TURISMO EN EL PARADOR, CASTILLO Y PALACIO REAL DE OLITE (NAVARRA)
- Nombre: Palacio Real de Olite
- Localidad: Olite
- Dirección: Plaza Carlos III El Noble
- Siglos de construcción: XIV
- Estilo: Gótico
- Monumento nacional: Elegido la 1ª maravilla de las 7 maravillas medievales de España.
- Web: www.guiartenavarra.com
- Teléfono: 948741273 - 948740035
- Email: info@guiartenavarra.com
- Precio entrada: Visita Libre 3,50 € / Visita Guiada: 4,90 €.
El Palacio de los Reyes de Navarra de Olite, Palacio Real de Olite o Castillo de Olite es una construcción de carácter cortesano y militar construido durantes los siglos XIII y XIV en la localidad de Olite. Fue una de las sedes de la Corte del Reino de Navarra a partir del reinado de Carlos III "el Noble". Cada verano es sede principal del Festival de Teatro Clásico de Olite.
El Palacio Real de los Reyes de Navarra de Olite fue elegido como la primera maravilla medieval de España, celebrada por la revista medieval por motivo de su 4º aniversario, estando por delante de maravillas de la talla del monasterio de Santa María de Meira, la catedral de Santiago de Compostela, la Alhambra, la iglesia de San Pedro de la Nave, el monasterio de San Millán de la Cogolla o el monasterio de Poblet.
El Palacio Real de Olite, fue corte de los Reyes navarros hasta la conquista de Navarra y su incorporación a la Corona de Castilla (1512), fue uno de los castillos medievales más lujosos de Europa. Así, un viajero alemán del siglo XV escribió en su diario, que hoy se conserva en el British Museum de Londres: "Seguro estoy que no hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso y de tantas habitaciones doradas".
Contemplando su majestuoso perfil y la elegancia de sus caprichosas torres, no resulta difícil trasladarse al medievo e imaginar cómo era la vida cortesana en un palacio que contaba con ricas decoraciones, exóticos jardines e incluso un zoológico. En él se celebraban justas y torneos, juegos de pelota e incluso corridas de toros. Olite rememora aquel pasado, en el que llegó a ser la sede de la Corte en tiempos de Carlos III el Noble, durante sus Fiestas Medievales.
El Palacio Real de Olite es la prueba del esplendor cortesano que durante la Edad Media vivió la ciudad de Olite, histórica localidad situada en la Zona Media de Navarra, a 42 kilómetros al sur de Pamplona. Declarado Monumento Nacional en el año 1925, ocupa un tercio del casco urbano medieval y está considerado como uno de los conjuntos civiles góticos más interesantes de Europa.
Emplazado sobre restos de una antigua fortaleza romana, durante los siglos XIII-XIV sufrió diversas transformaciones. Esta parte es la que se conoce como Palacio Viejo y la que actualmente acoge el Parador Nacional de Turismo "Príncipe de Viana". De ese antiguo edificio se conservan los muros exteriores y las torres. En su fachada destacan los ventanales góticos, la puerta principal renacentista y la torre de la Atalaya.
Pero su gran desarrollo fue impulsado desde principios del siglo XV por el rey Carlos III el Noble, que para tal fin atrajo a su corte a numerosos maestros peninsulares y europeos. El Palacio nuevo se edificó en estilo gótico civil francés. Y es que el Rey, nacido en Nantes, procedía de una importante dinastía de la nobleza francesa, cuya influencia le hizo desarrollar su imaginación y buen gusto en el Palacio de Olite, que convirtió en su palacio predilecto.
El palacio quedó parcialmente destruido en un pavoroso incendio provocado en 1813 por el general Espoz y Mina para evitar que los franceses, en su retirada, se hiciesen fuertes en el castillo. Su aspecto actual es fruto de una cuidadosa restauración acometida en 1937 que ha intentado devolverle el aspecto primitivo. Se caracteriza por grandes muros de piedra que describen un perímetro de entrantes y salientes, y torretas circulares con cubiertas de pizarra que se levantan en las esquinas.
Un amplio patio da acceso al interior del recinto, que puede visitar acompañado de un guía. Junto a este patio, antiguo jardín de los toronjales, se hallan otros dos llamados de la "Pajarera" y de la "Morera". En este último existe una morera de varios siglos declarada Monumento Natural.
