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Tipos Control Plagas Enfermedades Viñedo

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TIPOS CONTROL PLAGAS ENFERMEDADES VIÑEDO

Según las condiciones climáticas del lugar donde se encuentre el viñedo y el desarrollo de las cepas y de cada uno de sus órganos, incluidos los racimos, los parásitos pueden atacarlo en mayor o menor medida, algo que los viticultores deben controlar por medio de distintas técnicas. Éstas han variado a lo largo del tiempo, de forma que se secuencian las siguientes etapas:

PRACTICAS CULTURALES O LUCHA INDIRECTA

Constituyen una lucha indirecta, ya que no se actúa directamente contra el patógeno. Constituyen una forma de lucha preventiva de gran valor, ya que limitan el ataque de los parásitos aunque no actúen directamente sobre su población. Se trata de un conjunto de técnicas agronómicas que mantienen el viñedo sano.

En un principio las técnicas culturales y genéticas eran las únicas medidas que se podían tomar frente a la proliferación de las plagas y enfermedades que atacaban al viñedo. Hasta que no aparecieron los productos químicos y se generalizó su uso, los viticultores tenían que proteger su viñedo de alguna forma, aunque fuera indirectamente.

- Medidas Genéticas: se basan en la elección de plantas con cierta tolerancia o resistencia a algún patógeno concreto.

- Terreno: Tendremos que elegir un suelo adecuado para el cultivo de la vid. Debe estar bien drenado, no ser demasiado fértil y no tener parásitos que puedan infectar o infestar a la cepa cuando se plante en el terreno.

- Sistemas de Conducción: En zonas donde la incidencia de podredumbres sea elevada podríamos utilizar formas de conducción elevadas, ya que así alejamos la vegetación del suelo donde existe gran cantidad de esporas de distintos hongos, y mejoramos la aireación del follaje con la altura.

- Poda: Si realizamos esta operación en época tardía y generando heridas de poda de pequeño diámetro, reduciremos la incidencia de enfermedades de la madera, que pueden matar en poco tiempo las estructuras vivaces de la cepa. Además realizaremos esta práctica buscando una distribución de la vegetación abierta.

- Sanidad: Eliminar plantas y órganos enfermos y quemar los restos de poda para eliminar posibles focos de formas hibernantes. Eliminar racimos momificados, ramas muertas durante la poda y mantener la higiene en el suelo del viñedo para reducir el número de fuentes de infección.

- Operaciones en Verde: Si eliminamos parcialmente órganos verdes de la cepa (hojas, racimos, nietos, etc.), estaremos contribuyendo a mejorar la aireación en aquellas plantas excesivamente frondosas, en las que el riesgo de ataque parasitario es mayor.

- Vegetación: Utilizar un sistema de formación que permita la buena circulación de aire y la penetración de la radiación solar para reducir la humedad en la vegetación. Una opción a corto término es la eliminación de hojas en la zona próxima a los racimos después del cuajado (evitar una sobreexposición del fruto que puede originar quemaduras solares principalmente en variedades blancas).

- Riego y Fertilización: Evitar el exceso de riegos y si es posible los riegos por aspersión. Evitar excesos de nitrógeno que originan una vegetación densa, excesivo sombreado de los racimos y bayas con pieles más finas.

- Malas hierbas: Eliminaremos convenientemente la vegetación espontánea ya que puede ser huésped secundario de plagas y enfermedades, suministrándoles alimento y refugio.


- Portainjertos: Utilizaremos un portainjerto libre de patógenos. Usando patrones certificados en los que se garantiza la ausencia de virus: enrollado, jaspeado y entrenudo corto. A nivel genético debe ser lo más resistente posible a los parásitos que habitan en el suelo (filoxera y nematodos). Que no sea demasiado vigoroso, para una vegetación de la planta menos frondosa, mejorando la aireación e iluminación, reduciendo así el ataque de podredumbres.

- Variedades: Utilización de las variedades más resistentes a los parásitos predominantes en la zona, principalmente enfermedades, siempre teniendo en cuenta aspectos legales, enológicos y económicos. Considerando también la fenología, intentando evitar que coincidan los estados más sensibles de la planta con el momento de mayor presión de los distintos parásitos.

