos de la historia. Desplazamientos en nuestros vehículos. Almuerzo campestre regado con vino de La Rioja durante la excursión, etc.
- Visita a pueblos: Recorrido por los pueblos más bonitos de la zona. Pueblos con encanto que te maravillarán por su sencillez así como por sus construcciones antiguas, maravillosas iglesias, vistas hasta perderse en el horizonte, viñedos, castillos, humedales…. Y para reponer fuerzas un almuerzo campestre regado con vino de Rioja.
- Ruta medieval: Recogida de los clientes en su alojamiento o punto de encuentro en los vehículos de Traveloja. Recorrido por distintas poblaciones con historia medieval (Briones, Sajazarra, Cellorigo, Cuzcurrita, Tirgo, San Vicente de la Sonsierra...). Una parada para un almuerzo campestre y retorno al punto de encuentro o al alojamiento.
- Ruta del románico en La Rioja Alta: Recogida de los clientes en su alojamiento o punto de encuentro en los vehículos de Traveloja. Recorrido por distintas poblaciones de La Rioja Alta (Treviana, Castilseco, Tirgo, Cuzcurrita, Sajazarra, Ochanduri...) en las que se encuentran edificaciones de este estilo, así como la historia de los distintos pueblos. Una parada para un almuerzo campestre y retorno al punto de encuentro o al alojamiento.
- Ruta de los monasterios: Recogida de los clientes en su alojamiento o punto de encuentro en los vehículos de Traveloja. Recorrido por los monasterios de Yuso, Suso, Cañas, Sto. Domingo de la Calzada, Casalarreina.... Una parada para un almuerzo campestre y retorno al punto de encuentro o al alojamiento.
CURSO DE CATA DE VINO CON UN ENÓLOGO (BODEGAS URBINA)
En la Cata se degustan y comentan todos los vinos de la Bodega: El enólogo Pedro Benito enfrenta la elaboración más clásica con la moderna en una cata brillante con discurso y la personalidad del viñedo de una de las zonas más emblemáticas de Rioja. En este sentido, podemos comparar la elaboración clásica de la marca Urbina en una cata de vinos por parejas frente a la nueva gama Salva, en la que la fruta primaria y la intensidad son las notas dominantes. “Prácticamente, estamos hablando de los mismos vinos, que salen ahora al mercado como Salva y que volverán a lanzarse como Urbina dentro de unos cuantos años después de un largo tiempo de estancia en botella y en depósitos”. “Es como cuando vas a un restaurante y pides el solomillo: la mejor materia prima, pero hecho poco, al punto o muy hecho”.
Bodegas Urbina elabora únicamente uvas de sus hectáreas de viñedo, que se encontrandose el 95% de las mismas en el entorno de Cuzcurrita. Vinos de pueblo, de una de las zonas más frías de Rioja y con una personalidad clara que responde también al carácter del propio autor: vinos pausados, tranquilos para tomar relajados, como las propias explicaciones de uno de los mejores comunicadores con que cuenta actualmente el vino de Rioja.
“Los vinos de Rioja por naturaleza son finos, con una maduración lenta que, en la zona noroccidental es más patente. Ésa es la regla principal que seguimos en Urbina”. Así define Pedro Benito la filosofía de una bodega que mantiene una personalidad y una identidad propia.
INTRODUCCIÓN A LA CATA DE VINOS
La cata de vinos implica siempre comparación y valoración, por muy subjetiva que ésta sea. De esta forma la cata se define cómo la acción encaminada a examinar, valorar o identificar vinos por su color, aroma, sabor y sensaciones táctiles en boca. De esta froma la cata se define cómo un acto por el cual se procede, según normas y reglas precisas, a un análisis sensorial de los vinos.
Las catas pueden organizarse de manera diferente, según el propósito que se persiga: cata comparativa (relacionando entre sí varios vinos), cata a ciegas (ocultando la marca y cualquier otro dato de las etiquetas para juzgar los vinos lo más objetivamente posible), cata vertical (cata de un solo vino en diferentes añadas) y cata varietal (comparando sólo vinos de la misma variedad de uva).
La cata se realiza en tres fases:
1. Examen del aspecto visual: el color, la transparencia, el brillo, la intensidad y los matices del pigmento. En los vinos espumosos hay que observar también la formación de las burbujas.
2. Análisis de los aromas, identificando las familias de olores (florales, frutales, herbáceos, tostados, especiados, etc.) y valorando su limpieza, su complejidad y su intensidad.
