TRATAMIENTOS FITOSANITARIOS PARA LA VID
La forma más habitual de combatir las plagas y enfermedades en agricultura, consiste en la aplicación adecuada de productos fitosanitarios. Pero antes de utilizarlos es muy importante conocer qué son, para qué sirven, qué efectos tienen sobre el entorno y qué riesgos corre la persona que los manipula o aplica.
Basándonos en la Ley 43/2002, de sanidad vegetal podemos realizar la siguiente definición de los productos fitosanitarios: "Los productos fitosanitarios o plaguicidas son las sustancias activas y los preparados destinados a proteger los vegetales contra las plagas o evitar la acción de éstas, destruir los vegetales indeseables o influir en la producción vegetal de distinta forma a como actúan los nutrientes. En este caso consideran plaga a todo organismo nocivo de cualquier especie vegetal, animal o agente patógeno".
En esta definición incluyen dos conceptos diferenciadores: "las plagas y las enfermedades". Por eso, si consultamos cualquier normativa observaremos que no hacen nunca referencia a las enfermedades de las plantas.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS PRODUCTOS FITOSANITARIOS
Composición de los Plaguicidas: La acción protectora de los productos fitosanitarios la lleva a cabo lo que se denomina materia o ingrediente activo, uno de los compuestos de su formulación, en la que también tienen cabida aditivos, coadyuvantes y sustancias inertes.
- Materia activa o ingrediente activo: Es la sustancia del plaguicida que realmente cumple la función para la que se ha formulado. Puede ser orgánica o inorgánica, natural, sintética o biológica. El porcentaje de esta sustancia debe aparecer siempre en la etiqueta. Una misma materia activa puede servir para el control de distintas plagas o enfermedades. En un mismo plaguicida pueden encontrarse dos o más materias activas.
- Coadyuvantes: Son sustancias que, modificando alguna característica física o química de las materias activas, mejoran su eficacia. Los más habituales son los disolventes, los adherentes o mojantes, los antiespumosos, los dispersantes (que aumentan la homogeneidad del producto) y los estabilizantes (que impiden una rápida degradación del producto).
- Aditivos: Son sustancias que ayudan a identificar el producto por el color, olor o irritabilidad, de forma que no se confunda con un producto inocuo como el agua. Su incorporación es un requisito legal.
- Materias inertes: Son ingredientes utilizados para facilitar el manejo y dosificación del plaguicida.
- Formas de Presentación: La presentación comercial de los productos fitosanitarios varía. Pueden venir en envases de distinta capacidad y bajo diferentes formas, algo que siempre debe aparecer indicado en la etiqueta del producto.
CLASIFICACIÓN DE LOS PRODUCTOS FITOSANITARIOS
Insecticidas, herbicidas, productos específicos, penetrantes, etc. Todos estos términos son o hacen referencia a plaguicidas, pero dependiendo del criterio seguido en su clasificación, pueden ser de un tipo u otro.
Patógeno sobre el que actúan:
- Insecticidas: Controlan a los insectos.
- Acaricidas: Luchan contra los ácaros.
- Nematicidas: Combaten a los nemátodos.
- Fungicidas o anticriptogámicos: Se usan para combatir las enfermedades.
- Bactericidas: Combaten a las bacterias.
- Herbicidas: Matan las malas hierbas.
- Molusquicidas o helicidas: Actúan contra caracoles y babosas.
- Rodenticidas: Se utilizan contra roedores.
- Avicidas: Intentan controlar a las aves y pájaros.
- Desinfectantes del suelo: Se emplean para eliminar agentes nocivos que habitan en el suelo, como los nemátodos y las podredumbres de raíz. Sin embargo, son poco específicos y matan también otros organismos que no son patógenos.
Dentro de los plaguicidas encontramos también los fitorreguladores que actúan sobre los ciclos de la planta, sin influir en ningún otro organismo.
Especificidad del Producto:
- Específicos o selectivos: Actúan sobre un patógeno en concreto.
- Polivalentes o de amplio espectro: Afectan a varios parásitos.
Comportamiento en la Planta:
- De contacto o superficiales: Los plaguicidas se quedan en la superficie de la planta. Son lavados fácilmente por la lluvia.