LUCHA QUÍMICA INTEGRAL Y CONTROLADA

Desde hace años es el método de lucha más generalizado en todo tipo de cultivo y planta ornamental, por su gran efectividad. Salvo casos excepcionales estas sustancias son productos químicos de síntesis, normalmente muy eficaces si se utilizan adecuadamente, pero que también pueden entrañar grandes inconvenientes, porque a su vez son muy tóxicos.

La lucha química consiste en la aplicación de sustancias químicas de síntesis sobre el viñedo para controlar la proliferación de los distintos organismos dañinos del cultivo. Se utilizan sólo cuando se verifique la presencia del patógeno. Sin embargo, el uso inadecuado o indiscriminado de plaguicidas conlleva a una serie de problemas, que se resumen en grandes riesgos para la salud de las personas, los animales y el propio cultivo, y contaminación del medio ambiente.

Para evitar en la medida de lo posible estos graves problemas, debemos puntualizar que a la hora de realizar un tratamiento fitosanitario hay que tener en cuenta tres aspectos fundamentales:

1.- Momento de Aplicación: Debe ser aquel en el que el parásito sea más vulnerable y los daños ocasionados todavía no sean excesivamente graves. Se fija mediante observaciones y conteos continuos, seguimiento de trampas, etc. También tendremos en cuenta el estado vegetativo de la cepa.

2.- Producto Utilizado: Considerando las posibilidades económicas de la explotación, será el más efectivo y específico posible contra el patógeno invasor, en el estadio del ciclo en el que se encuentre cuando se realice la aplicación. Se utilizará en la dosis mínima efectiva y será poco tóxico para el ser humano y la fauna útil, y respetuoso con el medio ambiente.

3.- Maquinaria: Su elección dependerá en gran medida de la presentación del producto. En cualquier caso, normalmente se buscará un total recubrimiento de los órganos afectados. Para esto hay que saber dónde se ubica preferentemente el parásito por tratar, hay que utilizar suficiente volumen de producto o caldo por hectárea y hay que controlar el tamaño de la gota, de forma que no sea ni muy grande (peor cubrición y mayores pérdidas de producto por goteo), ni demasiado pequeña (problemas de deriva y evaporación).

El Manejo Integrado de Plagas (MIP) o (IPM) por sus siglas en inglés. Es una estrategia respetuosa con el medioambiente destinado a proteger el viñedo, en el cual se utilizan dos o más métodos de control de plagas en combinación, para obtener el máximo beneficio de cada uno de ellos. Físicos, mecánicos, químicos, biológicos, genéticos, legales y culturales para el control de plagas. Estos métodos se aplican en tres etapas. Prevención, observación y aplicación.

El sistema de IPM es distinto en cada situación según. Las condiciones climáticas, técnicas de control disponibles, tipo de plaga, factores económicos. Un programa efectivo de IPM, no necesariamente incluye productos químicos. Zonas que han tenido problemas de enfermedades en el pasado deben estar monitorizadas con detalle. Si la enfermedad-plaga está presente, determinar su incidencia y calcular la severidad (%), este cálculo ayudará en la decisión de implementar medidas de control.

Evitar que los productos químicos de un mismo modo de acción, sean utilizados de manera continua, para que no generen resistencias. Es recomendable evitar la utilización de fitosanitarios de grupos de alto riesgo. En general se considera que existe resistencia cuando en algunos individuos de una población existe una menor sensibilidad a un tóxico y ésta viene determinada genéticamente. No siempre hay que achacar a un problema de resistencia la mala respuesta de un fitosanitario en campo, a veces este mal control viene motivado por malas prácticas ligadas a la aplicación (maquinaria, dosis, momento de aplicación, etc.

La forma más efectiva para evitar el desarrollo de la resistencia consiste en disminuir la presión de selección. Permitiendo así una mayor variabilidad en la población, con lo que se posibilita la supervivencia de los individuos sensibles, que generalmente están mejor adaptados a la supervivencia en ausencia de fitosanitarios. Además una estrategia basada en una rotación de materias activas no asegura un éxito completo, ya que con frecuencia tanto insectos, hongos y malas hierbas pueden acumular varios mecanismos de resistencia, dando lugar a problemas de resistencia cruzada entre materias activas con distinto modo de acción, e incluso a materias activas de reciente introducción en el mercado.

