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Montaje de un Cercado para Evitar la Entrada de Corzos en el Viñedo

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MONTAJE DE UN CERDADO PARA EVITAR LA ENTRADA DE CORZOS EN EL VIÑEDO

Durante la primavera y gracias a la protección de la fauna, además de por la actual falta de predadores naturales, excepto el hombre. Existe en la actualidad un aumento de la población de Corzos que preocupa a algunos viticultores.

En las viñas cercanas a bosques y parques a menudo resulta muy difícil o incluso inútil cualquier forma de prevención contra la rumia que realizan los corzos en los brotes tiernos de la cepa o vid, y que en algunos casos supone la desaparición de las bayas.

En algunos casos, estos animales no solo atacan a las yemas, sino también a las ramas jóvenes, mordiendo todo el brote terminal tierno. Esto sucede tanto durante el desborre, como a lo largo del ciclo vegetativo, alimentándose de las extremidades. El resto de material vegetal que queda sobre la cepa presenta un corte curvado bastante característico.

Los sarmientos del año y la madera pueden también ser descortezados y mordisqueados, aunque esto es más inusual. Los daños se producen durante la noche o por la mañana temprano, se presentan en líneas o círculos.

Durante el período de maduración, los corzos también pueden morder el racimo entero o parte de él, siendo las variedades tintas las más afectadas.



ESTRATEGIAS Y MEDIOS DE PROTECCIÓN

- Una posibilidad consiste en la instalación de un cercado cinegético de malla anudada, rural o ganadera alrededor del viñedo, para poder impedir el acceso indiscriminado de esta fauna al viñedo.

También cave destacar que si se han hecho movimientos de tierra para establecer una nueva plantación, es necesario cerciorarse de que no hay poblaciones de animales que habiten en el interior de la finca, ya que entonces estamos encerrándolas y favoreciendo los daños que puedan causar.

- Una medida directa de protección, es la caza controlada de corzos. Cuando sea necesario reducir las poblaciones en lugares concretos, para impedir la entrada de corzos en el viñedo y evitar los daños en el cultivo. La caza ha de sersiempre de forma controlada y de acuerdo con las disposiciones legales que la regulan, cómo son los recechos y de esperas diurnas.

La caza a rececho es una modalidad de caza que se practica a pie e intervienen un único cazador y un guarda que supervisa la cacería, siendo necesario en muchos casos la presencia de algún auxiliar para el transporte de los animales. Resulta fundamental el conocimiento del terreno, las querencias de los animales, su abundancia y localización, función desarrollada por el guarda, por lo que su compañía no se limita únicamente a labores de vigilancia y control, sino que resulta imprescindible para obtener éxito en la cacería. El rececho de corzo tal vez sea el más apasionante, dada su dificultad.

- En las plantaciones nuevas, se colocan tubos de plástico protectores en cada cepa, que además de favorece el crecimiento de la planta, la protege de los tratamientos herbicidas e indirectamente ofrece también protección contra los conejos, liebres y corzos.

- También se suelen colgar repelentes autorizados distribuidos por los alrededores del viñedo o en los lugares de entrada preferentes por estos vertebrados.


CÓMO SE MONTA UN CERCADO

Los corzos, producen daños sobre las hojas y tallos jóvenes de las cepas (royéndolos). Los daños se pueden producir desde el inicio del desborre, estados B-C, en los que pueden comer las yemas enteras, hasta estados más avanzados en los que destruyen toda la parte verde de la brotación. En viñedos jóvenes los daños se pueden agravar considerablemente al roer la madera de los troncos.

Para bloquear el acceso a la parcela, por medio de alambradas dispuestas alrededor (alambrada de triple torsión con malla de 36 mm, de 110 cm de alto y enterrada de 20 a 30 cm en el suelo).

