TORTILLA DE CROISSANT O CRUASÁN
Triturar los croissants con un robot de cocina o un cuchillo e hidratamos los trocitos con los huevos batidos durante cinco minutos. En una sartén antiadherente a fuego medio pondremos unas gotas de aceite y la mitad de la tortilla, añadiremos el queso con el jamón York y cubrir con el resto de la mezcla de huevo y cruasán. Subiremos un poquito el fuego y bolearemos la sartén hasta ver que esta suelta. Le damos la vuelta con cuidado y esperamos hasta ver que se despega. Emplatar, servir y comer.
Las claves para que salga bien son que los cruasanes no sean demasiado dulzones, y que la proporción cruasán-huevo esté equilibrada para que no quede seca o demasiado líquida. El calor y el tiempo de reposo también son importantes, ya que el cruasán se sigue empapando en el huevo después de salir del fuego, así que la tortilla puede perder un poco de melosidad si tardáis mucho en comerla.
Es un buen invento para llevar a una cena de esas en las que cada uno aporta algo para picar, y hacerte el misterioso intentando que la gente adivine de qué es, y que no es fácil, una vez troceado y empapado en el huevo tiene una textura menos definida, y el sabor tampoco se parece a lo que relacionamos con un cruasán. Podéis rellenarla con alimentos que mejoren con el calor, como quesos fundentes o embutidos como el jamón.
¿Con qué vino acompaño la tortilla de Croissant?: Si el sabor de la tortilla cambia, también debe hacerlo el tipo de vino con el que acompañemos. Su elaboración, rica en azúcares y carbohidratos, no convierte al croissant en una pieza de reclamo diario. Precisamente, ese consumo excepcional nos permite elegir un vino para ocasiones especiales, y qué mejor que un Urbina Brut Vino Espumoso de Calidad DOCa La Rioja. La sugerencia se torna irresistible en horas de sobremesa o las últimas horas de la tarde, cuando sentimos ese antojo y reclamo dulce del paladar. También podemos disfrutarlo en la hora cercana al aperitivo, o incluso como cena frugal. Aquí la frescura de este vino espumoso, variedad macabeo o también llamada viura le aportará el complemento justo sin tapar el placer de este plato en el paladar.
¿Qué es la cocina de aprovechamiento o reciclaje?: Estadísticamente y a pesar de la crisis, un tercio de la comida que se produce acaba en la basura. La cocina de aprovechamiento o reciclaje es aquella cocina basada en sacar el máximo partido a los alimentos. Reutilizar las sobras para realizar nuevos platos, utilizar partes de los alimentos que normalmente desecharíamos y no malgastar recursos. Esos son los pilares básicos. Restos de comida, sobra de comida, restante, sobras.
¿Cual es la historia y origen del Croissant?: El cruasán (del francés croissant, “creciente”, debido a su forma de cuarto creciente lunar o fase creciente), es una pieza de panadería de origen austriaco, cuya versión hojaldrada se desarrolló en Francia. Está hecho con una masa de hojaldre específica que contiene levadura, mantequilla o margarina. Dado que en el siglo XX la popularidad del cruasán se extendió a muchos países del mundo, existen numerosas variantes con ingredientes, consistencia y nombres propios.
La costumbre de elaborar pastelitos con forma de medialuna curva remonta a una tradición milenaria, que perdura hoy en día en pasteles dulces como el tchareke de Argelia, el kaab el ghzal de Marruecos o el ay çöreği de Turquía que los turcos habrían introducido en Europa en el siglo XVII.
Según la leyenda más divulgada, el croissant nace como uno de los actos festivos cuando la ciudad de Viena se salva del sitio otomano en 1683. Los soldados otomanos después de conquistar la mayoría de las regiones a orillas del Danubio, sitian Viena que, después de Constantinopla, habría sido la primera conquista importante en Europa.
Después de varios intentos de asalto poco exitosos, los turcos decidieron atacar Viena por sorpresa con una nueva estrategia. Pensaron en socavar el terreno y así evitar las murallas pero actuando solo de noche. Los panaderos, que trabajaban a esas horas, se dieron cuenta de la amenaza por los continuos ruidos y dieron la alarma de tal manera que al final fueron los defensores los que tomaron por sorpresa a las tropas musulmanas obligándoles a retroceder.
Después las tropas austriacas del emperador, terminaron de expulsar del país al ejército enemigo. Se dice que el emperador decidió condecorar a los panaderos vieneses por la valiosa ayuda ofrecida. Estos, como agradecimiento, elaboraron dos panes. Uno con el nombre de “emperador” y otro "Halbmond", en alemán “media luna”, antepasado del actual cruasán, como mofa a la media luna de la bandera otomana.
El Kipferl sería el antecesor del cruasán, del que solo tenía la forma y no la composición, pero su existencia se remontaría al siglo XIII. Su introducción en Francia data de 1838 o 1839, cuando un oficial austriaco, August Zang, abrió una panadería vienesa en París en el nº 92 de la calle de Richelieu en París. El éxito de sus kipferl y de sus kaisersemmel (pan vienés) fue tan enorme que pronto fue imitado por muchos, y que sus piezas pasaron a conformar una clase de productos panaderos que adoptó el nombre de viennoiserie.
La palabra "croissant" define por primera vez una pieza de panadería en el diccionario francés Littré en 1863,8 pero ya se citaba al cruasán como un panecillo habitual en 1850. La primera receta se publicó en 1891, con otro tipo de masa. La receta del primer cruasán hojaldrado se publicó en Francia en 1905 y se divulgará en los años 1920. La primera edición del Larousse gastronómico en 1938 la incluye. Los franceses lo harían tradicional en su país, y a partir de 1950 es un alimento típico del desayuno francés.