Detrás encontrará el núcleo central del Palacio Nuevo, en cuyo piso noble se conservan las cámaras del Rey, con amplios ventanales abocinados, y de la Reina. Desde la primera cámara se accede a la Galería del Rey, mientras que la cámara de la Reina comunica con un pequeño patio llamado del "Naranjo" o "jardín de la Reina".
Sobre el núcleo central que alberga las cámaras se alza la silueta de las distintas torres almenadas. La más alta y espectacular es la torre del "Homenaje", mientras que la más caprichosa es la de las "Tres Coronas". Desde la torre de los "Cuatro Vientos" los reyes seguían los torneos. Ahora no podrá ver torneos, pero sí disfrutará de una bella panorámica.
En la zona más sombría del palacio encontrará el pozo del hielo, cuya tapadera recuerda a una enorme cáscara de huevo. En él se guardaban capas de nieve para conservar los alimentos, de ahí que se conozca como "la nevera".
Durante su visita no olvide el lujo que rodeaba a este palacio. Contaba con exóticos jardines, algunos suspendidos a casi 20 metros de altura y un pequeño parque zoológico con leonera que se hallaba en los desaparecidos Jardines o Huertos del Rey, al este del actual Palacio. Además sus paredes estaban ricamente decoradas con azulejos, yeserías y techos de madera tallada. Tras el incendio, sólo permanece la decoración de la conocida como Cámara de los Yesos.
Fue escenario de juegos como la pelota y la raqueta y, en ocasiones especiales, se celebraban justas y torneos, como los organizados durante la boda de la princesa borgoñona Agnes de Clèves y el Príncipe de Viana, hijo de Carlos III, y cuyo título lo ostenta hoy la Princesa de Asturias. Otra diversión muy arraigada fueron las corridas de toros. En la plaza que sirve de antesala al castillo, a través de unas escaleras de caracol, accederemos a las galerías medievales en las que existe un exposición sobre la vida de la corte de Carlos III el Noble.
La visita al palacio puede completarse con la iglesia gótica de Santa María y la románica de San Pedro, dotada de claustro y airosa torre gótica rematada por aguja, que rivaliza con las que animan el perfil del Palacio. Asimismo podrá conocer el recinto amurallado romano más completo y mejor conservado de Navarra, si recorre sus murallas defensivas. Callejee sin prisa, recorra sus rúas y como colofón, disfrute en la mesa de las especialidades de la zona regadas por los afamados vinos de Olite, que ostentan la Denominación de Origen Navarra. No olvide visitar el Museo del Vino de Navarra, que tiene su sede en esta localidad.
Y si desea retroceder a la Edad Media en Olite, nada mejor que acercarse durante las Fiestas Medievales, que se celebran en el mes de agosto a lo largo de tres días. En la trasera del palacio tiene lugar también en el verano parte del programa del Festival de Teatro Clásico de Olite.
"OLITE" MUNICIPIO DE LA COMUNIDAD FORAL DE NAVARRA
Olite (Erriberri en euskera de manera no oficial) es un municipio y una ciudad española de la Comunidad Foral Navarra. Es la cabeza de la merindad del mismo nombre, y que corresponde con el mismo territorio del Partido judicial de Tafalla. Dista 42 km de la capital de la comunidad, Pamplona, y su población en 2014 fue de 3886 habitantes (INE).
- Situación: Olite se encuentra en la zona media de Navarra, a orillas del río Zidacos. A 42 km al sur de Pamplona y 50 km al norte de Tudela. Con una altitud de 388 metros sobre el nivel del mar. Su término municipal tiene una superficie de 83,20 km² y limita al norte con Tafalla, al este con Pitillas, Murillo el Cuende y Beire; al sur con Caparroso y al oeste con Tafalla, Falces y Marcilla.
- Demografía: Olite ocupa el 32.º puesto como municipio de mayor población de Navarra, con una población de 3886 habitantes en 2014.6 de los que 1.896 son varones y 1.854 son mujeres. Su densidad de población es de 46.17 hab/km².
- Topónimo: Su denominación en castellano, Olite es de origen romance. A ciencia cierta se desconoce su significado aunque existe algunas especulaciones sobre su origen que relacionan el nombre con Olivos, idea difundida desde muy antiguo y prueba de ello es la presencia de este árbol en el escudo de la localidad. También existe otra teoría que el nombre procedería de Ologitum que significa bastión o defensa, aunque según parece este nombre aparece en documentación antigua solo como anécdota o lapsus.
