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Como Preparar el Terreno para Plantar Viñas

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COMO PREPARAR EL TERRENO PARA PLANTAR VIÑAS

Para plantar un viñedo hay que realizar determinadas labores de preparación del terreno, sin las cuales la cepa se desarrollaría mucho peor, o incluso llegaría a morir. Estas tareas mejoran las condiciones edáficas para el cultivo, favoreciendo el crecimiento radicular de la planta, lo que se reflejará en el desarrollo de su parte aérea. Algunas de estas operaciones se efectúan siempre, cómo es el caso del desbroce, las correcciones de nutrientes, equilibrios, labores profundas y complementarias del terreno.


No obstante, hay otras faenas agrícolas que están supeditadas a la presencia previa de cultivo en el terreno, a la existencia de una elevada capa freática, y a la topografía y características del suelo. Así, podemos encontrar la roturación, arranque de viñedo, desinfección del suelo, drenaje, despedregado, nivelaciones, movimientos de tierras y el cultivo en pendientes. Es importante aprender el orden en el que se efectúan y comprender en qué consisten, qué efectos tienen sobre la plantación y cómo y cuándo se realizan.


DESBROCE

Si queremos plantar viñedo en una parcela, lo primero que tendremos que hacer será limpiar la zona en la que se va a trabajar. Es decir, eliminar todo aquello que pueda interferir en el buen desarrollo posterior de las cepas, incluyendo la vegetación espontánea o el cultivo anterior. Esto no quiere decir prescindir de ribazos, pequeños bosques o árboles singulares existentes en el terreno. Todos ellos se pueden mantener, integrando el viñedo en el paisaje de la zona, en función del grado de mecanización deseado en la plantación. Este proceso puede ser más o menos complejo según donde se realice. Así, puede efectuarse sobre un terreno erial o sobre un terreno cultivado.


- Sobre Terreno Erial: en el caso de un terreno sin cultivo previo esta operación resultara más sencilla, ya que la vegetación espontánea es principalmente herbácea salpicada de pequeños arbustos y zarzas. La limpieza se efectúa normalmente en verano u otoño, mediante desbrozadoras y excavadoras. Sin embargo, si se trata de un cultivo leñoso, normalmente frutal, es preciso arrancar las plantas y eliminar todas las raíces posibles por ser muchas veces un foco de infecciones, e incluso producir sustancias alelopáticas (compuestos bioquímicos que influyen en la supervivencia de otros). Tras el desbroce de de este terreno se efectúa la "roturación", que consiste en labrar a gran profundidad estas tierras para ponerlas en cultivo. Aunque puede ser necesario realizar más pases de labrado ya que el terreno estará mucho más compactado al no haber sido cultivado durante años.


- Sobre Cultivo Precedente: Derribar plantas de gran porte requiere de una maquinaria potente, con una estructura de empuje acoplada. Por eso se recurre habitualmente a los bulldozer. En otras ocasiones, se talan los árboles y arbustos antes de proceder a su arranque, manteniendo un tocón (Parte del tronco de un árbol que queda unida a la raíz cuando lo cortan por el pie) de 30 a 80 cm para enganchar con facilidad las cadenas o las pinzas de extracción utilizadas en este proceso. Con la extirpación de estos árboles, se extrae también parte de las raíces principales de la planta. La eliminación de parte del sistema radicular con el arranque de la planta, se complementa con la extracción de raíces más finas durante las posteriores labores de desfonde realizadas en el terreno. Se deben sacar todas las raíces posibles de la parcela, destruyéndolas posteriormente.