Los fitosanitarios modernos se desarrollan cada vez más bajo normativas medioambientales y toxicológicas más rigurosas y presentan a menudo una serie de propiedades (más selectivos) que permiten su utilización en programas de manejo integrado de plagas, consistentes en combinar la utilización de insectos beneficiosos con fungicidas e insecticidas compatibles con estos, o utilizados en momentos concretos que no afectan a la instalación de los organismos beneficiosos en el cultivo.

Para conseguir el éxito en estos sistemas de producción tan exigentes se hace necesario un compromiso de las empresas de fitosanitarios en cuanto a un mayor conocimiento de los productos fitosanitarios que permitan un mejor aprovechamiento técnico de los mismos por parte de los agricultores y técnicos, el apoyo de organismos oficiales en la labor de formación y aporte de ayudas que permitan la implantación de sistemas de producción dentro de estrategias anti-resistencias, asesoramiento por parte de las empresas comercializadoras de insectos beneficiosos, que ofrecen soluciones frente a plagas en determinados cultivos, y finalmente el compromiso de los productores para la implantación de estos sistemas de producción.

LUCHA BIOLÓGICA (FAUNA AXUILIAR O ÚTIL)   

La lucha biológica se sirve de la cadena alimentaria, en la que prácticamente todo organismo vivo tiene una o varias especies que se alimentan o aprovechan de él, matándolo finalmente y controlando así de forma natural la población del primero. Se efectúa por medio de la llamada fauna útil o fauna auxiliar. Si estos enemigos naturales se comen directamente los huevos, larvas o adultos del fitófago, se trata de un depredador. En caso de que lo mantengan vivo durante cierto tiempo y vivan a sus expensas hasta provocarle la muerte, hablamos de un parásito.

Cada ser vivo tiene una dieta más o menos fija. Las plagas de los cultivos se alimentan casi exclusivamente de los vegetales mientras, a su vez, son atacados por distintos depredadores y parásitos. Éstos, denominados en su conjunto fauna útil o fauna auxiliar, controlan el desarrollo y propagación de los agentes nocivos de los cultivos. Cuando el ecosistema se desequilibra, debido principalmente al uso de plaguicidas de amplio espectro, esta fauna desaparece y surgen las plagas al proliferar los organismos fitófagos.

Los depredadores o predadores capturan a sus presas y las matan, comiéndolos o succionando su contenido. En el caso de los parásitos, las hembras del insecto auxiliar ponen sus huevos sobre o en el interior del insecto-plaga. Las larvas nacidas se alimentan de él, provocándole finalmente la muerte. La lucha biológica consiste en la multiplicación artificial de parásitos y depredadores del patógeno que controlar y en su suelta o aplicación en el momento más favorable. Esta técnica no causa ningún riesgo sanitario ni contaminación ambiental.

Algunos de los auxiliares de los cultivos son:
- La mariquita y algunas moscas son depredadoras de pulgones.
- Otras mariquitas se alimentan de la araña roja.
- Las crisopas atacan a ácaros, pulgones, cochinillas, huevos de lepidópteros, cicadelas, etc.
- Algunos chinches comen ácaros, trips, pulgones y cicadelas.
- Escarabajos del suelo devoran orugas, pulgones, gusanos del alambre, caracoles, etc.
- Ácaros fitoseidos se alimentan de la araña roja.
- Determinadas avispas parasitan larvas de lepidópteros, cochinillas, pulgones.

Esta fauna puede ser de gran ayuda en cualquier cultivo. Sin embargo, el uso indiscriminado de plaguicidas, altera muchas veces el equilibrio natural entre las poblaciones de las distintas especies alcanzadas en una zona, debido a que estas sustancias también causan la muerte de la fauna útil. Por esta razón, todas las técnicas sanitarias aplicadas al viñedo deben ser específicas contra sus patógenos, respetando así lo máximo posible a estos insectos beneficiosos. Precisamente, aprovechando estas relaciones tróficas que existen entre distintos organismos, aparece la lucha biológica.

Si nos referimos al viñedo, nos encontramos los siguientes enemigos naturales:
- Chinches en cuya dieta entran trips y cicadela.
- Escarabajos del suelo que se alimentan de gusanos del alambre, caracoles, etc.
- Crysopas depredadoras de ácaros, cochinillas, lepidópteros, etc.
- Ácaros fitoseidos frente a ácaros fitófagos.
- Bacillus thuringiensis tóxico para polilla del racimo y piral.
- Trichoderma que ataca a hongos como Botrytis.