Pasos a seguir en el montaje de un cercado cinegético de malla anudada, rural o ganadera con garantía de estabilidad mecánica:
1. Replanteo del cercado, marcar postes intermedios a 4m00 y a 50m00 los de tensión.
2. Excavación de hoyos con maquinaria según replanteo del cercado.
3. Reparto de postes del cercado cinegético por todo el perímetro.
4. Reparto del hormigón en los hoyos del cercado cingético.
5. Colocación de postes de la valla, dejándolos aplomados y alineados.
6. Reparto de la malla cinegética, rural o ganadera en rollos de 100 metros.
7. Montaje de todos los accesorios en los postes de tensión: tornillería y tensores.
8. Amarrar todos los alambres del inicio del rollo de malla en el poste de tensión.
9. Levantar la malla en cada poste intermedio hasta llegar al próximo poste de tensión.
10. Cortar todos los alambres horizontales, amarrar en los tensores y tensar.
11. Empalmar el final del rollo de malla cinegética con el rollo de malla siguiente.
12. Tensar todos los alambres horizontales en el siguiente poste de tensión a 50m00.
13. Fin del montaje del cercado cinegético con malla rural, también llamada anudada o ganadera.


VALLA GANADERA O CINEGÉTICA

Las vallas cinegéticas, ganaderas o también llamadas anudadas son vallas de tela metálica soportada por postes de madera tratada. Este tipo de cercados se usaba normalmente para vallados de ganado en pastoreo extensivo y en fincas con actividad cinegética.

Con los años, su uso se ha extendido al vallado de fincas privadas, parques de animales, cercados de campos de golf, parcelas residenciales, etc. El uso de un material natural y ecológico como los postes de madera tratada, el escaso impacto visual de la malla, y el reducido coste de los materiales, han extendido el uso de la valla ganadera a todo tipo de cercados en el medio natural.

La malla cinegética se reconoce por la disposición de los alambres verticales y horizontales que forman grandes cuadros poco visibles desde lejos. Hay dos tipos de mallas, en las más habituales el alambre vertical se va enrollando en el horizontal (nudo de muelle), en las llamadas de alta tensión, los nudos entre los alambres horizontales y los verticales se realizan mediante un alambre independiente (Nudos independientes).

Las mallas de alta tensión tienen  mayor resistencia al impacto del ganado y mayor duración, su montaje requiere pilares que resistan la tensión de la tela. Por ello es recomendable que su instalación se realice por profesionales.


En cuanto al grueso de los alambres, las telas más finas tienen alambres de 1.9mm de diámetro y las más gruesas 3mm. Algunos fabricantes usan alambres de mayor calibre en la línea horizontal superior y la inferior.

Las alturas de la malla, también varían según el fabricante, pero las más habituales son 0.8m, 1,0m, 1.2m, 1.5m, 1,8m y 2,0m.

Para definir una malla metálica para un vallado cinegético es importante especificar los gruesos de los alambres y la disposición de los mismos. Para ello, se usan 3 números en serie separados por una barra, como por ejemplo 200/22/15, donde 200 indica la altura de la malla, 22 es el número de alambres horizontales y 15 la separación entre los alambres verticales en centímetros.

Otro factor importante para definir la una malla es el acabado superficial del acero, normalmente zincado. Las hay con zincado normal, triple o incluso recubiertas por PVC verde.

En cuanto al soporte de la tela se usan postes de madera tratados, torneados o no. Los diámetros más usados son los de 10cm, pero también se usa el de 8cm para pequeños cercados cinegéticos y hasta 12cm para cercados más exigentes. Los postes se anclan al terreno natural mediante hinca por percusión o bien en pequeñas zapatas de hormigón. La distancia entre postes de madera depende de la orografía y del sistema de montaje pero suele estar entre 4 y 5m. En las vallas cinegéticas, es imprescindible realizar una buena alineación de los pilares y el uso de tornapuntas intermedios y esquineros.

  
TUTORES O RODRIGONES: SOPORTES PARA LA CONDUCCIÓN DEL VALLADO

Los tutores o rodrigones están formados por materiales ligeros, como estacas de madera o metálicos que se clavan para sujetarle enderezar los alambres.

Los postes metálicos son perfiles laminados o tubos galvanizacos, y los de plástico endurecido de formas similares.