El nombre si hubiera evolucionado directamente del latín al castellano habría sido muy probablemente Olito, aunque la pérdida de la última vocal propia del navarro-aragonés diera como resultado Olit y a éste posteriormente se le añadiría la vocal paradójica dando como resultado el nombre actual, como ha ocurrido en otros nombres como Murchante o Cascante.
En cuanto a su nombre vasco Erriberri claramente significa tierra nueva y su origen debió ser durante La Reconquista al haber permanecido durante muchos años por aquí la frontera entre los dominios cristianos y musulmanes. En este texto del historiador Esteban de Garibay del siglo XVI, se cita de la siguiente manera:
Esta villa de Olite en la lengua Cantabra, que era la mesma que estos Vascones hablauan, es aun oy dia llamada Erriuerri, que significa tierra nueua, como lo era esta por ellos edificada, aunque otros corrompiendo el nombre dizen Arriberri, que significa piedra nueua.
Aparte de este texto, no existe otro que demuestre que el nombre de Erriberri se haya usado desde antiguo para denominar en euskera a la localidad y este podría abarcar toda la "tierra nueva" o "extremadura" que empezaba aquí.
El nombre aparece recogido en documentos antiguos de la siguiente manera: Olit (1102, NEN); Holeti (1102, NEN); Olete, Oletus (1234-1253, NEN); Oleti, Oleto (1280, NEN); Holit (1280, NEN); Olith, Olite, Olitus (1171, 1312, 1396, NEN); Ologito, Ologitum (NEN); Erriberri (1656, NEN).
Desde el año 2009 el municipio se denomina oficialmente Olite en castellano y Erriberri en euskera aunque el pleno de su ayuntamiento acordó el 2 de septiembre de 2011 pedir al Gobierno de Navarra que la denominación oficial sea solo Olite. Si bien, quedó pendiente de ser aprobado por el Gobierno de Navarra, publicado en el Boletín Oficial de Navarra y en el Registro de entidades locales de Navarra de acuerdo a la Ley de administración local de Navarra (Ley Foral 6/1990).
Su gentilicio es olitense u olitejo.
- Bandera: La bandera de Olite está formada por un paño rectangular de proporción 2/3 de color blanco con el escudo de la ciudad en sus esmaltes en el centro.
- Escudo: El escudo de armas de la ciudad de Olite tiene el siguiente blasón: Trae de oro y un olivo de sínople arrancado y acompañado de dos castillos almenados y mazonados en su color. Coronado y circundado por una cadena de oro sobre fondo rojo.
En las vidrieras del Palacio de Navarra aparece con el siguiente blasón: Trae de plata y un olivo de sínople coronado de oro y flanqueado de dos castillos del mismo metal almenados. Bordura de gules con las cadenas de Navarra de oro.
- Prehistoria y Edad Antigua: Por los restos arqueológicos se conoce que en época imperial romana (siglo I d. C.), un fuerte cinturón amurallado defendía un pequeño altozano en el que más tarde se fundaría la villa medieval. Además alrededor del núcleo urbano actual se han encontrado restos de villas romanas.
- Edad Media: San Isidoro de Sevilla en su Historia de regibus gothorum nos ofrece la primera referencia escrita sobre Olite: Según el citado obispo de Sevilla, el rey godo Suintila fundó la ciudad de Oligicus u Ologite en el 621 y la volvió a fortificar para hacer frente a los vascones. Por un privilegio dado en Estella en el año 1147, García IV Ramírez "el Restaurador", rey de Navarra, otorgó a Olite su primer fuero, el Fuero de los francos de Estella, dándoles por la misma ocasión tierras de cultivo. La promulgación del Fuero produjo una rápida expansión de Olite.
Como instrumento jurídico, proporcionó a la población un ejercicio social propio (el término municipal), jurisdicción privativa y notables ventajas fiscales, así como elementos y cuadros propios de gobierno de la villa. El 17 de marzo de 1266, en Saint Denis, Teobaldo II concede a Olite quince días de feria anual, como "las tienen los burgueses de Estella", empezando el 1 de mayo. Desde ese mismo año se celebraron Cortes en Olite. En enero de 1302, Felipe y Juana, reyes de Navarra, atendiendo las peticiones de Olite, varían la fecha de la feria anual, señalando su comienzo el 2 de noviembre.