ARRANQUE DEL VIÑEDO ANTERIOR

Si se pretende plantar en un terreno donde previamente había viñedo, el procedimiento será el mismo al anterior, ya que la viña es un arbusto. Pero en este caso, la eliminación masiva de raíces es sumamente importante, ya que además de producir sustancias alelopáticas, es probable que porten estructuras propagadoras de podredumbres de raíz, y sobre todo, nematodos, que causan daños directos a nivel radicular y pueden ser vectores de virosis existentes en el viñedo anterior. Si se dejan muchas raíces en el suelo y éstas tienen hongos o nematodos, tarde o temprano las nuevas cepas podrían ser contagiadas y comenzarán a observarse los síntomas correspondientes. Los daños ocasionados irán en detrimento de la cosecha obtenida y del desarrollo vegetativo, hasta que la planta muera.


Hay que realizar la plantación sobre terreno donde no se haya cultivado previamente viñedo. En caso de tener que realizar una replantación:
- No replantar inmediatamente después del arranque del viñedo precedente. Dejar al terreno un "periodo de descanso".
- Elegir patrones resistentes a nematodos.
- Utilizar planta sana, exenta de patógenos.


Para comprobar la existencia o ausencia de tales patógenos en el suelo, se efectúan análisis biológicos. La recogida de las muestras de suelo para realizar un análisis de hongos de raíz o de nematodos, es diferente del que se efectúa para conocer las características físico-químicas del suelo. Se recogerán 10-12 muestras por hectárea de suelo y subsuelo húmedo, de aproximadamente 500 gramos cada una. La persona encargada de realizar el análisis, debe identificar las muestras y llevarlas al laboratorio en 24 horas como máximo. Mientras tanto se conservarán refrigeradas.
 No se enviarán muestras para analizar en vísperas de fiestas, ya que hay que procesar la muestra en las 24 horas siguientes a su recogida. En este caso, se analiza la existencia de nematodos del género Xiphinema. En plantas con síntomas claros, se recoge la muestra alrededor de la cepa. En caso de la determinación en una finca, se toman muestras de distintos puntos de la parcela, en los primeros 20 cm de suelo, hasta alcanzar un peso de 1 kg. La persona que realiza la petición del análisis, debe identificar las muestras y conservarlas a temperatura ambiente. En este caso se detecta la existencia del hongo del género Armillaria.


De verificarse la existencia de alguno de estos patógenos se debería dejar "descansar" el terreno durante 6-7 años tras el arranque del viñedo anterior, cultivando en él especies herbáceas durante este intervalo de tiempo. En caso de plantación inmediata se procederá a una desinfección del suelo al año siguiente del arranque del viejo viñedo, tras establecer durante el invierno un cultivo intermedio. Hay quienes tras la última vendimia y antes de arrancar el viñedo, debilitan las cepas mediante la aplicación de herbicidas sistémicos. De esta forma, la nutrición de los patógenos disminuye, reduciendo su población, y por tanto, su poder de infección. Posteriormente, realizan la extracción de las cepas.


DESINFECCIÓN DEL SUELO

- Desinfección Natural: Lo ideal en una parcela donde se ha constatado la presencia de nematodos o enfermedades de raíz mediante análisis biológico, es dejar transcurrir 7 años antes de plantar de nuevo, para que los restos de las raíces del viñedo anterior se descompongan y que estos patógenos mueran o, al menos, descienda su población a un nivel asumible. Durante este tiempo se cultivarán especies herbáceas, principalmente cereales. Si no se puede mantener este reposo y la replantación del viñedo se va a efectuar después del arranque, es necesario hacer una desinfección previa, tras haber eliminado las raíces con la ayuda de labores de desfonde y cultivando cereal durante una campaña. Se trata de una práctica cara y que no tiene un éxito asegurado. En cualquier caso, se puede realizar una combinación de los dos métodos explicados para una replantación de viñedo, dejando descansar el terreno tres o cuatro años, y posteriormente, aplicar una desinfección.