- Penetrantes y translaminares: Los productos se introducen en los tejidos vegetales a los que llega, y se quedan retenidos en ellos. Pasado un corto periodo de tiempo tras su aplicación, la lluvia no los arrastra.
- Sistémicos: Los fitosanitarios penetran en la planta y son transportados por su sistema vascular a todos sus órganos. También ejercen su acción en los tejidos que aparecen tras su aplicación. Igual que en los plaguicidas anteriores, una vez que pasan unas horas desde su aplicación, como el producto ha penetrado en la planta, no es lavado por la lluvia.
Modo de Acción: Hay que distinguir el tipo de plaguicida del que se trate (insecticida, fungicida, etc.).
Insecticidas y acaricidas: Según la forma en que se introduzcan en el parásito.
- Contacto: El plaguicida actúa al caer sobre el parásito y entrar en contacto con éste.
- Ingestión: El producto debe ser ingerido para poder actuar. El patógeno lo come o absorbe en su dieta habitual.
- Inhalación: Los parásitos se ven afectados al inspirar e introducir el fitosanitario en su sistema respiratorio.
- Mixtos: El producto posee dos o tres formas de actuación.
En función del estado de desarrollo del parásito sobre el que actúen:
- Adulticidas: Afectan a los individuos adultos.
- Larvicidas: Actúan sobre los estadios larvarios.
- Ovicidas: Interfieren en el desarrollo normal de los huevos.
- Mixtos:
Los plaguicidas pueden ser también atrayentes (si atraen a los patógenos hacia un cebo) o repelentes (si los alejan).
Fungicidas, dependiendo del momento en que se deben aplicar respecto a la aparición de la enfermedad, pueden ser:
- Preventivos o de contacto: Impiden la invasión de la planta por parte del agente nocivo, por lo que hay que aplicarlos antes de la infección. Se quedan en la superficie de la planta y evitan la germinación de las esporas.
- Curativos: Se aplican cuando la planta ya está infectada, pero siempre dentro de un plazo de tiempo tras la infección. Los fungicidas se introducen en las cepas y frenan el avance del micelio del hongo. Tienen acción curativa, aunque su mayor eficacia la alcanzan cuando se aplican antes de la infección. Pueden ser curativos penetrantes o curativos sistémicos.
Herbicidas, según el estado de desarrollo de la mala hierba cuando se aplica y su modo de acción:
- Pre-emergencia: Se aplican antes de que la vegetación adventicia haga su aparición en la parcela. Afectan a las semillas y plántulas jóvenes. Permanecen activos en el suelo durante un tiempo, por lo que se denominan herbicidas residuales.
- Post-emergencia: Se aplican sobre las malas hierbas cuando tienen 2 ó 4 hojas y siempre antes de que lleguen a formar la simiente. Si se utilizan con la vegetación muy crecida, pierden eficacia.
Según su forma de acción pueden ser:
- De contacto: Destruye sólo aquellos tejidos que moja.
- Sistémico: Penetra en la planta y es transportado por su interior junto con la savia. Afecta a todos los órganos vegetales, incluidos aquellos que aparecen después de su aplicación.
ETIQUETA DE LOS PRODUCTOS FITOSANITARIOS
Antes de utilizar cualquier plaguicida debemos leer bien la etiqueta, ya que nos ofrece información sobre el producto e indicaciones de uso. Este conocimiento nos permitirá manejar y aplicar correctamente el producto. Todo lo que aparece en la etiqueta es de cumplimiento obligatorio por parte del laboratorio que lo produce. Si examinamos una etiqueta encontramos:
- Nombre comercial: del producto fitosanitario.
- Nº de registro: Imprescindible en todo producto inscrito en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios.
- Nombre y dirección del titular de la autorización.
- Identificación del fabricante.
- Composición y cantidad de la materia activa: Se indican las materias activas del plaguicida y sus contenidos, expresados en %, p/p ó p/v.
- Nombre de las sustancias muy tóxicas, tóxicas, nocivas o corrosivas, que no sean ingredientes activos.
- Contenido del producto: Es el peso o volumen del producto comercial.