Generalmente son de madera, los tutores de pino y de otras especies resinosas, son los más comunes, teniendo una duración máxima de ocho a doce años. Los de castaño la duración es mayor, hasta incluso quince años y algunas veces más. Los de roble y encina son indudablemente mejores y de mayor duración, pero por su coste son poco empleados. Los de aliso, álamo y otras especies blancas, tienen vida mucho más reducida, que puede estimarse en solamente tres o cuatro años.

Para aumentar la duración de las maderas, hay hacer la corta de los árboles o ramas en período invernal, con un inmediato descortezado, suprimiendo las capas más blandas de la albura, y poniéndolos a secar al aire libre.


Hay que aplicar a los tutores tratamientos para poder aumentar su duración:
- Carbonizar y Alquitranar (para evitar oxidaciones) ligeramente la parte a enterrar.
- Sumergirlos en creosota (derivado del fraccionamiento de alquitranes procedentes de la destilación de carbones grasos), o por lo menos la parte a enterrar.
- Sumergirlos en una solución de sulfato de cobre al 3%-6% durante ocho días.
- Sumergirlos en agua hirbiendo, y más tarde pasarlos a la solución de sulfato de cobre fría a la misma concentración y tiempo, para conseguir una mayor penetración del sulfato.

También existen postes de madera impregnada al vacío con productos hechos de sales de cobre, arsénico y cromo, entre otras fórmulas, que actúan como fungicidas, insecticidas y fijador de sales. Estos productos penetran en la madera fresca, haciéndose insolubles y precipitando en el interior de las células de la madera, para que una vez secos los tutores de madera sean inmunes a hongos e insectos xilófagos, lo que les confiere una larga vida en el campo.


CORZO (CAPREOLUS CAPREOLUS)

El corzo (Capreolus capreolus) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Cervidae. Es el cérvido más pequeño de Eurasia. Su área de distribución se extiende desde Europa occidental, donde sólo está ausente en Irlanda, Grecia y el norte de Escandinavia, hasta el norte de China.

- Características: Su dieta alimentaria consiste en el consumo de hojas de arbustos y árboles bajos, así como bayas y brotes tiernos. Es un animal más ramoneador que de pastos, aun cuando se adapta fácilmente a esta dieta donde falta la masa arbustiva. En estado adulto el corzo tiene una altura en la cruz de unos 75 centímetros como máximo y un peso de entre 20 y 30 kilos. Los machos presentan cuernas pequeñas, de tres puntas, que mudan cada año a principios del invierno y se han terminado de desarrollar ya cuando comienza la primavera. Las poblaciones desplazadas desde centro y norte de Europa para repoblación cinegética son de mayor tamaño que las razas del sur de Europa. El pelaje es pardo-rojizo en ambos sexos durante el verano, volviéndose grisáceo en invierno, al tiempo que aparece una mancha blanca sobre la grupa. El vientre es de color más claro que la espalda. Los animales de origen meridional son más oscuros, teniendo un tono castaño achocolatado. Las crías, por el contrario, presentan un manto rojizo salpicado de numerosas motas blancas para aumentar su camuflaje con el entorno. Son característicos los gritos que emiten ambos sexos, similares a ladridos.


- Biología y ecología: El corzo es un animal tremendamente adaptativo, pudiendo vivir tanto en bosques cerrados, como en amplias praderas. Es una especie solitaria, a diferencia de la mayoría de cérvidos europeos, que son gregarios, con gran capacidad de adaptación, facilitada por la falta actual de predadores naturales, excepto el hombre. Habita gran variedad de latitudes y altitudes, tipos de hábitats por los que se distribuye y especies vegetales que consume. No rechaza habitar cerca de poblaciones donde se le puede ver en cementerios, parques suburbanos, carreteras y vertederos, acudiendo a comer y beber a establos, cultivos, abrevaderos, acequias, casas deshabitadas y otras construcciones humanas. Es por eso la especie más conocida de su área.

Gracias a su enorme adaptabilidad puede ocupar todo tipo de medios forestales: caducifolios, mixtos y de coníferas, pero también se ha adaptado a bosques en etapas de degradación con condiciones más duras, como son matorrales o zonas adehesadas.

Prefiere paisajes con un mosaico de bosques y tierras de cultivo, con estratos arbóreo, arbustivo y herbáceo, y por ello está bien adaptado a las zonas agrícolas modernas.