Tras siglos oscuros, la villa de Olite comenzó una etapa de esplendor durante la Baja Edad Media, al ser elegida como una de las sedes favoritas de los reyes de Navarra. A partir del siglo XV el rey Carlos III "el Noble" y su esposa Leonor de Trastámara comenzaron la construcción del Palacio Real de Navarra en Olite, reflejo de su época.
Es capital o cabeza de la merindad de su nombre, creada por Carlos III de Navarra en 1407.
- Edad Moderna: Felipe IV le concede el título de ciudad en 1630. Desde sus brillantes momentos en el siglo XV y hasta el siglo XIX, Olite experimenta un eclipse político y un fuerte descenso demográfico.
- Edad Contemporánea: A comienzos del siglo XIX son de destacar los graves problemas de los comunales y el interesante fenómeno del cooperativismo agrario (en Olite se fundó la primera cooperativa de Navarra y tercera de España).
MONUMENTOS RELIGIOSOS
- Iglesia de San Pedro: Es la iglesia más antigua de Olite. Fue iniciada en estilo románico y ampliada con posterioridad en época barroca. Destacan la portada y el claustro románicos, y una original torre gótica (de 54 m de altura), coronada por una airosa flecha (siglo XIV), llamada también Alta Torre.
- Iglesia de Santa María La Real: Iglesia gótica en la que destacan su fachada, su portada y su retablo renacentista de Pedro de Aponte. Fue declarada Bien de Interés Cultural del patrimonio español con el código RI-51-0000307.
MONUMENTOS CIVILES
- Palacio Viejo o de los Teobaldos: A partir de una construcción romana, se construyó un primer castillo defensivo en época del rey Sancho VII, el Fuerte (siglos XII–XIII). Siendo mejorado por sus sucesores Teobaldo I y Teobaldo II. Actualmente en él se ubica un Parador Nacional.
- Palacio de los Reyes de Navarra: Fue Carlos III "el Noble", quien en el siglo XIII comenzó la ampliación del anterior dando lugar al Palacio de los Reyes de Navarra. Aunque casi todos lo llaman "castillo", lo correcto es referirse a él como "palacio", ya que se trata de una construcción con carácter cortesano, donde los aspectos residenciales prevalecieron sobre los militares (defensa).
Uno de sus principales encantos es el aparente desorden de su diseño. Esto se debe a que su construcción nunca se afrontó como un proyecto de conjunto, debiéndose el resultado final a las continuas obras de ampliación y reformas que se sucedieron durante siglos, aunque la mayor parte de las obras se realizaron entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV. El entonces rey de Navarra, Carlos III "el Noble", decidió convertir el palacio existente en sede real permanente y dotarla de todo el ornamento propio de estas.
El conjunto formado por sus estancias, jardines y fosos, rodeados por las altas murallas y rematados por las numerosas torres, le confieren una espectacular y mágica silueta. En su época, llegó a ser considerado como uno de los más bellos de Europa. En él podremos diferenciar claramente dos recintos: el Palacio Viejo, convertido en Parador Nacional de Turismo, y el Palacio Nuevo. Tras la invasión de Navarra a principios del siglo XVI por parte de Castilla, el estado de abandono en el que quedó inmerso el palacio hizo que éste fuera deteriorándose progresivamente. Este proceso culminó con el incendio ordenado por el guerrillero Espoz y Mina durante la Guerra de la Independencia Española (1813), ante el temor de que en él se fortificaran las tropas francesas de Napoleón.
El estado actual del edificio es fruto de una restauración, todavía sin concluir, iniciada a principios del siglo XX, y basada en el proyecto con el que los arquitectos José y Javier Yárnoz ganaron el concurso convocado para ese fin. La intención de esta compleja labor es la de recuperar la estructura original del palacio. Así, podremos distinguir entre lo que se corresponde con el edificio original, y lo que se debe a su restauración. Sin embargo, la riquísima decoración interior que revestía sus muros se ha perdido para siempre, al igual que los jardines exteriores que lo rodeaban.