- Nº de lote y fecha de caducidad.
- Tipo de producto: Hace referencia a la función que realiza (acaricida, herbicida, fungicida, etc.).
- Tipo de formulado: Indica el tipo de presentación del producto (granulado, líquido emulsionable, polvo mojable, etc.).
- Tipo de acción: Resume las características del plaguicida como producto fitosanitario.
- Uso autorizado: Se señalan los patógenos que combate y los cultivos para los que está indicado y autorizado.
- Dosis recomendadas: Se indican las cantidades que utilizar en función del cultivo y su estado vegetativo.
- Momento de aplicación: Para asegurar la eficacia del producto es preciso aplicarlo en un estado vegetativo del cultivo o en una fase del patógeno concreto.
- Modo y normas de manipulación y empleo: Indica la forma de preparar el caldo y de aplicarlo.
- Incompatibilidades: Señala si existe alguna incompatibilidad con algún otro producto.
- Plazo de seguridad: Son los días mínimos que deben transcurrir entre la última aplicación y la recolección.
- Toxicidad para la fauna auxiliar.
- Peligrosidad para la fauna terrestre y acuática y, en ocasiones, apícola. Se expresa por medio de frases, que corresponden según la antigua normativa a las siguientes letras: A (inocuo), B (medianamente peligroso) y C (muy peligroso).
- Símbolos y pictogramas de peligro: Informan sobre los riesgos y peligros del producto. Aparecen impresos en negro sobre fondo amarillo-anaranjado.
- Frases de riesgo y consejos de prudencia, llamadas frases “R” y frases “S” respectivamente.
- Recomendaciones en caso de intoxicación o accidente.
- Recomendaciones de protección personal: Son recomendaciones para aumentar la seguridad de la persona que lo aplica.
- Indicaciones de la gestión de envases vacíos: Señala la obligación de realizar el triple enjuagado del envase (en caso de productos líquidos) y su entrega en los puntos de recepción autorizados.
RIESGOS DE LOS PRODUCTOS FITOSANITARIOS
El uso inadecuado o indiscriminado de plaguicidas conlleva una serie de problemas:
- Aparición de fenómenos de resistencia: de los patógenos debido al uso reiterado de los mismos productos, resultando cada vez más difícil su control. Las causas de esta resistencia pueden ser varias: resistencia genética más marcada de algunas poblaciones del patógeno, cambios en sus hábitos, degradación del plaguicida al modificar su metabolismo o incluso mutaciones.
- Esto obliga a aumentar la dosis del producto o a utilizar otros más tóxicos.
- Toxicidad para la fauna útil: disminuyendo de esta forma el control natural de plagas y enfermedades.
- Aparición de nuevas plagas: al proliferar la población de organismos que hasta ese momento estaban controlados por sus enemigos naturales. La utilización de productos poco específicos en los tratamientos químicos conlleva la muerte de esta fauna útil.
- Fitotoxicidad: Los plaguicidas trastornan el metabolismo de las cepas. Los síntomas más comunes son crecimiento lento y anomalías en las hojas (malformaciones, síntomas cloróticos, manchas blanquecinas, desecamientos, defoliación, etc.).
La fitotoxicidad puede aparecer por:
- Dosificación más elevada de la recomendada.
- Mezcla de productos incompatibles.
- Deficiente limpieza de la maquinaria utilizada.
- Aplicación del tratamiento bajo condiciones climáticas inadecuadas.
- Incremento de la contaminación ambiental, ya que gran parte del producto aplicado llega a la atmósfera, al suelo y a afluentes. Además se generan gran cantidad de envases residuales.
- Toxicidad para abejas y fauna terrestre y acuífera del entorno, al entrar en su cadena alimentaria.
- Problemas de toxicidad para el aplicador. El manejo y la aplicación de los plaguicidas provocan efectos nocivos en aquellas personas que los manipulan.
Estos efectos dependen de:
- La toxicidad y volatilidad del producto o la mezcla.
- El tiempo de exposición del operario.
- La dosis en que se encuentre, en caso de que la sustancia sea ingerida.
- Las condiciones climáticas durante la realización del tratamiento.