Estos dos microorganismos auxiliares, bacteria el primero y hongo el segundo, se aplicarían sobre el viñedo como cualquier producto fitosanitario. En la práctica sólo se utiliza el B. thuringiensis, ya que su eficacia está sobradamente demostrada y controla una plaga que afecta gravemente al viñedo. La polilla del racimo. Su larva lo ingiere al comer las hojas de la vid y los microorganismos se activan al llegar al tracto digestivo del patógeno. Allí esporulan, segregando cristales tóxicos que provocan septicemia al insecto.

El uso de Trichoderma está en fase experimental, pero puede resultar de gran interés ya que se prevé el control de Botrytis, enfermedad causante de grandes daños económicos en el viñedo. Trichoderma harzianum es un hongo beneficioso para las plantas, ampliamente utilizado como agente de control biológico contra diversos patógenos vegetales. Se utiliza en aplicaciones foliares, tratamiento de semillas y suelo para el control de diversas enfermedades producidas por hongos.

LUCHA BIOTÉCNICA (ATRAYENTES, INHIBIDORES, REPELENTES)

La lucha biotécnica reúne un conjunto de modernas técnicas que utilizan productos químicos sintetizados (atrayentes, inhibidores, repelentes) que interfieren en el desarrollo normal del insecto o en la evolución de su población, sin alterar el medio ambiente. También denominados "control natural" o "insecticidas de cuarta generación". Dentro de estas técnicas encontramos:

- Inhibidores del Desarrollo: Son productos químicos, que se aplican sobre el viñedo, y que trastornan el desarrollo biológico del insecto en alguna de sus fases, llegando a producir su muerte. Estas sustancias pueden impedir la síntesis de quitina o de sustancias que intervienen en la muda del insecto, imitar hormonas juveniles de forma que les imposibiliten llegar a estado adulto, etc.

- Confusión Sexual: Se colocan difusores de liberación lenta de feromonas femeninas de la plaga que combatir, dispersos por el viñedo. Los machos se desorientan y no son capaces de encontrar a las hembras para copular. Utilizado principalmente para el control de la polilla del racimo y en fase experimental para la piral.

- Trampas Sexuales: Se utilizan atrayentes sexuales específicos de la plaga, colocados en el interior de distintos tipos de trampas. Los insectos son atraídos, quedando atrapados en ellas y reduciendo así la población existente. Si se utilizan feromonas femeninas, el número de apareamientos disminuye significativamente y los huevos puestos son inviables. Se utiliza en la polilla del racimo.

- Trampas Alimenticias: Poco utilizadas en viticultura. Atraen a los insectos-plaga por medio de alimento.

- Lucha Autocida: Consiste en esterilizar a un gran número de machos de la plaga que tratar, mediante productos químicos o radiaciones ionizantes y posteriormente proceder a su suelta. Hoy por hoy, esta técnica no parece prometedora en viticultura.

VITICULTURA ECOLOGICA

Se cultiva el viñedo de forma natural, eliminando totalmente la aplicación de cualquier producto químico de síntesis a nivel fitosanitario y en la fertilización. La viticultura ecológica busca obtener uva de calidad, respetando al máximo el medio ambiente, potenciando la biodiversidad e intentando ser autosuficientes en la producción, utilizando exclusivamente recursos naturales. Prefiriendo las técnicas culturales más tradicionales y que se comprometen a mantener o mejorar el medio ambiente:

- Utilización de material vegetal autóctono ya que será el mejor adaptado a las condiciones edafoclimáticas del lugar. Además serán variedades que toleren o resistan las enfermedades y plagas que se desarrollen desde hace tiempo y de forma recurrente en la zona.

- Prohibido el uso de organismos modificados genéticamente y de los productos generados a partir de ellos.

- Disposición de la plantación y labores culturales que eviten la erosión del suelo.

- Laboreo del suelo con técnicas de cultivo que impidan la compactación y alteración del perfil del terreno, por lo que se eliminan los grandes volteos. El labrado del suelo se debe realizar en los momentos adecuados y con el oportuno grado de humedad.

- Prohibido el uso de herbicidas. Control de las malas hiervas por medio de laboreo mecánico, colocación de cubierta vegetal o mulching.