- Murallas: Olite conserva tramos del recinto amurallado de la época romana, adosados a viviendas. Se construyó para demarcar el término municipal y vigilar toda la zona, defendiéndose así de posibles ataques enemigos.
CARLOS III DE NAVARRA
Carlos III de Navarra, llamado el Noble (Mantes-la-Jolie, 22 de julio de 1361 – Olite, 8 de septiembre de 1425), fue rey de Navarra (1387-1425), conde de Evreux (1387-1404) y duque de Nemours (1404-1425). Fue hijo y sucesor de Carlos II el Malo y de Juana de Valois.
Siendo infante, en 1378, por orden de su padre, encabezó una embajada para parlamentar con Carlos V de Francia. Este último le apresó y ordenó el embargo de las posesiones navarras en Francia, salvándose solo el inexpugnable Cherburgo. En el interrogatorio se descubrieron los planes del rey navarro para conseguir la villa de Logroño. Alertado el rey Enrique II de Castilla, ordenó la invasión de Navarra, obligando a Carlos II a firmar el Tratado de Briones. El infante Carlos fue liberado en 1380.
Su matrimonio con Leonor de Trastámara, hija del rey Enrique II de Castilla, el 27 de mayo de 13752 puso fin a los conflictos entre ambos reinos y creó una relación de amistad que continuó en tiempos de los reyes de Castilla Juan I y Enrique III. En un contexto de crisis económica, pacifismo exterior y creciente aristocratización de la sociedad (paralela a la de Aragón), Carlos III abordó una política acorde con las posibilidades y recursos de Navarra.
Procuró la distensión de relaciones con Castilla, Aragón, Francia e Inglaterra mediante una política de colaboración, apoyo al (papado de Aviñón) y relaciones matrimoniales. Con Castilla colaboró en las guerras contra Granada y propició los matrimonios del infante Juan, hijo de Fernando de Antequera, con las infantas Isabel y Blanca (1412). También buscó la paz con Aragón mediante el matrimonio de la infanta Blanca con Martín el Joven (1402, heredero por entonces al trono aragonés. Lo mismo sucedió respecto a Francia e Inglaterra.
La vinculación de Navarra con la casa francesa de Foix (mediante el matrimonio de su hija Juana con Juan I de Foix) fue obra suya. Dicho matrimonio había sido preparado antes de la muerte del heredero al trono navarro, Carlos, y se celebró a posteriori, aunque ello supusiera que su yerno sumara Navarra a sus dominios, cosa que se interpreta como que al monarca no le importaba que su reino pasara a formar parte del mundo feudal francés. En cualquier caso, la muerte sin descendencia de Juana frustró esa posibilidad.
Entre sus reformas políticas sobresale la creación de la Cort o tribunal supremo en 1143. El abandono del expansionismo de su padre le permitió personalizar un proceso de alejamiento de Francia y de navarrización de la Dinastía de Évreux. Por el Tratado de París de 1404 se solucionaron las diferencias con Carlos VI de Francia renunciando a los feudos franceses de su casa (Champaña, Brie) y el nombramiento de navarros para los puestos principales de gobierno.
Instituyó el título de Príncipe de Viana en 1423 para los herederos al trono del reino navarro. El primero en ostentar este título fue su nieto Carlos. También en este año firmó el Privilegio de la Unión. Al principio de su reinado creó la orden del Lebrel Blanco, que llevaba la divisa "A Buena Fe".
En 1415, se planteó el problema de con quién casar a su hija Blanca, ahora heredera. Los Foix presentaron como candidato al viudo de su primogénita Juana, Juan III, y Fernando de Antequera propuso a su segundo hijo, el futuro Juan, doce años menor que su posible esposa. Finalmente, entre quedar incardinado en la red de señoríos franceses y continuar como reino (aunque bajo la red política de Aragón), el monarca optó por lo segundo.
Las condiciones para la celebración del enlace, fijadas en el tratado de Olite firmado el 6 de noviembre de 1419) y el de Guadalajara el 18 de febrero de 1420 fueron las siguientes: el trono sería para Blanca (que recibiría el ducado de Nemours) y sus descendientes, ninguna parte de Navarra podría ser anexada a otro reino y los cargos públicos deberían ser solo para los navarros. El reino quedaba así ligado a la poderosa dinastía de Trastámara, pero con salvaguardas para su permanencia.