Las vías de absorción de los plaguicidas son la digestiva (al comer productos contaminados o con las manos contaminadas), la respiratoria (se producen especialmente en tratamientos con atomizadores y nebulizadores) y la cutánea (producida por derrames, salpicaduras, uso de ropas contaminadas y exposición al plaguicida durante el tratamiento).
Acumulación de residuos fitosanitarios en la uva pudiendo generar problemas enológicos en la bodega, e incluso sanitarios en las personas que lo consuman. Los podemos encontrar por:
- No cumplir el plazo de seguridad del producto.
- Empleo de dosis excesivas.
- Uso de plaguicidas no autorizados en vid.
Aumento de los costes de producción, ya que aumenta el número de tratamientos y el volumen de los productos utilizados.
APLICACIÓN DE PRODUCTOS FITOSANITARIOS
Su uso implica una serie de pautas si quieremos que el tratamiento sea eficaz, respetuoso con el ecosistema y con bajo riesgo para la salud de las personas que los manipulan, aplican y consumen los frutos obtenidos o sus derivados. Además intentaremos utilizar el menor volumen de producto posible y maximizar el rendimiento de trabajo.
- ¿Qué Utilizar?: Hace referencia al producto elegido y a las dosis utilizadas.
- ¿Cuando?: Hay que fijarse en el estadío más sensible del patógeno y en el estado fenológico de la vid. También hay que considerar las condiciones climáticas en el momento de la aplicación (viento, temperatura y humedad).
- ¿Con Qué?: Hay que elegir los equipos más adecuados según el producto a utilizar y la localización del parásito en la cepa. Además habrá que cuidar el calibrado de la maquinaria y el mantenimiento de todos los componentes.
MEDIDAS PREVENTIVAS Y DE PROTECCIÓN
Compra:
- Tras comprobar la plaga o enfermedad que afecta al viñedo y la necesidad de combatirla, se elige el producto menos tóxico y contaminante, que sea eficaz en su control y que esté autorizado para el viñedo.
- El envase debe estar precintado y etiquetado debidamente en castellano. Además, tendrá visible el número de registro oficial.
- Lee la etiqueta y asegúrate de que el producto es el adecuado para el patógeno invasor y el cultivo. Con la lectura te informarás además del modo más conveniente para aplicarlo y de las precauciones que tomar.
Transporte:
- Los productos fitosanitarios irán separados de pasajeros, alimentos y bebidas, y en el interior de un contenedor para impedir que los envases se muevan.
- Evita su transporte dentro del habitáculo del vehículo.
- Protege los envases de la lluvia y la exposición directa al sol.
Almacenamiento:
- Los locales contarán con las debidas medidas contra incendios y suficiente ventilación.
- Deja los productos en un sitio seguro, fuera del alcance infantil y separados de alimentos, bebidas o piensos. En ningún caso los almacenarás en una vivienda.
- Mantén los productos siempre en sus envases originales.
- No apiles los envases y no los dejes en contacto directo con el suelo.
- Clasifícalos por tipos, usos y riesgos, y utiliza siempre el primero que entró en el almacén, aplicando el principio de “el primer producto en entrar debe ser el primero en salir”.
Manipulación:
- No fumes, comas ni bebas durante la manipulación de los productos. Tampoco debes tocarte la cara con las manos o guantes sucios.
- Usa el equipo de protección individual adecuado, una vez que te hayas asegurado de que está en buenas condiciones.
Los EPI son equipos imprescindibles durante el manejo y aplicación de los productos fitosanitarios. Por esta razón debes conocerlos muy bien.
MEDIDAS PREVENTIVAS Y DE PROTECCIÓN
Preparación del Caldo:
- Tras la lectura de la etiqueta, sigue las instrucciones o advertencias que te dan.
- Elige la dosis más apropiada y, una vez decidido el volumen de caldo necesario, calcular correctamente la cantidad de plaguicida que utilizar.
- Asegúrate de que la maquinaria de aplicación es la más adecuada y que funciona correctamente.
- Prepara el caldo al aire libre, mezclando el menor número posible de productos, una vez que te hayas asegurado de su compatibilidad. Tras preparar el caldo aplícalo en poco tiempo, ya que muchos productos pierden sus propiedades.
