ENYERBADO DEL VIÑEDO CUBIERTA VEGETAL
El enyerbado resulta muy difícil de implantar para la mayoría de los viñedos radicados en suelos secos. Siendo necesario tener en cuenta que entre la viña y el enyerbado se establece una competición, en cuanto al consumo temporal de algunos recursos, como el agua y los elementos minerales. Siendo la disponibilidad de agua el principal límite a la presencia herbácea, sobre todo en aquellos ambientes en los que llueve muy poco durante el verano y no es posible regar. También puede presentar ciertos inconvenientes en zonas afectadas por el mildiú a consecuencia del grado de permanente humedad ambiental en la vegetación de la vid, provocando un factor agravante en la propagación de fungicidas y un mayor coste en tratamientos preventivos.
No obstante en algunas zonas vitivinícolas, suele aceptarse para evitar la erosión del suelo un cultivo de cobertura a base de plantas nativas de auto propagación, tales como hierbas que sirven de pasto y forraje, otras cómo el trébol, la mostaza silvestre y en otros casos con leguminosas. Todo ello ante el riesgo de erosión y obligando a un cultivo de cobertura. Permitiendo permite una mejor distribución hídrica profunda, favoreciendo la filtración de las aguas de lluvia, lo que permite a los terrenos herbosos crear buenas reservas de agua con las que hacer frente a periodos breves de necesidad y evitando los desmoronamientos y erosiones del terreno.
Está comprobado que la ausencia de flora en el terreno no favorece las características físicas y microbiológicas, por lo que, a lo largo de los años, se produce una degradación profunda de las arcillas superficiales con los consiguientes fenómenos de erosión en los terrenos o de reducción acentuada de vida biológica (bacterias, hongos, lombrices), asociados a una drástica contracción de la sustancia orgánica del suelo. Produciendo compactaciones que, a largo plazo, producen una reducción de la fertilidad.
Es una buena opción como alternativa a la utilización de herbicidas residuales y sistémicos, ya que el uso de estos productos durante largo tiempo ha llevado a la aparición de una flora de sustitución que exige también el uso sustitutivo de nuevos principios activos en los que la síntesis entre selectividad, compatibilidad ambiental y bajo coste se está haciendo cada vez más problemática. En este contexto, como instrumento eficaz de control de la competividad de las hierbas dañinas en el desarrollo y exigencia de productividad de la vid.
El monocultivo de los viñedos necesita mejorar la estructura física del terreno, aportándole mayor cantidad de sustancias orgánicas y actividad biológica "tratamiento biológico del terreno", lo que se consigue por el efecto protector que la cubierta y la sombra del manto herbáceo tienen sobre el conjunto de las partículas de humus y minerales. Estos niveles de humedad también repercuten sobre la absorción de elementos minerales cómo el hierro, magnesio y nitrógeno que también se ve mejorada.