- Uno de los fundamentos de la agricultura ecológica es “mantener vivo el suelo”. Esto implica mantener, e incluso mejorar, la biodiversidad existente en él, incluyendo lombrices, hongos, insectos, bacterias, plantas silvestres, etc. Por esta razón se prohíben los herbicidas, ya que destruye la flora a la que alcanza.

- Prohibido el uso de abonos minerales de síntesis. Fertilización del suelo con productos orgánicos como estiércol, compost o abonos verdes. En caso de necesitar corregir la acidez del suelo, se permite el uso de minerales naturales. Tampoco se utilizarán insecticidas químicos del suelo.

- Potencia el desarrollo equilibrado de la cepa para aumentar su resistencia natural a plagas y enfermedades. En caso de necesidad, control de patógenos basado fundamentalmente en métodos culturales y en la presencia de sus enemigos naturales (“promovida” al mantener o crear cubiertas vegetales y setos como refugios). También utilizan productos naturales extraídos de plantas, cobre, azufre y alguna técnica biotécnica (feromonas, suelta de predadores). Prohibido el uso de pesticidas de síntesis.

La viticultura ecológica realiza un cultivo racional del viñedo sobre un suelo en el que se mantiene la fertilidad de manera natural, y potencia un desarrollo equilibrado de la cepa sin usar productos químicos de síntesis, ni procedentes de organismos modificados genéticamente.

VITICULTURA BIODINÁMICA

Es una forma de cultivo hoy por hoy anecdótica, aunque en difusión. Está basada en un calendario de labores que deben realizarse según las posiciones planetarias, lo que le da un punto de esoterismo, y en la aplicación de tratamientos con productos naturales. Es uno de los modelos más peculiares de la producción ecológica. Manteniendo los mismos fundamentos que la primera, pero utilizando métodos especiales y realizando todos los preparados dinamizados y labores en función de la posición de la luna y las constelaciones.

La biodinámica, es un tipo extremo de agricultura ecológica que se basa en las enseñanzas y teorías antroposóficas del ausrtíaco Rudolph Steiner, desarrolladas en la década de 1920. En viticultura, el francés Nicolas Joly es ampliamente reconocido por sistematizar las prácticas en su libro "Le Vin, du Ciel à la Terre". Sus principios aconsejan como producir sin desvirtuar la capacidad de la tierra y del cosmos de regenerarse, respetando los ritmos naturales y, sobre todo, sin paliar la capacidad nutritiva y cualitativa de los vinos.

En realidad se trata de una vuelta al pasado volviendo a considerar la tierra o el suelo como un ser vivo, y respetando y cuidando su biodiversidad. La viticultura biodinámica es el entendimiento del perfecto equilibrio entre la tierra y el cosmos, entre la naturaleza y los seres vivos. Hay que tener en cuenta que es una filosofía de vida en la que se entrelaza el trabajo, la sustentabilidad natural y la paciencia, una plena conexión entre tierra y espacio.

Se debe favorecer la presencia de microorganismos mediante la aportación de materia rica en humus. Los abonos minerales solubles han de evitarse puesto que favorecen el desarrollo de enfermedades y plagas en las vides. Para luchar contra ellas, se potencia el uso de técnicas preventivas aplicándose los llamados preparados biodinámicos. Se trata de sustancias obtenidas por dilución y dinamización de elementos naturales (según métodos similares a los de la homeopatía) que se incorporan al suelo junto con el compost (estiércol orgánico en fermentación), o se rocían sobre las mismas plantas.

PRODUCCIÓN INTEGRADA

Intentando minimizar los problemas generados por el uso masivo de productos químicos. Este tipo de defensa fitosanitaria mantiene los tratamientos químicos pero reduciéndolos en todo lo posible, y potenciando otro tipo de estrategias (técnicas culturales y métodos biológicos y biotécnicos). Cuando se hacen necesarios, se utiliza la lucha química pero teniendo en cuenta los principios comentados en la lucha química dirigida.

Según el Real Decreto, por el cual se regula la producción integrada de productos agrícolas. La producción integrada contempla “los sistemas agrícolas de obtención de vegetales que utilizan al máximo los recursos y los mecanismos de producción naturales y aseguran a largo plazo una agricultura sostenible, introduciendo en ella métodos biológicos y químicos de control, y otras técnicas que compatibilicen las exigencias de la sociedad, la protección del medio ambiente y la productividad agrícola, etc.”