- Utiliza agua limpia para preparar el caldo de tratamiento.
- Una vez que vacías el envase, realiza un triple enjuague del mismo, echando el agua de lavado a la cuba de tratamiento.
Aplicación:
- No realices el tratamiento si las condiciones ambientales son adversas: viento moderado o alto (mayor de 1,5 m/s), temperaturas superiores a 25 ºC, previsión de lluvia, etc.
- Para realizar los tratamientos fitosanitarios debes estar en posesión del correspondiente carné de manipulador-aplicador.
- Utiliza el EPI correspondiente.
- Asegúrate de que no hay personas en el viñedo que se va a tratar.
- Intenta que la distribución del producto sea homogénea.
- Si se obstruye alguna parte del equipo de tratamiento, límpialo con agua a presión.
Finalización del Tratamiento:
- Dúchate una vez terminado el tratamiento. De igual forma limpia debidamente todo el equipo utilizado, tanto la maquinaria como el equipo de protección individual.
- Cambia los filtros de protección de las máscaras al final de su vida útil o una vez que se llegue a su fecha de caducidad.
- Lleva los envases de productos fitosanitarios vacíos a los puntos de recepción para su gestión.
- Anota el tratamiento que hayas realizado para seguir la trazabilidad de la uva, indicando las referencias que se solicitan y que más adelante te comentaré.
- Respeta el plazo de seguridad antes de vendimiar.
PREPARACIÓN DEL CALDO DE TRATAMIENTO
Antes de realizar el tratamiento tenemos que preparar el caldo para utilizar en la cisterna del equipo de tratamiento.
- Realizar la preparación al aire libre, para evitar intoxicaciones.
- Utilizar los EPI oportunos.
- Mezclar el menor número posible de productos y siempre que sean compatibles.
Normalmente se aprovecha un mismo tratamiento para combatir varios patógenos, por lo que se mezclan distintos plaguicidas en el tanque de tratamiento. Esta mezcla puede acarrear problemas por:
- Insolubilización o precipitación de alguno de ellos.
- Atascos en las boquillas de los equipos.
- Fitotoxicidad en las cepas, etc.
Por esto es conveniente hacer las mezclas tras informarnos sobre la compatibilidad de los plaguicidas que utilizar y del orden en que deben realizarse las disoluciones. Así por ejemplo habrá que dejar pasar varios días entre una aplicación con aceites y otra con azufre, o si en un tratamiento se mezclan:
- Varios polvos mojables, se mezclarán previamente los polvos en seco y después en el agua de tratamiento, agitando constantemente para evitar la formación de grumos.
- Varios líquidos emulsionables, se diluyen en agua por separado y después se vierten en el pulverizador con agua, sin dejar de agitar.
- Un polvo mojable y un líquido o un líquido emulsionable, primero se prepara el polvo en la cisterna del equipo de tratamiento, y luego se añade el líquido o el líquido emulsionable.
- Un líquido y un líquido emulsionable, primero se prepara el emulsionado y después se añade el líquido.
Utilizar la dosis más adecuada: según la densidad de población del patógeno, de forma que si ésta es elevada, se utiliza la dosis más alta recomendada y si es baja, la menor. Una dosis mayor de la indicada no aumenta la eficacia del tratamiento, incrementa sus costes y por supuesto, aumenta la contaminación ambiental. Si utilizamos una dosis menor de la recomendada, se limita la eficacia y se generan resistencias.
Las dosis, que obligatoriamente deben indicarse en la etiqueta del envase, vienen expresadas en distintas unidades:
- En caso de polvos y gránulos, en kg/ha.
- Si son polvos mojables o líquidos, en cantidad de producto por superficie (en kg/ha ó l/ha) o por volumen de caldo (expresado en %, kg/hl, g/hl, l/hl, cc/hl ó ml/hl)
Por ejemplo si la dosis indicada es de 0,20 %, se echarán 0,20 kilogramos o litros de producto comercial en cada 100 litros de agua. Salvo que se diga otra cosa, se supone que se aplican 1000 litros de caldo por hectárea cuando el cultivo está totalmente desarrollado. Sin embargo, como cada vez mejora más la eficiencia de los equipos utilizados, este volumen disminuye. En estos casos debes tener en cuenta que hay que mantener la dosis del plaguicida por superficie que se vaya a tratar, por lo que sería conveniente calcular el volumen del producto comercial que necesitamos por hectárea, no por volumen de caldo a preparar.