3. Identificación y análisis de las sensaciones en boca: aci¬dez, impresiones dulces inducidas por los azúcares y los alcoholes, astringencia producida por los taninos, materia y cuerpo del vino, equilibrio, persistencia de los aromas en boca, etc.
La cata tiene más de arte que de ciencia, sobre todo porque exige una sensibilidad acusada y una sutilidad en el lenguaje que permita trasmitir de forma excitante una impresión fugaz. Las apreciaciones sensoriales del catador han quedado modernamente avaladas por la ciencia. Existen máquinas sumamente fiables que confirman esas apreciaciones "poéticas" que, desde hace más de 2.000 años, encontraban en el vino los buenos catadores. La moderna cromatografía dispone hoy de unos aparatos muy sofisticados que realizan el análisis de las sustancias odoríferas del vino. Esas máquinas, que se pueden encontrar en las mejores bodegas, han permitido detectar gran cantidad de compuestos presentes, en el vino, que son responsables de esos aromas florales, frutales, vegetales, etc., que los catadores captaban con el simple uso de sus dotes sensoriales.
La técnica o ritual de la cata es fácil de aprender, aunque es mucho más difícil dominar el arte. Para comenzar se debe preparar el instrumental necesario para la cata: una mesa cubierta de un mantel blanco, una lámpara con buena luz y un recipiente para escupir el vino. Las copas deben ser de cristal incoloro y fino, sin tallar y provistas de pie largo. Es fundamental que las copas tengan siempre la boca más estrecha que el cuerpo. Si se degustan vinos espumosos (cavas o champagnes), se deben utilizar copas altas, pero con las mismas características que las de vino. Las mejores son las llamadas "de tulipan".
Análisis visual:
Al descorchar la botella se debe comprobar detenidamente el estado del tapón, analizándolo primero visualmente. Un corcho en buen estado debe estar ligeramente humedecido por el vino, demostrando así que la botella se ha guardado siempre en posición inclinada. Sosteniendo el tapón entre los dedos y apretándolo ligeramente se podremos comprobar que es flexible: se debe desconfiar de los tapones resecos y sin flexibilidad. El examen olfativo del corcho debe confirmar que sólo huele ligeramente a corcho envinado. Cuando el corcho presenta olores fuertes y extraños (moho, almendras amargas, azufre, cloro, etc.), puede haber contaminado el vino. Si se tiene esta sospecha, lo más conveniente es servir un poco de vino en la copa, comprobar si el olor del corcho ha llegado al vino y comprobar su estado. Si esta prueba no convence, se procederá a probar una pequeña cantidad de vino y juzgarlo en la boca. Si no resulta agradable, no es necesario tragárselo, para eso se dispone de un recipiente para escupir. Se debe rechazar cualquier botella en la que se observe que el tapón está estropeado.
Una vez comprobado que el tapón está en buen estado, se sirve el vino en una copa limpia no más de un tercio de su capacidad, de forma que se pueda agitar suavemente sin mancharse. Seguidamente se coloca la copa delante de la lámpara, de forma que reciba la luz directamente, y se comprueba que el vino está limpio, sin sedimentos. En este momento se decidirá si hay que decantar el vino para eliminar los posos o si se prefiere servirlo como está. También se observará si el vino tiene su brillo natural y si refleja la luz de manera viva y alegre. Los vinos de color mate, tristones y apagados, suelen mostrar también defectos en las fases posteriores de la cata, la fase olfativa y la boca. Si se inclina la copa ligeramente hacia delante sobre el mantel blanco, manteniéndola debajo de los ojos, se podremos apreciar la intensidad del color y el matiz del vino. Los vinos blancos que tienen reflejos verdes o muy sutilmente dorados son vinos jóvenes. Los blancos con reflejos intensamente dorados o ámbar son más viejos (han sido criados en madera o están mal conservados). Los tintos jóvenes son de color violáceo, a medida que envejecen adquieren tonalidades cobrizas o atejadas. Tras agitar la copa con suavidad, se vuelve a observar nuevamente al trasluz, frente a la lámpara, para comprobar cómo se forman las lágrimas del vino. Los vinos ricos en glicerina lloran en la copa, pero no siempre las lágrimas son señal de que un vino es untuoso, con savia y gran clase, ya que también los vinos peleones, cuando tienen muy alto grado alcohólico, derraman lágrimas. Cuando se trate de vinos espumosos, se debe observar la formación de las burbujas. Un buen vino elaborado por el méthode champenoise, fermentado en su botella y bien criado con sus levaduras, tiene la burbuja pequeña. La burbuja diminuta, viva, de formación incesante, que va ascendiendo y formando un limpio cordón de espuma en el borde, suele ser promesa de muchas otras cualidades. Las burbujas de calidad no se funden unas en otras como si fuesen grandes pompas de jabón, sino que suben verticalmente, individualmente, formando un interminable rosario espumoso.