En función de los recursos se da una mayor o menor densidad de población. De este modo a mayor abundancia, mayor densidad y viceversa. A pesar de esto, la densidad está condicionada por su expansión desde zonas donde ya está presente, ocupando las zonas más propicias y retirándose a zonas más inaccesibles y menos propicias para la actividad cinegética.

Actualmente en España la distribución del corzo sigue en expansión, apareciendo nuevas poblaciones donde hace pocos años no las había. El hecho está relacionado con el abandono de las actividades rurales, la despoblación de estas mismas zonas y la recuperación de la masa vegetal debida a la desaparición del uso de las mismas para producir carbón vegetal. Sus hábitos son crepusculares, es decir, es activo preferentemente al anochecer y al amanecer, cuando las temperaturas son más suaves, viéndosele rara vez durante el día, que suele pasar escondido entre la espesa vegetación o en lugares deshabitados.


- Comportamiento: Al final del otoño y durante el invierno los corzos son especialmente tolerantes unos con otros, siendo posible ver pequeños grupos en algunas de las áreas, donde el alimento es más abundante. Ello es debido a una estrategia de supervivencia invernal, porque así limitan el riesgo de verse sorprendidos por depredadores. También se pueden juntar a rebaños de ganado doméstico, como ovejas. Sin embargo a finales de febrero o marzo se van dispersando.

Las hembras viven con una o dos crías que hayan tenido ese año. Es normal que éstas pasen escondidas la mayor parte del tiempo y la hembra sólo se acerque para amamantarlas, aunque siempre se mantenga vigilante en las inmediaciones. Algunas personas, al descubrir una cría en la espesura, la creen abandonada y se la llevan. Éste es probablemente el mayor peligro que acecha al corzo, pues rara vez se adapta a la domesticación y muere a los pocos días.


Por su parte los machos pueden ser solitarios o vivir con una hembra y sus crías. En su ciclo anual se dan épocas en las que los machos son territoriales. La territorialidad es parte del comportamiento reproductivo. A principios de la primavera empiezan a delimitar sus territorios. Aunque los machos muestran comportamientos territoriales durante la primavera, existe una tolerancia entre sexos, solapándose sus territorios. Un buen territorio para un macho estará solapado con el de diversas hembras, de forma que pueda cubrir a varias a lo largo de la temporada de celo.


En la época de celo, a inicios del verano, se vuelven fuertemente territoriales y tratan de mantener a los otros machos lejos de su área de influencia en todo momento, al tiempo que tratan de atraer a las hembras para aparearse con ellas. Lejos de lo que pueda parecer, la agresividad del corzo frente a otros machos en el periodo de celo es brutal, pudiendo llegar a dar muerte a su rival. Los corzos presentan una cornamenta de tres puntas por cuerno, como formación normal, pero pueden darse casos de cuernos con más de tres puntas, o rectos, sin puntas; estos últimos son muy peligrosos para el resto de corzos. El corzo es uno de los pocos ungulados con implantación diferida, por lo que ésta no se da casi nunca en el momento del apareamiento, sino a veces incluso meses después. De todos modos, lo normal es que el alumbramiento de las crías (una sola en las madres primerizas, dos en los partos siguientes) se produzca en el mes de mayo.

El corzo es una especie cinegética en toda su distribución, siendo su caza una actividad muy frecuente sobre todo en Europa central y en España. En este último país abunda especialmente en la parte norte, aunque llega por el sur hasta el mar de Alborán. En la provincia de Cádiz está en regresión debido a la pérdida de arbolado.


- Subespecies: Al ocupar tan vastas regiones del Paleártico, existen numerosas formas locales. Sólo en la Península Ibérica se han descrito tres subespecies: C. c. decorus, C. c. canus y C. c. garganta (Meunier, 1983) o corzo morisco, variedad andaluza de las provincias de Cádiz y Málaga que presenta ciertos rasgos propios, como la ausencia de babero blanco en el cuello, menor tamaño, dimorfismo sexual más acentuado y cráneos más cortos y anchos.

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