Hay que calcular muy bien el volumen de caldo, para que no falte y poder tratar toda la superficie prevista, pero para que tampoco sobre. Si sobra, el caldo aplicado llevará menos materia activa de la recomendada, ya que la cantidad utilizada la calculamos normalmente por superficie y la eficacia del tratamiento se reducirá. Además el líquido sobrante es probable que acabe vertido directamente en el suelo o en cauces fluviales.
El volumen de caldo que utilizar depende de la maquinaria con la que se aplique y el desarrollo vegetativo del viñedo en ese momento. En este último caso, habrá que recalcular proporcionalmente la cantidad de producto comercial para emplear, ya que las dosis se indican para el cultivo completamente desarrollado y, si mantenemos la dosis por hectárea, podemos provocar fitotoxicidad en la cepa.
MAQUINARIA DE TRATAMIENTO
Hay que utilizar distinta maquinaria en función de la formulación del fitosanitario que vallamos a emplear.
Cuando se aplican productos:
- Pulverulentos, se utilizan espolvoreadores.
- Líquidos, se usan pulverizadores.
- Gaseosos, se manejan fumigadores.
En viñedo se utilizan pocos plaguicidas en forma de polvo, prácticamente solo el azufre. La maquinaria más habitual son los pulverizadores, ya que la mayor parte de los productos aplicados son líquidos. En cuanto a los productos fumigantes utilizados se reducen básicamente a los desinfectantes de suelos, con los que se quiere combatir los nematodos y las podredumbres de raíz.
Espolvoreo: es un método rápido y sencillo, utilizado en tratamientos cuyas materias activas se aplican en forma de polvo y se distribuyen por medio de una corriente de aire. Penetra muy bien en el follaje y en los racimos y ejerce un buen recubrimiento sobre los órganos.Como inconvenientes encontramos:
- Elevado gasto de producto fitosanitario.
- Sólo se puede tratar cuando el viento está en calma, porque sino el producto pulvelurento se desvía con el viento y no llega a la zona de la planta a la que se ha dirigido. Es lo que se conoce como “problemas de deriva”.
- Gran toxicidad para el personal que lo aplica al trabajar bajo una gran nube de producto, generada alrededor del equipo de tratamiento.
- Poca permanencia en la superficie de la planta. Se elimina fácilmente con lluvia.
- Escasa existencia de productos de este tipo en el mercado para combatir las plagas y enfermedades. Como mucho encontramos algún antibotrítico y antipolilla, siendo el más habitual un antioidio cómo el azufre.
El espolvoreador está compuesto básicamente de:
- Tolva: en la que se introduce el producto que se va a aplicar. Suele llevar un sistema de agitación del polvo para evitar su apelmazamiento.
- Dosificador: Es un sistema que regula la cantidad de plaguicida que sale por la tobera.
- Elemento generador de la corriente de aire: Pueden ser ventiladores o fuelles.
- Conductos y toberas espolvoreadoras: Se trata de tubos flexibles y direccionales, con salidas orientables, por las que se encamina el plaguicida hacia el exterior.
Pulverización: Esta técnica se basa en la aplicación de un caldo, en forma de gotas, sobre la parte afectada de la planta, utilizando un producto fitosanitario en disolución, suspensión o emulsión con agua, mediante presión hidráulica, corrientes de aire o centrifugación.
Los tratamientos fitosanitarios aplicados por pulverización se pueden clasificar según el gasto de caldo utilizado:
- Volumen normal: El gasto es mayor de 1000 l/ha.
- Volumen medio: Se gasta entre 400 y 1000 l/ha (en viñedo en plena vegetación se suelen utilizar entre 500 y 600 l/ha).
- Bajo volumen: Utilizan 250-500 l/ha.
- Muy bajo volumen: Gastan entre 50 y 250 l/ha.