- Desinfección Química: la desinfección química consiste en la inyección en el terreno de productos nematicidas o fungicidas a 30-50 cm de profundidad, manteniendo sellada la superficie, al menos durante dos meses, para que la toxina haga su efecto. El terreno debe estar con tempero, bien labrado, mullido, sin terrones ni restos de cosechas anteriores. Es preciso que la temperatura del suelo esté entre 10 y 20 ºC, para que las emisiones gaseosas del producto se difundan homogéneamente entre sus poros. Esta desinfección se efectúa en otoño, un año después del arranque y unos 5-6 meses antes de la nueva plantación.


La aplicación se realiza por medio de un apero con varias púas de subsolador a las que se sujetan conductos que dispensan el producto químico desde la bombona o depósito que porta el tractor. Después de la inyección se sella el terreno pasando un rodillo pesado por la superficie. Tras dos meses de inactividad en la parcela, en enero-febrero se airea el terreno con pases cruzados de subsolador o cultivador. Esta labor se efectúa para eliminar totalmente el producto que pueda quedar en el suelo. Posteriormente, tras realizar el resto de labores preparatorias, a partir de marzo se puede proceder a la plantación.


Aunque la desinfección química es la más habitual, nos encontramos con los siguientes inconvenientes:

- Tiene un alto coste.
- No se asegura la desinfección en suelos profundos.
- Resulta tóxica para las raíces del viñedo, con lo que exige una buena aireación. Produce un alto porcentaje de marras en el viñedo.
- Se elimina toda la flora y fauna existente en el suelo.
- Biofumigación: En este caso, los gases utilizados proceden de la descomposición del estiércol y otros residuos agrarios.
- Vapor de agua: En esta desinfección el efecto letal lo provoca la alta temperatura del vapor de agua inyectado.
- Solarización: la desinfección consiste en cubrir el suelo con un plástico en pleno verano y confiar en que el calor del sol mate a los nematodos y otros patógenos. No es un método seguro.
- Irradiación de microondas: Es un método experimental, eficaz a nivel superficial del terreno.

  
MOVIMIENTO DE TIERRAS

- Terreno llano: las líneas se realizaran colocando las plantas a distancias regulares.

- Terreno en pendiente: La vid es una planta rústica, adaptada a suelos poco profundos y pobres, como los de ladera, donde resulta imposible cultivar otras especies. Durante muchos años se ha plantado vid en estos terrenos en pendiente, llegando a ser en algunos casos, una viticultura característica del lugar.

- Terreno irregular: la plantación puede seguir los mismos principios que en la situación anterior, pudiendo ser interesante realizar una nivelación del terreno para dejarlo prácticamente llano. Hay que considerar que esta operación de nivelación favorece el riego en el viñedo, ya que con ella se controla la presión y el caudal aportado en cada zona de la finca. Además facilita determinadas labores como la vendimia mecánica. La nivelación hay que realizarla después de haber efectuado la mayoría de las operaciones preparatorias para la plantación, justo antes de las labores secundarias. Se utilizan máquinas especiales denominadas niveladoras. Si la nivelación es importante debe realizarse un capaceo (acopio previo de la capa superficial de tierra, más fértil, para su extendido y reaprovechamiento) de, al menos, 50-60 cm de profundidad. De esta forma los horizontes mantendrán su posición original y el terreno seguirá siendo fértil. Como esta operación es muy costosa económicamente, suele ser poco frecuente.


DRENAJE

La cepa es una planta que prefiere los terrenos secos a los que son excesivamente húmedos, no soporta los suelos encharcados porque es sensible a la asfixia radicular. Por ello, allí donde pueda haber problemas de este tipo, se deben poner sistemas de eliminación del agua sobrante, o lo que es lo mismo, drenajes, bien sean superficiales o subterráneos. En todos los casos las conducciones deben estar inclinadas para facilitar la evacuación del agua, ya que fluye por gravedad.