El aspecto más destacado de la producción integrada es la forma de combatir las plagas y enfermedades del cultivo, aunque está más desarrollada para el control de las primeras. Este control se efectúa de manera racional, intentando mantener la población de los patógenos en niveles tales que no produzcan daños económicos en la explotación.

La definición que le da la Organización Internacional de Lucha Biológica es “La lucha integrada es un proceso de lucha contra organismos nocivos utilizando un conjunto de métodos que satisfacen las exigencias económicas, ecológicas y toxicológicas, dando un carácter prioritario a las acciones que fomentan la limitación natural de los enemigos de los cultivos y respetando los umbrales económicos de tratamiento”.

Como puedes observar introduce tres nuevas ideas en el control de los patógenos del cultivo:

- Considera los efectos secundarios de los métodos utilizados, fomentando aquellos que produzcan menor toxicidad y repercusión en el medio ambiente. Por lo tanto son interesantes las técnicas culturales, biológicas y biotécnicas. En caso de realizar tratamientos químicos, se elegirán los productos siguiendo estos mismos criterios.

- Intenta “respetar” la fauna auxiliar, ya que es el principal factor limitante natural de los patógenos. Por ello, los productos utilizados deben ser lo más específicos posibles contra el fitófago que se va a controlar.

- Fija un umbral económico a la hora de programar un tratamiento. La lucha integrada no se plantea la erradicación del parásito, sino el control de su población por debajo de un nivel.

- Para controlar estos umbrales en el viñedo, es necesario determinar con precisión la densidad de población del patógeno de forma regular, observando los órganos donde habita según la fase de desarrollo del parásito y el estado fenológico en el que se encuentre la cepa.

En caso de que la fauna útil y los métodos culturales no pudieran controlar la población de algún fitófago, nos plantearíamos aplicar algún método biotécnico (hormonas sexuales o inhibidores del desarrollo) o, en último caso, realizar un tratamiento con productos químicos teniendo en cuenta los siguientes principios:

- Disminuir el número de aplicaciones. Realizarlo sólo si se llega al umbral económico de tratamiento.
- Realizarlo en el momento en que el patógeno resulte más vulnerable, y la fauna útil más resistente.
- Elegir el producto considerando su toxicidad, selectividad y coste.
- Utilizar la dosis mínima eficaz.
- Respetar los plazos de seguridad.
- Dirigir el tratamiento a la zona donde se localice el parásito.
- Utilizar la maquinaria adecuada al producto por aplicar.

En caso de que la fauna útil y los métodos culturales no pudieran controlar la población de algún fitófago, nos plantearíamos aplicar algún método biotécnico (hormonas sexuales o inhibidores del desarrollo) o, en último caso, realizar un tratamiento con productos químicos teniendo en cuenta los siguientes principios:

- Disminuir el número de aplicaciones. Realizarlo sólo si se llega al umbral económico de tratamiento.
- Realizarlo en el momento en que el patógeno resulte más vulnerable, y la fauna útil más resistente.
- Elegir el producto considerando su toxicidad, selectividad y coste.
- Utilizar la dosis mínima eficaz.
- Respetar los plazos de seguridad.
- Dirigir el tratamiento a la zona donde se localice el parásito.
- Utilizar la maquinaria adecuada al producto por aplicar.

Las ventajas que se obtienen con la protección integrada frente a aquella basada en la aplicación masiva de productos químicos son:

- Adecuado nivel de protección.
- Disminución del número de tratamientos.
- Reducción del producto empleado.
- Aumento de la población de fauna útil.
- Menor exposición del aplicador o aplicadora a productos químicos.
- Reducción del coste de protección del cultivo.
- Menor contaminación del suelo, el aire y el agua.
- Descenso del nivel de residuos fitosanitarios en la uva.

La lucha integrada se centra en aquellas plagas endémicas de una zona, capaces de causar graves daños económicos en el cultivo si no se tratan. En cuanto a las enfermedades, su presencia depende principalmente de las condiciones meteorológicas del lugar, por lo que es preciso el seguimiento sistemático de éstas, para el control de su desarrollo.

La defensa integrada combina distintas estrategias de lucha (técnicas culturales, biológicas, biotécnicas y, en último caso, químicas). Se realizarán tratamientos sólo en caso de que la población del patógeno alcance el umbral económico de tratamiento.


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