- Ultrabajo volumen: Su gasto en viñedo es inferior a 50 l/ha. Se utiliza principalmente con herbicidas de de post-emergencia, con equipos centrífugos.
Debemos tener presente que la dosis de la materia activa por superficie utilizada en el tratamiento debe ser siempre la indicada por el fabricante del plaguicida.
En los equipos de pulverización se debe tener en cuenta:
- Tamaño de las gotas: El diámetro de la gota por utilizar depende del equipo usado, que debe elegirse en función del tipo de tratamiento a realizar (sistémico, de contacto, etc.).
Las gotas grandes ruedan fácilmente sobre la superficie de la hoja y caen por gravedad sin llegar a realizar su función, aumentando la contaminación ambiental. Su cobertura es peor, no se pueden transportar en corrientes de aire y el gasto de producto es mayor.
Las gotas muy pequeñas se pueden llegar a secar rápidamente sin dar tiempo a que la planta las absorba, sobre todo si la temperatura es elevada y la humedad relativa baja. Con ellas aumenta el peligro de deriva en el tratamiento.
Sin embargo, se prefiere una gota pequeña, ya que genera una alta uniformidad y se utiliza menos volumen de caldo. Por todo ésto, buscaremos un tamaño intermedio, siempre adecuado al producto fitosanitario y a la cobertura y penetración deseada. El tamaño de la gota está relacionado con la boquilla utilizada, con la presión del líquido, la velocidad de la corriente de aire, etc.
- Distribución homogénea de las gotas: De esta forma el reparto del producto fitosanitario será uniforme sobre la superficie de la planta. Este punto es clave por ejemplo en herbicidas y fungicidas de contacto o insecticidas de contacto e ingestión. Sin embargo, pierde importancia en productos sistémicos o plaguicidas que actúan por inhalación.
- Alcance de las gotas y penetración: Según la presión con la que son propulsadas y el medio en el que se transportan, las gotas tendrán mayor o menor alcance y penetración en el follaje y racimos. El caldo se introducirá mejor en zonas poco expuestas si es arrastrado por aire, que a su vez mueve la vegetación dejando descubiertas tales zonas. Podemos clasificar los pulverizadores en tres tipos (pulverizadores hidráulicos, hidroneumáticos y neumáticos). También existen los denominados pulverizadores centrífugos.
Se utilizan los pulverizadores, de los que existe una gran variedad. La clasificación más sencilla de estos equipos se basa en los sistemas de formación y transporte de las gotas.
- Pulverizador hidráulico o simplemente pulverizador: Formación de la gota hidráulica y transporte por la propia energía cinética. Su distribución es uniforme, pero su penetración en el follaje deficiente. Por estas razones se utilizan para tratamientos contra malas hierbas.
- Pulverizador hidroneumático: Formación hidráulica de la gota y transporte neumático a baja velocidad. Menor uniformidad de tratamiento que en el caso anterior, pero mejor penetración. Es el equipo más utilizado en las aplicaciones fitosanitarias.
- Pulverizador neumático: Formación y transporte de la gota por corriente de aire. Tienen buena uniformidad y penetración, por lo que resulta muy apropiado para los tratamientos de polilla y Botrytis en los racimos. Estos equipos no tienen boquillas propiamente dichas.
- Pulverizador centrífugo: Formación de gota en disco dentado y transporte por fuerza centrífuga. Se utiliza con herbicidas, con equipos denominados lanzas de tratamientos. También es el sistema utilizado en los tratamientos aéreos.
Los equipos de pulverización constan básicamente de:
- Cuba de tratamiento: Es de material plástico resistente y de fácil limpieza. En él se realizan las disoluciones de los productos con el agua. Debe llevar incorporado un agitador para mezclar el producto y evitar sedimentaciones.
- Bomba: Proporciona la presión necesaria para la formación de la gota, y en algunos casos para transportarla hasta la vegetación.
- Regulador de presión y caudal gastado:
- Conducciones, manguera, barras, toberas, etc.: Distribuyen el caldo desde la salida de la bomba a las boquillas o sistemas de transporte.
- Sistemas de filtrado: Se utiliza para evitar las obturaciones de las boquillas.