- Drenaje Superficial: utilizado en zonas con precipitaciones copiosas o frecuentes, o en terrenos con escasa permeabilidad en las capas superficiales, donde se pueden llegar a generar problemas de escorrentía. Consiste en la creación de zanjas abiertas con una ligera pendiente, para evacuar fácilmente el agua por gravedad hasta un cauce natural. Se efectúa mediante movimientos de tierras, con maquinaria especializada o retroexcavadoras. Es un sistema económico y de fácil mantenimiento, aunque crea grandes limitaciones en el cultivo del viñedo.

  
- Drenaje Subterráneo: se lleva a cabo en suelos con una capa freática elevada, lo que origina la saturación de agua de horizontes más profundos que en el caso anterior, pero donde todavía existe desarrollo radicular del viñedo. Se realiza colocando o generando conducciones de drenaje por debajo del nivel freático de la parcela y, en caso de que la hubiera, sobre la capa impermeable que impide la infiltración del agua a mayor profundidad.


La evacuación de aguas subterráneas se puede efectuar por medio de:

- Tubos de Drenaje en el Fondo de una Zanja: estos drenes pueden ser cerámicos, de hormigón o mayoritariamente de plástico perforado y se deben recubrir de material filtrante para no obturar sus poros. Para colocan los drenes de plástico flexibles, se abre el surco con un rejón y detrás se va colocando el tubo de PVC, que se desenrolla de su bobina de forma mecánica. Si los tubos son rígidos las zanjas se realizarán con retroexcavadoras y las conducciones se dispondrán manualmente.

- Drenes Topo: se utiliza en terrenos arcillosos. Consiste en hacer una galería a 50-80 cm de profundidad, mediante un brazo subsolador con una esfera metálica encadenada en la parte posterior. Este canal hueco formado actuará como desagüe. La labor se realiza con el suelo ligeramente húmedo.

- Zanjas Subterráneas Rellenas de Material Permeable: (piedras, cascajo, ladrillos, material de desescombro, etc.). Es una forma rudimentaria y barata de sanear un terreno. Tras abrir y llenar parcialmente las zanjas con los materiales citados, éstas se recubren con tierra vegetal. Esta clase de drenaje es cada vez más habitual, aunque en algunos casos la inversión inicial es alta y la limpieza de los conductos resulta dificultosa. Su principal ventaja es que permite la mecanización de toda la parcela, sin presentar ningún obstáculo en su cultivo.


ENMIENDAS Y ABONADO DE FONDO

Enmiendas: Las enmiendas intentan corregir ciertos defectos del suelo, mala textura o exceso de acidez o basicidad. El abonado de fondo tiene por finalidad asegurar una buena alimentación mineral de la cepa durante sus primeros años de vida, corrigiendo carencias y almacenando en profundidad reservas de elementos poco móviles: P, K y Mg principalmente. Hablamos de enmiendas cuando se producen cambios importantes en la estructura o en la acidez de los suelos, debido a la aplicación masiva de productos.


- Enmiendas orgánicas: aumenta el nivel de materia orgánica.
- Enmiendas básicas: se realiza en suelos muy ácidos.
- Enmiendas ácidas: se efectúa en zonas calizas.


En el caso de las orgánicas realizamos la enmienda mediante estiércol, que puede ser sólido o líquido. La aplicación del primero se efectúa normalmente mediante remolques distribuidores de estiércol. El reparto superficial del purín se realiza por gravedad, desde cubas que son arrastradas por un tractor, aunque también puede enterrarse directamente utilizando rejas a las que se han fijado tubos distribuidores. En este caso, el abonado se puede efectuar tras la preparación total del terreno. Las correcciones del pH (enmiendas ácidas o básicas) se realizan con la misma maquinaria que el abonado de fondo.


Abonado de fondo: consiste en aportar sustancias minerales que quedan retenidas en los primeros 50 cm del suelo y son difícilmente lixiviadas. Para calcularlo correctamente, es imprescindible realizar un análisis de suelos previo. Sólo se efectuará en suelos francos y arcillosos. Cuanto más pesada sea la textura mayor podrá ser el abonado, acumulando reservas para más años. En suelos con más de un 60 % de arena no es factible llevarlo a cabo, ya que se pierde antes de que lleguen las raíces a él, siendo arrastrado por el agua de lluvia que drena a capas inferiores.