Análisis de los aromas:
Una vez completado el análisis visual del vino (limpieza, brillo, intensidad y matiz del color, observación de las burbujas en el vino espumoso, etc.), se llega a la fase más importante y decisiva de la cata. El análisis de los aromas del vino. Cuando se eligen las copas apropiadas, se tiene la ocasión de comprobar lo importante que es diferenciar y catar bien los aromas. Para comenzar, se aproxima la nariz a la copa para comprobar, en una impresión global, que no hay aromas desagradables en el vino. Tras el primer examen que indicó que el tapón de corcho estaba en buen estado, ahora se podrá ratificarlo al aproximar la nariz al vino. Tampoco se deben observar olores como el vinagre, el azufra, el ajo, el caucho, el papel, etc. A veces, los olores de papel o de detergente aparecen en copas mal lavadas o mal aireadas. Por eso es tan importante vigilar la limpieza correcta de la cristalería, teniendo cuidado con los lavavajillas, los detergentes y los armarios cerrados. Lo mejor es limpiar las copas bajo un grifo de agua caliente, dejando correr el chorro, y secadas al aire. Al remover la copa suavemente, sosteniéndola por su largo pie, los aromas del vino se airean. Éste es el momento de acercar sin miedo la nariz a la copa, intentando reconocer los olores del vino, repasando de memoria las diferentes familias aromáticas: ¿a qué huele este vino?, ¿a flores?, ¿a frutas?, ¿a maderas?, ¿a hierbas o vegetales?, ¿a especias?... Si huele a frutas, ¿son verdes o maduras? ¿Es tan maduro que recuerda a las confituras? ¿Quizá se inclina hacia los frutos secos, las avellanas, las nueces, los dátiles y los higos?. Los mejores vinos son siempre aromáticos y complejos, y se van abriendo en la copa, haciéndose más expresivos y frutales a medida que permanecen en contacto con el aire.
Para oler bien es conveniente realizar tres inspiraciones sucesivas de dos segundos cada una, separadas por pequeños intervalos de descanso. Para empezar, no se deben catar muchos vinos distintos. Un papel y un lápiz servirán para apuntar las apreciaciones. Al pasar de un ambiente reductor en su botella a un ambiente oxigenado en la copa, los componentes aromáticos del vino evolucionan con mayor o menor rapidez. Si, al principio, pueden manifestarse algunos aromas de reducción (humo, cuero, caza), éstos desaparecerán con la primera aireación. Por esta razón, es necesario esperar antes de llegar a la conclusión de que el vino está reducido. Del mismo modo, las diferentes familias aromáticas no aparecen al mismo tiempo. Así, es instructivo y apasionante dejar que el vino "viva su vida", liberar la nariz y seguir su discurso aromático. De este modo, el uso del vino en la mesa será incomparable. El tiempo de la comida permite que el vino exprese todas sus facetas y su complejidad.
La primera sensación notable, y la más fácil de comentar, es la intensidad aromática. Según la potencia de los obres que se desprenden de la copa, se calificará la intensidad de débil a desarrollada, pasando por los adjetivos neutra, insípida, discreta, cerrada, aromática, abierta, expresiva, fuerte o intensa. A continuación se observará la limpieza aromática, es decir, su nitidez, la ausencia de defectos. La nariz será dudosa o pura, pasando por alterada, neta, franca, sana y sincera. Una noción más subjetiva y cuyo reconocimiento exige más experiencia consiste en observar la armonía de los olores. El vino será desagradable o complejo, pasando por común, simple, fino, severo, elegante, refinado, armonioso y con clase, Se puede reservar esta notación para el final de la degustación olfativa, como una síntesis. Finalmente se realiza el ejercicio más espectacular, la identificación de los matices aromáticos. Se puede proceder identificando directamente un olor. La frambuesa, la rosa o la vainilla, por ejemplo, En este caso, la analogía se impone al instante, sin reflexionar. Se dirá que el vino huele a cereza o a regaliz, Por el contrario, no se identifica un aroma preciso, se podrán observar simplemente las impresiones agrupándolas por familias o series aromáticas.