- Boquillas: Son los elementos que pulverizan el líquido a presión.
- Ventilador y deflectores: (si se trata de un pulverizador hidroneumático o neumático). Estos elementos producen y distribuyen la corriente de aire.
Otros sistemas para realizar las aplicaciones fitosanitarias son las mochilas o los tratamientos aéreos con avioneta o helicóptero.
Fumigación: Se utiliza en la desinfección de suelos. En este caso la materia activa se descompone en gases, de forma que su distribución resulta homogénea si el terreno está mullido. Para disminuir su pérdida por evaporación a la atmósfera, se compacta la superficie del suelo una vez realizado el tratamiento, de forma que queda “sellado” y el efecto del gas se mantiene durante cierto tiempo.
Se aplica mediante inyectores acoplados a rejas de subsolado, tras las que pasa un rodillo para sellar la superficie del terreno.
Este tipo de tratamiento implica un gran riesgo contra la salud, dada la gran toxicidad de los productos empleados y que la vía de entrada es por inhalación. Debido a ésto, la aplicación sólo la puede efectuar personal especializado, debidamente autorizado.
Las técnicas de aplicación de los productos fitosanitarios son:
- Espolvoreo: Utiliza productos sólidos en forma de polvo aplicados con espolvoreadores.
- Pulverización: Se aplican gotas sobre la superficie que se va a tratar, por medio de pulverizadores hidráulicos, hidroneumáticos y neumáticos.
- Fumigación: Inyecta desinfectantes gaseosos en el suelo utilizando fumigadores.
NORMATIVA EN EL USO DE PRODUCTOS FITOSANITARIOS
Aunque los productos fitosanitarios nos ayudan a combatir distintos agentes patógenos de los cultivos, también tienen grandes efectos nocivos en distintos ámbitos. Esto hace imprescindible su control mediante normativa legal. La normativa, que afecta a todos aquellos que tengan contacto con los plaguicidas, incluidos fábricas, comercios, importadores, agricultores y agricultoras, y profesionales en el sector fitosanitario, está en el www.boe.es
Sin embargo, también existe normativa específica destinada a los aplicadores y poder obtener el carnet para manipular productos fitosanitarios y el plan de acción nacional para el uso sostenible de Productos Fitosanitarios.
En toda empresa agroalimentaria se debe llevar un sistema de trazabilidad con el fin de localizar rápidamente el origen de cualquier problema a nivel alimenticio que pudiera surgir para así tomar las oportunas medidas correctivas. Esto exige a los agricultores y agricultoras llevar un registro exhaustivo de las aplicaciones fitosanitarias realizadas en su cultivo. Obligatoriamente tienen que registrar el patógeno sobre el que se actúa, el producto utilizado, su nombre comercial y el número de registro. Es interesante anotar también el tipo de aplicación, la dosis utilizada, el umbral de tratamiento sobre el que se ha actuado y, desde luego, la fecha y la variedad tratada.
PLAGAS Y ENFERMEDADES
- Enfermedades transmisibles por injerto: producidas por virus, fitooplasmas y viroídes. (Fanleaf o complejo del entrenudo corto, Leafroll o enrollaminento virótico, Jaspeado o Fleck, enfermedada de las “ennations”, compleja de la madera rizadamadera estriada, mosaicos amarillos, flavescencia dorada, etc.).
- Enfermedades fúngicas: oidio, mildiu, exocortis, complejo de la yesca, complejos de las enfermedades vasculares de la madera (Phaemoniella,Botritiosphaeria), Botritis, etc.
- Ácaros:ácaro amarillo, erinosis, ácaros rojos, etc.
- Nematodos: Xiphinemasp y Meloidogne sp.
- Insectos: que pueden clasificarse adecuadamente por el órgano de las cepas al que más afectan así podemos hablar de insectos que atacan a los racimos (polillas del racimo, avispas,...), a las hojas (minadores, cícadelidos), a tas ralees (filoxera) y los sarmientos (Xyotrechus arbicola,) aunque en algunas ocasiones estas plagas afectan a más de un órgano de las cepas según en que momento o momentos de su ciclo afecten a las cepas.