En este tipo de abonado y en las enmiendas de acidez, se utilizan productos granulados, cristalinos o en polvo. Para extender estos compuestos se utilizan dos clases de abonadoras, diferenciándose según su forma de distribución. Así, podemos encontrar abonadoras centrífugas y de gravedad, actuando cada una de ellas según indica su nombre. En el caso de los productos pulverulentos se utilizan distribuidores neumáticos. Las enmiendas y el abonado de fondo se suelen realizar en otoño o invierno, justo antes del laboreo de fondo o del superficial. Los compuestos se extienden de forma uniforme en superficie, y se mezclan en el terreno con las labores citadas.


 DESFONDE O LABOREO DE FONDO

Los dos nombres hacen referencia a lo mismo, a la profundidad a la que se llega en el terreno al realizar esta tarea, que no consiste en otra cosa que en ararlo. Y es que, su fundamento se basa en labrar lo más profundo que se pueda. El desfonde consiste en labrar el terreno alcanzando como mínimo 60 cm de profundidad. Esta labor requiere aperos que resquebrajen el terreno (subsolado) o desmenucen e inviertan las capas del suelo (volteo), acoplados a tractores de gran potencia. En ocasiones el término desfonde se asocia exclusivamente al laboreo con volteo, denominando subsolado al otro tipo de labranza, realizado con subsolador.

Los primeros años tras la plantación interesa un gran desarrollo radicular de la planta, y esto se favorece con el laboreo previo en profundidad, ya que con él se logran los siguientes objetivos:

- Extraer las raíces de cultivos precedentes y eliminar así posibles focos de infección.
- Romper capas del subsuelo que resultan limitantes para el cultivo.
- Mullir el suelo para favorecer el crecimiento del sistema radicular de las cepas plantadas.
- Airear el terreno y beneficiar así la respiración de las raíces y de otros organismos que habitan en él.
- Favorece el almacenamiento de agua al mejorar la porosidad del terreno y la infiltración.
- Incorporar el abonado de fondo y enmiendas efectuadas.
- Desenterrar grandes piedras del suelo para extraerlas de la parcela.


Estos trabajos también se denominan laboreo primario, y existen dos formas de realizarlos, por medio del volteo y del subsolado:

- Volteo o alzado: Es una labor profunda en la que se forman bandas de terreno que se voltean y desmenuzan al caer. De esta forma, los horizontes del suelo y subsuelo se invierten. Se debe realizar a una profundidad de más de 80 cm, con el suelo en tempero y por medio de grandes arados de vertedera. Sólo es conveniente realizar el volteo en suelos profundos y homogéneos, o en aquellos donde se quiera mezclar el suelo y el subsuelo, buscando un nivel intermedio en sus características edáficas y así corregir algún defecto de uno de los estratos. Pero hay que tener cuidado, porque no conviene subir a la superficie piedras, ni costras de arcilla o de roca petrocálcica provenientes del subsuelo. En estos casos sería recomendable realizar previamente un subsolado. 

Se trata de una labor muy útil para eliminar raíces del cultivo anterior, pero requiere que una cuadrilla vaya detrás, recogiéndolas y sacándolas del viñedo. Además envuelve con facilidad el abono y enmiendas efectuadas. Por último, el efecto de mullido del terreno es bastante efectivo y perdurable.
Se realiza varios meses antes de la plantación, con el suelo a tempero, normalmente en otoño. La otra posibilidad de trabajar el terreno en profundidad es mediante un subsolado.