Destacó como impulsor de las artes, pues concluyó las obras de reconstrucción de la Catedral de Pamplona, que se había hundido el 1 de julio de 1380, e hizo edificar los palacios reales de Tafalla y de Olite, donde murió en 1425 a los 64 años.
Con su esposa Leonor de Trastamara tuvo los siguientes hijos:
- Juana (1383-julio de 1413), casada con Juan I de Foix.
- Blanca (13857 -Santa María de Nieva, 3 de abril de 1441). Sucedió a su padre en 1424 como reina de Navarra.
- María (1388-Pamplona, 6 de enero de 1406a ).
- Margarita (1390-1403/25).
- Beatriz (1392-1415), casada en 1402 con Jaime II de Borbón.
- Isabel (1395-después del 31 de agosto de 1435), casada con Juan IV, conde de Armagnac.
- Carlos (Pamplona, 30 de junio de 1397-Estella, 12 de agosto de 1402), jurado heredero del trono en 1398 y fallecido a los cinco años.
- Luis (Olite, 1401-14 de octubre de 1402), fallecido antes de cumplir un año.
Tuvo varios hijos ilegítimos, "habidos en señoras principales":
- Juana de Navarra, la hija mayor tenida fuera de matrimonio. El 8 de marzo de 1396 se firmaron las capitulaciones matrimoniales para su boda con Íñigo Ortiz de Zúñiga, hijo legítimo Diego López de Zúñiga, justicia mayor del rey. Ambos eran menores de edad. Los desposorios se firmaron el el 26 de agosto de 1403 y no se celebró el matrimonio hasta unos cinco años después.
- Lancelot (c. 1386-8 de enero de 1420), vicario general y administrador apostólico del Obispado de Pamplona cuando estuvo vacante, entre 1408 y 1420.
- Godofredo, conde de Cortes, mariscal de Navarra y conde de Cortes.
- Juana de Navarra, hermana homónima de la hija mayor de los hijos tenidos fuera de matrimonio. Contrajo matrimonio con Luis de Beaumont, creado conde de Lerín en ocasión de su boda por su suegro.
- Leonel, fallecido después de 1441.
- María, monja.
REINO DE NAVARRA
El Reino de Navarra fue uno de los reinos medievales de Europa situado en ambas vertientes de los Pirineos occidentales, pero con la mayor parte de su territorio localizado al sur de la cordillera pirenaica, en el norte de la península ibérica. Fue el sucesor del Reino de Pamplona, fundado en torno a la capital navarra en 824, según establecen la mayoría de los historiadores. Tras unos primeros años de expansión y la posterior merma territorial a manos de Castilla y Aragón, el Reino de Navarra se estabilizó con dos territorios diferenciados: la Alta Navarra, al sur de los Pirineos y en la que se encontraba la capital y la mayor parte de la población y los recursos, y la Baja Navarra o Navarra Continental, al norte de la cordillera pirenaica.
El fin de la independencia del reino se produjó cuando Fernando el Católico y posteriormente su nieto flamenco Carlos I de España realizó la conquista militar entre los años 1512 y 1528 con distintas resistencias. Se realizaron varios intentos de recuperar la independencia en los años siguientes y finalmente Carlos I de España se replegó de la Baja Navarra por su difícil control. Por lo que esta porción siguió siendo independiente manteniendo la dinastía de Foix, hasta que se asoció dinásticamente a la Corona francesa al subir su rey, Enrique III, al trono galo. Así, los monarcas franceses se intitularon "Reyes de Francia y de Navarra".
La unión del reino de Navarra a Francia, puramente dinástica, se hizo conservando siempre sus propias instituciones (así, cuando Luis XVI convocó los Estados Generales de Francia, Navarra no envió formalmente diputados a estos, sino al rey en persona, de manera independiente y con su propio Cuaderno de agravios). Sin embargo, su estatus diferenciado dentro de la Corona terminó en 1789, al ser abolido como reino. Por otra parte, la Navarra peninsular o Alta Navarra se convirtió en uno más de los reinos y territorios de la Corona de Castilla y finalmente de la Monarquía Hispánica, estatus que conservó, gobernada por un virrey, hasta 1841, fecha en la que pasó a ser considerada "provincia foral" española mediante la posteriormente denominada Ley Paccionada, tras la Primera Guerra Carlista.