Para distinguir los aromas, basta clasificar las diferentes gamas. Los aromas primarios o varietales son muy característicos e identificadles en los vinos procedentes de variedades terpénicas o muy fragantes, como moscatel, malvasía, riesling, gewürztraminer, etc. Entre estos aromas primarios predominan las series floral, frutal, vegetal, mineral o, a veces, especiada. Los aromas secundarios, procedentes de las levaduras, de la transformación del azúcar en alcohol o de la fermentación maloláctica, son los más frecuentes y abundantes en todos los vinos. Predominan en esta gama las flores (incluyendo la miel), las frutas (verdes, maduras o en confituras o compotas), las especias, las notas vegetales, etc. Entre ellos se pueden distinguir las gamas de aromas más peculiares de las dos fermentaciones, con la presencia de notas aromáticas vinosas o lácticas (leche, mantequilla, yogur). Para los aromas de crianza, o bouquet, las gamas se multiplican: series floral, frutal, miel, confitería, madera y balsámica, empireumática (café torrefacto, chocolate, pimiento verde, fruta cocida, caucho quemado y otros aromas cálidos o incluso ardientes), especiada, animal, vegetal y química.
Una vez la copa esté vacía, la historia aromática no se detiene. La última gota del fondo de la copa aún dirá alguna cosa. El débil volumen de líquido puesto en contacto con el aire es un factor intenso de oxigenación. El vino revelará entonces una paleta de aromas. Las notas demasiado vegetales, demasiado tendentes a la madera, así como el carácter volátil se manifestarán sin piedad. Su resistencia a la oxidación, es decir, su capacidad de conservación, se desvelará a continuación. Calentando la copa con una mano y tapándola con la otra, como se haría con un viejo cognac o con un viejo armagnac, se podrá predecir el devenir del vino al envejecer, es decir, se podrá leer el porvenir del vino en el fondo de la copa.
Las sensaciones en boca:
Después de analizar los aromas, se procede a degustar el vino en boca. Para ello se debe beber lentamente una pequeña cantidad de vino. Un buche mesurado para que se pueda mantener y remover en la boca durante unos segundos. El primer contacto con el vino se nota en los labios y en la punta de la lengua. Por eso se bebe el vino lentamente, para notar esa primera sensación que da una idea de la temperatura del vino. Es conveniente acostumbrarse a utilizar un termómetro para medir la temperatura del vino en la copa y memorizar las sensaciones que producen los vinos en sus temperaturas básicas: 10 °C para los blancos, 11 °C para los rosados y 16 °C para los tintos. Sí los vinos están calientes, ya sean blancos, rosados o tintos, se deben enfriar en una cubitera con hielo. No se deben catar vinos a menos de 6 °C, pues sería imposible percibir los aromas.
Para saborear bien el vino en la boca, es aconsejable pasarlo una y otra vez por la lengua, apretándolo contra las encías, contra el paladar. Primero se cuentan dos o tres segundos, pensando sólo en las sensaciones dulces y saladas. Se deben buscar sobre todo las sensaciones dulces en la punta de la lengua para ver sí el vino es suave, maduro y seco, o sobremaduro y más o menos dulce. Los dulces activan la salivación debajo de la lengua. La mayor o menor graduación del vino se percibe también en boca, porque el alcohol produce una sensación cálida y dulce. Manteniendo el vino en la boca, y removiéndolo siempre con la lengua contra el paladar, se cuentan ahora siete u ocho segundos, buscando sólo las sensaciones ácídas y amargas. Los ácidos se notan en los laterales de la lengua y activan la salivación intermaxilar, es decir, es la misma sensación que cuando se tiene la boca seca en un día de verano y se bebe un refresco ácido. Los amargos se perciben en la parte posterior de la lengua, al fondo de la boca, y se deben a los taninos del vino, sobre todo de los tintos. Ponen la lengua rasposa y los labios tirantes, y cortan la salivación. Seguidamente se observa la sensación aromática que produce el vino en la nariz. No se debe olvidar que la nariz y la boca están unidas, y por eso se aprecian los aromas por vía retronasal. Ahora que el vino se ha calentado en la boca, apreciamos mejor los aromas. Algunos olores frutales, florales, especiados, etc., ya se descubrieron en la segunda fase de la degustación, pero es posible que ahora aparezcan nuevos y más sutiles aromas que no se habían detectado al oler por vía nasal directa.
Al margen de estos y otros aromas agradables que dan fe de la buena elaboración del vino, hay olores que denotan defectos. Se pueden encontrar algunos olores indeseables en vinos que no se conservan bien o no tienen la calidad exigible. Entre los aromas negativos se pueden citar: tapón de corcho, azufre, caucho, vinagre, etc.