  
- Subsolado: consiste en un laboreo perpendicular a la superficie, en el que se fisura verticalmente el terreno y se resquebrajan los horizontes, al arrastrar el tractor una o varias púas rígidas que penetran más de un metro de profundidad, cuando el suelo está seco. Se deben realizar dos pases cruzados. Este método es menos drástico que el alzado, y no te equivocas nunca al realizarlo. El subsolado es preferible al volteo cuando la capa profunda del suelo es limitante (pedregosa, petrocálcica, arcillosa, etc.). Se utiliza en terrenos con perfil heterogéneo, que no conviene alterar. Este laboreo vertical no es efectivo en suelos arenosos, ya que el suelo no se agrieta y los cortes vuelven a cerrarse tras el paso de la uña.

Mejora en gran medida la infiltración de agua y el desarrollo de raíces pivotantes. Sin embargo, no deja tan mullido el terreno como el volteo y su efecto es menos duradero. La extracción de raíces resulta también menos eficaz. Y además, el abonado de fondo y las enmiendas no llegan a incorporarse, por lo que es preciso realizar un volteo complementario posteriormente a 30-40 cm.  Se efectúa en el verano previo a la plantación. El apero utilizado es un subsolador, normalmente de tres púas, que puede labrar una hectárea en 3 ó 4 horas.



ACONDICIONAMIENTO DE LA SUPERFICIE DE PLANTACIÓN

Tras haber efectuado trabajos de preparación del terreno a gran profundidad, queda por acondicionar el horizonte superior del suelo para proceder, posteriormente, a la plantación. La finalidad de estas últimas labores consiste fundamentalmente en dejar bien mullida la capa del suelo donde se colocará la planta, eliminando las piedras que puedan interferir en su desarrollo. Así, se distinguen las tareas de despedregado y laboreo secundario.

- Despedregado: en terrenos con mucha piedra, es fácil que ésta aflore a la superficie al realizar labores de labranza, lo que dificulta la ejecución de los trabajos vitícolas y desgasta rápidamente los aperos de cultivo. Por ello, se extraerán de la parcela las piedras de gran tamaño que surjan durante las tareas de preparación del viñedo.

Para eliminar las rocas situadas en la capa superficial del terreno se utiliza la despedregadora, con la que se limpian los primeros 20-30 cm. Sin embargo, también existen viñedos con la superficie totalmente cubierta de cantos rodados relativamente grandes, en los que la calidad de la uva obtenida compensa el esfuerzo extra generado. Por otro lado, en algunas zonas pedregosas donde la roca-madre está poco fragmentada y la pendiente es acusada, se utilizan las piedras extraídas para formar los muros de contención de terrazas y bancales.

  
- Labores secundarias o complementarias: Tras la preparación del suelo en profundidad y una vez que se han realizado todas las operaciones auxiliares necesarias, se realiza el acondicionado de la capa superficial del terreno, por medio de labores complementarias superficiales. El objetivo es dejar el suelo mullido y liso, dispuesto para su plantación inmediata. También se eliminan las malas hierbas que hayan podido quedar o germinar tras las labores anteriores.

- Gradas de discos: Efectúa el corte del terreno con un pequeño volteo y mezcla de la tierra. Con este apero se pueden incorporar al terreno enmiendas y abono de fondo aportado tras el desfonde.

- Cultivadores: El efecto de mullido y rotura de terrones aumenta con la vibración de sus brazos cuando la labor se realiza a velocidad.

- Fresadoras: Realizan una labor doble, voltean y mullen el terreno. Pueden disgregar terrones muy compactados, aunque su utilización inadecuada puede resultar perjudicial para la estructura del terreno. No se puede utilizar en terrenos pedregosos.

Para dejar la superficie del terreno regular, se pueden colocar gradas de púas en la parte posterior de los aperos. Las labores secundarias labran el terreno con pases cruzados, a una profundidad de 15-30 cm. Se realizan con el suelo a tempero y a gran velocidad para romper los terrones que hayan queda quedado en la capa superficial. Así el rendimiento puede ser de una a dos h/ha.

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